Y añade que en un momento en el que empieza a existir un consenso generalizado sobre la duración de los combustibles fósiles, los países con más luz solar y posibilidades de producir cultivos alternativos energéticos, pueden convertirse en los grandes beneficiarios de esta revolución.  

Por lo pronto, es significativo que nuestro Gobierno esté ultimando la redacción de un decreto que obligará a las petroleras a mezclar biodiésel o bioetanol con los carburantes a la venta en la actualidad.  

De hecho, fuentes del Ministerio de Industria apuntan que el borrador estará listo a principios del mes de abril, reservándose el porcentaje de mezcla que propondrá para su puesta en marcha en 2008 y años sucesivos, hasta llegar al 15% en 2020. Esta norma comprometerá y responsabilizará directamente a las petroleras, que tendrán que ir aumentando gradualmente el porcentaje de biodiésel y bioetanol respectivamente con los gasóleos y las gasolinas.  

También se pondrá en marcha un sistema sancionador para todos aquellos que no cumplan con lo establecido, con multas que oscilarán entre los 600.000 euros y los tres millones de euros. En el terreno de las organizaciones agrarias, la iniciativa no puede ser más satisfactoria, ya que por cada hectárea cultivada para la producción de biodiésel (girasol y colza), o bioetanol (trigo o cebada), recibirán -aparte del precio acordado-, una subvención de 45 euros a través de los fondos europeos.  

Ahora quedaría por buscar alguna compensación para los usuarios de vehículos con diseños o tecnologías más respetuosas con el medio ambiente. Y no vale sólo con el argumento de jugar con el tan cuestionado impuesto de matriculación, para posteriormente penalizar con las tasas de los hidrocarburos.