Como que la historia se repite. Hace más de medio siglo las relaciones entre Argentina y Uruguay "andaban a las patadas". Como ocurre hoy.
En aquella época, fines de los '40 y principios de los '50, el general Juan Domingo Perón, un hombre que en ese entonces abrazaba las ideas nazi-fascistas y que reiteradamente llevó a la práctica sus métodos, presidía a la Argentina. Hoy hay muchos que comparan al comandante Hugo Chávez con el líder argentino. La diferencia es que el venezolano se autocalifica solo de socialista, y dice ser de izquierda y progresista, aunque los métodos que aplica son los mismos que practicaba Perón en su primera incursión por el poder en el país sureño.
También por aquella época Perón, asumiendo "la tercera posición", tenía como objetivo fundar una unión sudamericana, como contrapeso o enfrentada a EEUU. Tal cual Lula y Chávez lo proclaman hoy. El diario uruguayo El Día, ya desaparecido, tildaba el plan argentino de "proyecto imperialista que se disfraza… (de) antiimperialismo".
El sueño de Perón no pudo concretarse. Ahora nuevamente está en marcha, encabezado y disputado, en cuanto a su liderazgo, por los mandatarios de Brasil y Venezuela. La semana pasada se cumplió una segunda etapa con ese propósito y los representantes de las doce naciones del subcontinente -ocho de ellos jefes de Estado- se reunieron en Cochabamba (Bolivia) y firmaron una declaración, donde lo único concreto es que se volverán a reunir en Cartagena (Colombia) el año próximo y que previamente habrá una "Cumbre Energética" de la Comunidad Sudamericana de Naciones (CSN) en Caracas.
La larga Declaración de Cochabamba resultado de la II Cumbre Sudamericana, no obstante sus buenos principios, mejores intenciones y los objetivos que proclama, revela que hubo pocos avances.
Es que no pueden darse los milagros en un continente donde los conflictos, por más que se quieran disimular, son notorios y crecientes en cantidad y gravedad. El Mercosur está en crisis y hoy es solo un instrumento político alejado de los fines para los que fue creado. Argentina y Uruguay están enfrentados, como solo otra vez lo han estado a lo largo de sus historias. La Comunidad Andina de Naciones sigue siendo el blanco de fuertes ataques de Chávez. Brasil está resentido con Bolivia, y la pulseada Lula - Chávez ya no se demora más y ha comenzado a hacerse evidente.
Si hubo un hecho que podía ser destacado como noticia de esta cumbre fueron, precisamente, las diferencias y discusiones entre estos dos mandatarios, que impidió la creación de la Secretaría Permanente de la CSN defendida por Chávez y resistida por Lula. En definitiva -según lo manifestó uno de los participantes- no hubo avances en lo institucional ni voluntad política para ir hacia una efectiva integración. No ayudó ni la fórmula del enemigo común -el imperialismo norteamericano- por cuanto ya es muy difícil esquivar una realidad que muestra un imperialismo intrarregional y donde los tan mentados y temidos "tentáculos" pertenecen cada vez más a empresas que no son del Norte sino que están a los costados. Parecería que lo del desaparecido diario El Día no ha perdido vigencia.
La cumbre de Cochabamba, realizada en un contexto de tensión a raíz de la difícil situación política que vive Bolivia, en alguna forma reflejó a nivel de las naciones reunidas las divisiones que a nivel interno se viven en el país del altiplano.
Para algunos fue un anticipo de las dificultades que traerá consigo el próximo año, ya pasadas las elecciones en varios de los países de la región, debido a la "competencia" entre los líderes de cada país en una comunidad donde todos son "caciques" y escasean los que aceptan ser indios.