A cambio de su contribución, los invitados, la mayoría hombres vestidos con traje gris, tipo ejecutivos, hacían cola con copas y canapés para estrecharle la mano a Edwards y susurrarle algunas cosas al oído, mientras un trío de Nueva Orleans ponía la música ambiental al acto. Luego el organizador añadió: "Muchas gracias a todos, la gente de Fortress; sabemos que hay muchos candidatos a los que atender". Fortress Investment es uno de los gestores de los fondos de inversiones especulativas - los llamados hedge funds-más potentes de Wall Street: gestiona inversiones, de gente adinerada, por valor de 30.000 millones de dólares, cobrando comisiones desorbitadas para sus ejecutivos; es el único fondo que cotiza en bolsa.

La presencia de Fortress en un acto de un candidato demócrata a la presidencia de Estados Unidos para recaudar dinero es un ejemplo del papel decisivo que empiezan a desempeñar en la campaña de las primarias los fondos de Wall Street, rebosantes de dinero tras el auge financiero y los recortes multimillonarios de impuestos.

Hillary Clinton ha fichado a docenas de gestores de hedge funds para su campaña de recaudación de dinero, entre ellos el director de Farallon Capital Management, uno de los fondos más grandes del mundo. Barak Obama , por su parte, cuenta con el apoyo de dos gestores de fondos: Orin Kramer, de Boston Provident, y Jaime Rubin (hijo del ex secretario del Tesoro Robert Rubin) de One Equity. George Soros, el gestor de hedge funds más famoso, apoya a Obama.

Los bancos de inversión como Goldamn Sachs, Merrill Lynch y JP Morgan son ahora los principales contribuyentes a ambos partidos.

Uno de los candidatos republicanos, el mormón Mitt Romney, mantiene muy buenas relaciones con los fondos por su pasado de banquero en Boston. Y nadie tiene mas apoyo en los grandes fondos especulativos de Wall Street que Rudy Giuliani, que creó su propio banco de inversiones tras dejar la alcaldía de Nueva York en el 2001.

Edwards, ex senador por Carolina del Norte, presintió lo útil que le podría resultar el respaldo de una gestora como Fortress cuando, tras perder las elecciones presidenciales con John Kerry en 2004, fue a trabajar para esta misma empresa. Fue un astuto primer paso de su actual asalto a la Casa Blanca. Aunque lleva una desventaja bastante amplia con respecto Obama y Clinton en los sondeos, es un candidato muy serio.

Una vez que se pierda el brillo de las candidaturas de la primera mujer y del primer afroamericano de la historia de EE. UU, el perfil mainstream - tez blanca pero bronceada y acento de Carolina del Norte- de Edwards puede entrar en juego. Ya lidera los sondeos en las primarias de Iowa. Abogado que no aparenta sus 53 años, saca partido de sus orígenes humildes: "Es un hilbilly (un pueblerino no sofisticado) y jamás tira la toalla", dice su mujer Elizabeth cuya propia lucha victoriosa contra el cáncer de mama es otra baza de la candidatura de Edwards.

Desplazándose hábilmente a la izquierda desde 2004, es el candidato que más ha jugado la carta de clase social y populismo económico. En sus constantes viajes al interior del país critica los abismales diferenciales de renta de los superricos y el resto, protesta por la desindustrializacion del medio oeste mientras Wall Street prospera, y se compromete a eliminar los recortes de impuestos a plusvalías y a rentas altas. Por supuesto, el lunes ante la gente de Fortress tuvo que moderar el tono: "No tengo nada en contra de los que tiene éxito; mi padre no fue a la universidad y él está orgulloso de mi", dijo.