La tendencia positiva de la economía coincide además con un deterioro del empleo juvenil y una disminución de la protección en el lugar de trabajo. El estudio argumenta que el enfoque más adecuado para la región debe combinar flexibilidad y seguridad y sugiere reformas en las políticas económicas, sociales y del mercado laboral. OIT EnLínea habló con las coautoras del estudio Sandrine Cazes y Alena Nesporova.

OIT EnLínea: A partir de fines de los años ’90 los países de Europa Central y Sudoriental han experimentado grandes cambios...

Alena Nesporova: Los mercados de trabajo de Europa Central y Sudoriental pasaron a través de un difícil proceso de transición caracterizado por la pérdida masiva de puestos de trabajo y la limitada generación de nuevos empleos en la década de los ’90, hacia una fase de estabilidad y liberalización en los primeros años de este siglo. Al contrario que en los primeros años de la década de los ’90, los modelos de mercado laboral en los nuevos y antiguos estados miembros de la Unión Europea ahora convergen. Aumenta la incidencia de formas de empleo flexible, especialmente con contratos de duración determinada. La legislación de la protección laboral ha sido liberalizada aún más para alcanzar los niveles de la OCDE, mientras que se ha debilitado la protección de los trabajadores a través de la contratación colectiva como resultado del decaimiento de la sindicación y la disminución de la cobertura de los acuerdos colectivos. Sin embargo, este bajo nivel de seguridad social ha sido compensado sólo de manera parcial por un crecimiento del empleo y seguridad del ingreso a través de un mayor acceso a la mediación laboral, readaptación profesional y otros programas que promueven la reincorporación de trabajadores despedidos y beneficios de desempleo más duraderos.

OIT EnLínea: Pero hay una aceleración económica en la región y ha coincidido con una disminución del desempleo.

Sandrine Cazes: Es cierto, pero el empleo aumentó sólo en cinco países de Europa Central y Sudoriental y sólo de manera moderada, así que puede hablarse de un “crecimiento sin empleo” en la región. Los niveles de empleo aún están por debajo de los de los miembros de la Unión Europea más antiguos. La baja del desempleo sigue alimentando más la inactividad que el empleo. La migración laboral, que ha aumentado a partir de la ampliación de la UE en 2004, es otro factor importante que contribuye a disminuir el impacto del desempleo. Hasta hace poco la peor situación en el mercado del trabajo se registraba en Polonia, donde el desempleo alcanzaba casi 20 per ciento en 2002-3 a pesar del buen comportamiento de la economía. En Polonia el empleo disminuía hasta 2004 y sólo comenzó a aumentar en 2005. En los dos últimos años se registró una importante reducción del desempleo, pero con una migración laboral que según estimaciones incluye a más de un millón de polacos.

OIT EnLínea: ¿Existe una tendencia general hacia la estabilización de los mercados laborales en la región?

Alena Nesporova: La estabilización de los mercados laborales fue confirmada por una disminución de la rotación de la mano de obra a partir de 2000, en todos los países de los cuales se dispone de datos, y por un leve aumento del promedio de permanencia en el empleo. Si miramos más atentamente los datos, se percibe la tendencia hacia una mayor segmentación del mercado laboral, un mayor porcentaje de trabajadores permanece menos de un año o más de 10 años con el mismo empleador. El primer grupo está formado en gran parte por trabajadores al inicio de la carrera con mayores capacidades profesionales y contratos a tiempo completo sin límite temporal y,  el segundo, por trabajadores jóvenes o mayores, menos capacitados, atrapados en trabajos temporales.

OIT EnLínea: ¿Qué tipo de trabajadores debe superar barreras más difíciles para entrar o regresar al mercado laboral?

Alena Nesporova: Jóvenes, trabajadores más viejos, minorías étnicas, trabajadores menos capacitados, mujeres que regresan de la maternidad y personas con problemas de salud. Muchos se ven obligados a hacer uso de los programas de la siempre menos generosa seguridad social y una parte de ellos busca trabajo informal para subsistir.

OIT EnLínea: ¿Cuál es la situación de las mujeres trabajadoras en la región?

Sandrine Cazes: La diferencia de género en la participación en el mercado del trabajo y tasas de empleo persiste en toda la región. Sin embargo, hay una leve tendencia hacia la superación de esta brecha en lo que se refiere a la participación en el mercado laboral, mientras que desde 2000 se observa una tendencia opuesta en el empleo. La situación del desempleo ha mejorado más para los hombres que para las mujeres. En términos del empleo, los hombres se han beneficiado del crecimiento económico más que las mujeres.

OIT EnLínea: ¿Y los salarios?

Alena Nesporova: Muchos países han intentado hacer más atractivo el trabajo aumentando los salarios mínimos comparados con el desempleo y los beneficios sociales. En un número siempre mayor de países se garantiza la protección del ingreso contra el riesgo de la insolvencia de la empresa o la bancarrota con el establecimiento de fondos de garantía del salario.

OIT EnLínea: ¿Cuáles son las implicaciones de las conclusiones del estudio para las políticas económicas y sociales de Europa Central y Sudoriental?

Sandrine Cazes: Abordar el crecimiento sin empleo es el reto más importante para las políticas laborales en la región. El gobierno, junto a los interlocutores sociales y a los representantes de los grupos sociales más vulnerables y de los desempleados, debe determinar el desarrollo social y laboral del país. A través del diálogo, deben decidir si el país diseñará su política económica y social siguiendo la línea de la Estrategia de Lisboa de la UE y el Programa Trabajo Decente de la OIT para alcanzar el triple objetivo de empleo decente y pleno, mayor productividad laboral, y cohesión e inclusión social, o si continuarán prevaleciendo los objetivos económicos.

Este libro muestra cómo puede alcanzarse el triple objetivo a través del enfoque de la “flexiguridad” que combina mayor flexibilidad del mercado laboral con la promoción de nuevos y más productivos trabajos y protección contra la caída en el desempleo prolongado y la pobreza. Ofrece una respuesta al dilema de cómo mantener y mejorar la competitividad y al mismo tiempo utilizar todo el potencial de las políticas sociales como factor productivo. Sin embargo, no hay modelo de flexiguridad que se ajuste a todos, y diferentes combinaciones de flexibilidad y seguridad pueden ser útiles para empleadores y trabajadores de acuerdo a las características de cada país. Aunque el equilibrio puede ser delicado, la aplicación de estrategias que beneficien tanto a empleadores como a trabajadores está a la base de este concepto.

^*/ Sandrine Cazes, Alena Nesporova (eds.), Flexicurity: A relevant approach for Central and Eastern Europe,  Oficina Internacional del Trabajo, Ginebra, 2007.