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Sociedad  
 
20/03/2007 | La edad y la derecha

Manuel Díaz Prieto

¿Resulta inevitable virar con el tiempo hacia posturas más conservadoras?

 

Inevitable", confirma Jaime con la fina ironía que sólo se alcanza cruzados los 80. "Porque se trata de conservarse vivo, una preocupación menos apremiante cuando eres joven".

"Absurdo", replica, también con humor, Teresa, 64 años, alumna de un taller de crítica histórica. "Los dos o tres trazos básicos que conforman tu actitud ante la vida apenas varían con el paso del tiempo. De mayor sigues siendo la adolescente que fuiste. Aunque es cierto que la vida te puede malear".

Queda claro que la maraña semántica en torno a lo que significan realmente términos como conservador, derecha o izquierda hace que la mejor respuesta a la pregunta que se plantea en el subtítulo sea la que usted mismo se dé: ¿Realmente cree que con la edad uno vira hacia posturas conservadoras? ¿Hasta qué punto está en lo cierto la sabiduría popular cuando lo repite en adagios y sentencias? ¿Es verdad que quien no quiere cambiar el mundo de joven es que no tiene corazón y el que no es conservador de viejo no tiene cabeza?

Dicen que la naturaleza, como la misma vida, es de derechas (y a veces de extrema derecha), pues aplica de forma implacable la pena de muerte y practica sin rubor la selección de los más fuertes y seductores (aunque se podría alegar que esta perspectiva de cómo es la derecha parece realizada desde la izquierda).

Sea como sea, las estadísticas indican que, de forma moderada, en las franjas de más edad, el voto conservador es mayoritario. En su investigación sobre las actitudes y valores de los mayores, Lourdes Pérez Ortiz, profesora de Sociología en la Autónoma de Madrid, lanza una explicación posible: "las tasas de afiliación son reducidas; sin embargo, el comportamiento electoral presenta tasas de participación muy elevadas".

Probablemente, el juicio firme de que hay que votar siempre porque es una obligación moral, una opinión que sustentan el 84,4% de los mayores, puede explicar en parte esta elevada participación electoral. De hecho, en algunos estudios sobre su participación electoral se afirma que aquí es, en realidad, donde reside la naturaleza conservadora de su comportamiento político: su tendencia a votar por considerarlo más una obligación cívica que un derecho y su tendencia a concentrarse en las alternativas más sólidas y visibles, en detrimento de partidos y opciones más novedosos.

Pero si hay otro rasgo que diferencia el voto de la gente de más edad es su elevada fidelidad a los partidos políticos a los que votan: casi siete de cada diez mayores votaron en las elecciones generales de marzo del 2004 al partido por el que suelen votar siempre, que es un fenómeno que se denomina voto cristalizado,es decir, que no varía de unas convocatorias electorales a otras.

Y la cristalización del voto aumenta a medida que uno envejece. " En cuanto al pragmatismo que suele aducirse en la orientación de su voto - explica la profesora Pérez Ortiz- la información de la que disponemos no es demasiado concluyente, pues el 51,9% afirma que hay que votar más con la cabeza que con el corazón, pero el 44,6% apuesta por lo contrario. En este sentido, los hombres parecen más cerebrales que las mujeres".

Y cuando les dan a elegir entre las grandes ideas, la capacidad de explicarlas con claridad o su capacidad para resolver problemas, ellos optan sin dudarlo por la última, la más práctica. Las grandes ideas sólo aparecen en tercer lugar. Las mujeres, de nuevo, resultan algo menos idealistas". Otro tanto sucede con la orientación que reclaman a los gobiernos: el 82,9% prefiere que sean eficaces, aunque no tengan una ideología poderosa", asegura la socióloga.

Según las estadísticas más recientes, las personas mayores se sitúan ligeramente más a la derecha que el conjunto de la población. La puntuación media en una escala de uno a diez, en la que el uno significa extrema izquierda y el diez, extrema derecha y según la encuesta postelectoral del Centro de Investigaciones Sociológicas, son el único grupo de edad que se sitúa por encima de los cinco puntos, es decir, más próximo a la derecha que a la izquierda. En general, esta puntuación media aumenta con la edad, sobre todo a partir de los 45 años y alcanza el máximo precisamente a partir de los 65 años. Sin embargo, todo ello no tiene efectos claros en el peso de este colectivo dentro de la clase política: en los parlamentos y asambleas de comunidades autónomas, por ejemplo, apenas llegan al3% de representantes.

Así que la fidelidad ideológica es un rasgo de la edad madura; pero, no faltan ejemplos de tránsfugas rutilantes que a lo largo de su vida han realizado largos recorridos desde el extremo izquierdo del espectro al centro derecha. Y más allá.

El icono mediático de cierta derecha, Federico Jiménez Losantos. resulta un caso paradigmático. Pero nadie como Pilar del Castillo, ex ministra de Educación con el PP y que inició su carrera política en Bandera Roja, explicó este viaje de forma más clara: "Es que ahora tenemos algo que conservar".

"Nunca creas nada de lo que te diga alguien de más de 30 años", repetía Daniel Cohn-Bendit durante el mayo francés. Hoy, diputado verde, ha dejado de creer en la revolución y se muestra izquierdoso, pero moderado.

"Porque la ideología de izquierda y de extrema izquierda tiene efectos perversos que es necesario tener el coraje de denunciar. Hay una forma de pensamiento estatista en la izquierda que ya no sirve en nuestras sociedades. El problema es que ese pensamiento estatista también criticado por lo que llamamos el neoliberalismo. Y entonces, uno es denunciado como un soporte incondicional de ese neoliberalismo. Durante la última campaña francesa, cuando lancé la fórmula provocadora de que era un liberal libertario,quise decir: ´Atención, el liberalismo político tiene una influencia benéfica extraordinaria sobre lo que llamamos las instituciones democráticas, sobre la reflexión de la democracia´.

Para Cohn-Bendit, si hay un punto débil de la izquierda tradicional, ahora y durante mucho tiempo, es justamente su reflexión sobre la democracia. El ex líder juvenil cree ahora que se puede defender perfectamente la idea de una economía social de mercado en la que habría empresas autogestionadas democráticamente por los asalariados. "Hay viejas ideas que vienen de la izquierda, de los movimientos libertarios, que se podrían integrar en el universo de una economía social de mercado".

Mas acomodaticios y razonables

La perorata pone en evidencia hasta qué punto se han difuminado y transformado los viejos significados de izquierda y derecha. Como asegura George Soros, financiero y especulador, filósofo y filántropo, "tanto da que gobiernen las derechas que las izquierdas, el margen que les queda es muy pequeño".

El periodista Germán Yanke, enfrentado al encargo editorial de contar qué significa Ser de derechas,título que finalmente recibió el libro, se apunta a una derecha decantada hacia el liberalismo sin complejos, escéptica y antidogmática, defensora de la libertad individual y emancipada de la sombra franquista. "La edad nos hace acomodaticios y quizás también un bastante más razonables. Ya que todo deja de verse en blanco o negro y uno percibe los distintos matices que tiene la vida. Con el tiempo, uno va viendo que resulta más interesante ser razonable que salirse con la suya".

En todo caso y a medida que pase el tiempo culminará la implosión demográfica en marcha - cada vez habrá menos jóvenes y más ancianos- el voto de los mayores será cada día más decisivo. Nadie pierde de vista que dentro de un par de décadas la mitad de la población tendrá más de 60 años. Yque ellos serán entonces los que definan los programas políticos y piloten con su peso electoral los cambios sociales.

La Vanguardia (España)

 



 
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