La pregunta que hay que hacerse es si luchar contra el Gobierno iraní o luchar con bombas. Pakistán también tiene poder nuclear y la comunidad internacional no está tan preocupada. Hay que actuar con Irán al igual que en el pasado se actuó con Ucrania, Libia, Sudáfrica y actualmente con Corea del Norte", afirma a La Vanguardia en una entrevista exclusiva el viceprimer ministro israelí, Shimon Peres, de 82 años, principal candidato a convertirse en presidente de Israel, en los próximos meses.

- La canción israelí en la próxima Eurovisión se llama El botón rojo,reflejando el gran fantasma de la sociedad israelí, la amenaza nuclear iraní ¿Hasta qué punto es real?

- El miedo es real, la pregunta es si este miedo tiene justificación o no. Yo creo que no, porque quien tenga intenciones de pulsar este botón rojo pensará en todos los botones rojos del mundo. El suyo no es el único que existe. No es tan simple como parece.

- ¿Usted considera que Estados Unidos cometió un error al lanzarse a una guerra contra Iraq, reforzando aún más a Irán?

- No lo creo. El problema del Gobierno norteamericano es que pensó en el principio pero no en el final. Pero yo creo que EE. UU. no tenía otra alternativa. La necesidad de derrocar a Sadam Husein era real. Provocó dos guerras: una contra Irán, que duró siete años, y otra contra Kuwait. Este dictador asesinó kurdos, iraquíes, y después violó el acuerdo con la ONU. Y quienes se manifiestan contra el ataque norteamericano, ¿por qué no se manifestaron en contra de Sadam?

- ¿Hasta qué punto Arabia Saudí sustituye a Egipto como intermediario en el conflicto israelí-palestino?

- Arabia Saudí cumple este papel porque tiene los recursos, la capacidad y el interés en hacerlo. Hasta ahora los saudíes creían que se podía resolver todos los problemas con dinero. Ahora comprendieron que el dinero no es suficiente. Y en comparación con Egipto, Arabia Saudí cuenta con mayores recursos. En mi opinión Egipto está satisfecho con esta situación. Este cambio no ocurre en contra de su voluntad.

- El Gobierno israelí se ha mostrado muy débil en los últimos tiempos. ¿Usted está de acuerdo con la opinión reinante que este Gobierno atraviesa días muy difíciles?

- La situación es mucho mejor de lo que se publica. Si lees el periódico te echas a llorar, si sales a la calle puedes ver un gran festival. La gente está contenta, la economía está muy bien, y esto no se le atribuye al Gobierno porque éste ya es casi irrelevante en el mundo. Los gobiernos de nuestros días ya casi son irrelevantes, ya no controlan el movimiento del dinero, el movimiento de las personas.

- ¿Es posible que la comisión Winograd provoque la dimisión de altos cargos del Gobierno?

- Puede ser que sí o que no. Nadie puede estar seguro.

- Se habla constantemente de la posibilidad de que explote una nueva guerra contra Hizbulah. ¿Usted cree que se cumplirá esta predicción?

- No creo. En mi opinión, Siria no puede declarar la guerra a Israel sin la ayuda de Egipto, por ejemplo. Siempre hay que estar preparados, pero difundir pánico e histeria es un error. No importa lo que diga Nasrala. Hizbulah tuvo grandes pérdidas en la guerra, alrededor de 650 personas y miles resultaron heridas, prometió que reconstruiría las casas destruidas y nunca lo hizo. No creo que esté dispuesto otra vez a arriesgar vidas. Es cierto que durante un mes y una semana un millón de israelíes se escondieron en los refugios, pero ¿qué logró Hizbulah con todo esto?

- Dicen que el cargo de primer ministro israelí es de los mas difíciles que existen. ¿Usted cree que esta función le queda grande a Ehud Olmert y de ahí su bajísima popularidad?

- Es una función difícil para cualquier persona porque dirigir a este país es muy complicado. Olmert intenta hacerlo con sangre fría y calma en la medida de lo posible. No hay que envidiarle ni subestimarle.

- Después del encuentro en la Meca en el que Hamas acordó con Al Fatah formar un gobierno de unidad nacional. ¿Usted cree que Hamas cambió a nivel ideológico?

- Yo creo que ellos intentan transmitir una imagen de cambio sin cambiar realmente. Se ven obligados a mostrar un cambio porque el pueblo palestino está mas hambriento que nunca, porque la pobreza ha aumentado y ellos habían prometido mejorar esta situación. Y por otra parte, esa es la única manera de recibir ayudas internacionales. Estos dos motivos no le dejan alternativa a Hamas mas que cambiar su plataforma ideológica.

- Pero Israel no tiene intenciones ni siquiera de hablar con ministros de Hamas en el marco del nuevo Gobierno palestino...

- No tenemos nada que hablar con ellos si ni siquiera nos reconocen como Estado. Es más, tampoco reconocen los acuerdos firmados en el pasado. No están dispuestos a reconocernos ni siquiera si se declara un Estado palestino. ¿Qué alternativa nos dejan? Aunque exista un gobierno de unidad nacional es necesario diseñar una política común. Si no, ¿para qué se necesita un gobierno, para discutir?