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11/03/2005 | Vale la pena retener a Georgia y Ucrania dentro de la CEI?

Piotr Goncharov

La iniciativa de Kíev y Tbilisi, así como de Kishiniov, que se ha unido a ellos, de reanimar a la GUUAM se acoge en Moscú como una maniobra antirrusa y un golpe asestado por la espalda a la CEI. Se expresan las opiniones de que si al triunvirato Georgia - Ucrania - Moldavia se une Azerbaiyán, surgirá un bloque político y económico, con el que se dará por poco un "golpe de gracia" a la CEI, para que acaben sus torturas, y que ese bloque será el rival principal o hasta el sepulturero del Espacio Económico Único (EEU), entre cuyos miembros, junto con Rusia, Bielorrusia y Kazajstán, figura también Ucrania.

 

La GUUAM es una organización que estaba integrada, de acuerdo con esta sigla rusa, por Georgia, Uzbekistán, Ucrania, Azerbaiyán y Moldavia, pero pese a los intentos de sus miembros y la ayuda de Estados Unidos de convertirla en un organismo vital, resultó ser incapaz de funcionar. Hay su lógica en la afirmación de que se trata de un paso antirruso. Baste con analizar los recientes esfuerzos que desarrollaron Tbilisi y Kíev en la política exterior. Por ejemplo, el secretario de prensa de Victor Yuschenko dijo: "La parte georgiana expresa la esperanza de que Ucrania asuma el papel de líder en Europa del Este". En Moscú han tomado nota también de la manifestación que hizo el propio Mijaíl Saakashvili al conceder entrevista a la influyente edición francesa Le Monde. Kíev y Tbilisi se orientan a integrarse en estructuras occidentales, porque Rusia no les deja otra opción, y, dispuestos a distanciarse de Moscú, han decidido formar en la CEI un "puente democrático", dijo Saakashvili.

Es de suponer que precisamente a la GUUAM se le asigna el papel de tal puente, por la parte oriental del cual van a hacer cola otras repúblicas de la CEI deseosas de integrarse en la UE cueste lo que costare.

Pero parece dudoso que Kíev y Tbilisi logren reanimar en pleno volumen la GUUAM, que surgió como consecuencia de la aspiración de Georgia, Ucrania y Moldavia a disminuir su dependencia con respecto a los agentes energéticos rusos. Se cifraban esperanzas en los recursos energéticos de Azerbaiyán y Uzbekistán, los que no ocultaban sus planes de exportar hidrocarburos a Europa y de participar en proyectos "globales", según se solía decir, tales como TRACECA y la Gran Ruta de Seda.

Pero desde aquella época ha cambiado mucho tanto en las relaciones que Moscú mantiene con Tashkent y Bakú como dentro de la propia organización. Las relaciones de Moscú con esos dos miembros de la GUUAM han mejorado sustancialmente, pero la propia organización resultó ser impotente, los proyectos "globales" no llegaron a funcionar.

En junio de 2002, la abandonó Uzbekistán, reservándose sólo el derecho a tomar parte en determinadas actividades. A juzgar por los ánimos reinantes en Tashkent, Uzbekistán no tiene planes de retornar. "La orientación política que tienen hoy día Ucrania, Georgia y Moldavia nos hace revisar nuestra actitud hacia la GUUAM. Todavía no hemos decidido si vamos a seguir siendo miembro de ésta", dijo en febrero el líder uzbeco Islam Karimov.

Se ignora la posición que mantiene Bakú, sobre todo con respecto a la orientación política antirrusa de esa organización, a la que se pretende reanimar. Tampoco las "entonaciones de terciopelo" que parten de Georgia, Ucrania y ahora de Moldavia son de agrado de Bakú. Pero el problema fundamental consiste en si le van a alcanzar hidrocarburos a Azerbaiyán para darle a la GUAM (ya abandonada por Uzbekistán) las apariencias de un organismo que funciona. Pues el propio presidente ucranio dijo que el objetivo de Ucrania, reflejado por Kíev en sus iniciativas, consiste en "junto con otros miembros de la GUUAM presentar varios proyectos que les permitan a Ucrania y Georgia, y también a países limítrofes, encontrar una variante alternativa de suministro de agentes energéticos a los mercados nacionales". ¿Quién si no Azerbaiyán está llamado a ofrecer hidrocarburos caspios como alternativa a los rusos? Pero si ello no se logró antes, ¿por qué sería posible hoy día?

La nueva primera ministra ucrania Julia Timoshenko, para quien el sector de energía es su caballo de batalla y quien, lo mismo que Yuschenko, se orienta a la integración en estructuras europeas, hace hincapié en realizar el proyecto de ampliar la tubería Odesa - Brody y alargarla hasta Polotsk. La renuncia al régimen reversivo en la explotación del oleoducto en cuestión debe llevar inevitablemente, según se cree, a desplazar a las compañías petroleras rusas, las que transportan en ese tramo su petróleo a Europa. Como era de esperar, Georgia ha expresado el deseo de cooperar con Ucrania en el uso directo del oleoducto Odesa - Brody.

Sin lugar a dudas, Rusia va a tener dificultades - pero no tan serias como Ucrania - cuando empiece a funcionar el oleoducto azerbaiyano-turco Bakú - Jeihan y se averigüe, probablemente, que el petróleo azerbaiyano simplemente no alcanza para las dos tuberías. Y es que tarde o temprano ello va a suceder.

O sea que la organización que pretenden reanimar Kíev y Tbilisi ya no es la GUUAM, ni la GUAM. Sólo queda la GUM, o más exactamente la GU+M, dado el grado de la actividad de sus miembros: Georgia, Ucrania y Moldavia.

Pues, ¿conviene retener a la GU+M dentro de la CEI? El politólogo ruso Serguei Karaganov, presidente del Consejo para la Política de Defensa Exterior, sostiene que los esfuerzos que vienen desarrollando Kíev, Tbilisi y Kishiniov se parecen mucho a una acción publicitaria y que su importancia se exagera infundadamente. Kíev aspira a erigirse en un segundo centro de influencia en la CEI, alternativo a Moscú, mientras que Tbilisi y Kishiniov le ayudan en ello enérgicamente. Moscú no debe reaccionar con nerviosismo ante tal proceder de sus ex amigos "ofendidos", le conviene más atenerse al principio: si algunos lo quieren mucho, por ejemplo, Georgia y Ucrania, que lo hagan. Pero al propio tiempo Rusia debería fijar rigurosamente los marcos de cooperación, partiendo de las realidades geopolíticas y las normas adoptadas en el mundo, y hacerlo también con respecto a Moldavia. Rusia sólo ganaría de ello. Por lo menos las perspectivas de la CEI sin la GUM (Georgia, Ucrania y Moldavia) no son peores que las de la GUM fuera de la CEI.

RIA Novosti (Rusia)

 



 
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