Nadie puede prever a ciencia cierta qué exactamente ocurrirá en breves horas en el país, en particular en las regiones mencionadas, y por ello en este momento solamente se atina a hacer una reflexión para que prime el sano juicio, la sensatez popular y la madurez democrática.

Nadie puede negar —como el Gobierno ha reconocido— que los cabildos son una expresión plenamente democrática y es en ese sentido que deberá prevalecer, en ellos, los principios de tolerancia, respeto y la vigencia de la ley.

En los últimos días han cundido en el país los clamores, en particular, citadinos por la paz, la unión y el respeto a la democracia en el país. Las voces se levantaron desde diferentes frentes.

Es de lamentar que en tiempos de democracia se estén viviendo atropellos a las libertades individuales y colectivas. Y no se puede dejar pasar las denuncias de intolerancia que se han dado. No sólo apuntando hacia las personas que difieren con uno u otro sector confrontado, sino hacia la libertad de opinión, de información y de prensa.

Radio Alternativa, una subsidiaria de la Red de Escuelas Radiofónicas de Bolivia (Erbol) tuvo que suspender sus emisiones en Santa Cruz por prolongadas horas para preservar la integridad de sus instalaciones y la de su personal que recibió amenazas por sus críticas al movimiento cívico cruceño. No suficiente con aquello, se inscribieron sentencias en su fachada. Asimismo, en la misma ciudad un periodista paceño estuvo a punto de ser agredido por una turba simpatizante a los movimientos autonomistas.

A este extremo se está llegando. A intentar acallar la voz de los que difieren y tienen la libertad de disentir. Quienes impulsan estas acciones se olvidan de que Bolivia vive en democracia y que la democracia es sinónimo de libertad, de tolerancia y respeto.

Quienes violan aquellos preceptos no son dignos de esta tierra y menos del sistema democrático. En estas horas cruciales y de especial tensión en el país, sólo se puede pedir respeto a las diferencias.