Luego que Israel se vio obligada a ingresar en el Libano para terminar con el continuo bombardeo de las comunidades del norte del país por parte de los terroristas palestinos, repentinamente el mundo entero comenzó a preocuparse de la situación del pequeño país.

Poco a poco las voces comenzaron a denunciar la presencia israelí (pero nunca la siria), y más adelante a pedir al unísono la retirada incondicional de Israel hasta sus fronteras. No importaba que las milicias del Hizbollah continuarán con el mismo poder para proseguir con ataques sobre Israel.

Durante el gobierno de Barak, se tomó la decisión sorpresiva de dejar el Libano, en una retirada que aunque necesaria, provocó de la forma que fue llevada a cabo un incentivó a los palestinos a actuar de la misma forma, ya que habían entendido el mensaje; a través de la lucha armada se puede hacer retroceder a Israel.

El Vice Primer Ministro y Ministro de Comercio Ehud Olmert dijo la semana pasada que ‘el ejemplo de retirada de la Franja de Gaza y del norte de Samaria debe tomarse del Libano’, en referencia al ‘virtual’ silencio que hay en la frontera norte, creyendo (o solo previendo) que así sucederá.

Olmert, no aprendió lo que si aprendieron nuestros enemigos sobre nuestra forma de actuar: que el mensaje de violencia provocó retirada y rendición del Ejercito más poderoso de Medio Oriente. Lo que no producen las negociaciones, entendieron los terroristas, se consigue con el terror.

Volviendo al tema Siria, es muy extraño que el asesinato del ex Presidente libanés Hariri, haya sido obra de los sirios, que entienden muy bien de política.

Ellos supondrían al planearlo, que de morir Hariri asesinado (un duro opositor de la ocupación siria) justo antes de las elecciones, los dedos apuntarían unicamente al regimen de Assad, como finalmente ocurrió.

Fuera del interés geopolítico de la presencia siria en el Libano, hay un millón de sirios que trabajan en ese país, una razón económica muy fuerte para pretender arruinarla tan facilmente. Por ello Assad solo anunció que el redespliegue de las tropas solo se hará hasta el valle de Bekaa, aún dentro del Libano, buscando de esta forma más aire, lo que fue catalogado de insuficiente por los Estados Unidos e Israel.

El más beneficiado de esta nueva situación resultó ser Estados Unidos, que ya viene siguiendo los pasos a Siria e Irán. Con esta nueva situación logró de un día para otro resolver (o comenzar a resolver) el tema libanés, quitando de esta forma un problema de la lista de objetivos del gobierno de Bush en el plano político de Medio Oriente, que exige que todos los paises esten bajo la supervisión y alineación exclusiva de la política norteamericana. De esta forma logrando descomprimir la ‘presión’ sobre el Libano y volcarla a Siria, mientras pueden continuar abocados controlar definitivamente Irak.

Israel debe tener en claro, que aunque esta situación puede serle favorable, debe saber que la política norteamericana se traza unicamente en pos de sus objetivos sin más ni menos.