Miles de somalíes intentan abandonar Mogadiscio, forman largas colas en espera de desvencijados camiones y autobuses o marchan a pie, a veces junto a un burro cargado con escasas pertenencias. Son la imagen de la desesperación. Huyen del terror causado por la ofensiva terrestre y aérea lanzada desde el pasado jueves por el ejército etíope - respaldado por Estados Unidos- y las tropas gubernamentales somalíes contra la Unión de Tribunales Islámicos.

Los choques han causado la muerte a unos 400 civiles, han dejado heridos otros 700 y han provocado el éxodo de unos 12.000 habitantes de Mogadiscio, según el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados. Desde febrero, han abandonado la capital unas cien mil personas.

El grupo de contacto para Somalia, reunido en El Cairo, intenta lograr un alto el fuego en este martirizado país. Ayer se respiraba una tensa calma en la capital, donde militares e insurgentes reforzaban sus posiciones. En las calles podían verse cadáveres, algunos despedazados. Los vivos temen salir de sus casas si no pueden abandonar la ciudad. "Los etíopes tiran sobre todo lo que se mueva", dicen.

Acnur y la Cruz Roja creen que la capital ha sufrido en cuatro días los años. Lejos de la hecatombe, en la sede de la Liga Árabe, en El Cairo, el grupo de contacto - EE. UU., ONU, Unión Europea, Liga Árabe y países africanos- decidía ayer que el primer objetivo era llegar al alto el fuego. Europeos y árabes pedían además la retirada de Somalia del ejército etíope. El delegado noruego, Raymond Johansen, señaló que el próximo paso debe ser una conferencia con participación islamista. En Mogadiscio, jefes del poderoso clan de Hauiye, opuesto al Gobierno, intentaron negociar un cese de hostilidades con oficiales etíopes.

El plan estadounidense para Somalia tampoco ha tenido éxito esta vez. La Unión de Tribunales Islámicos, señores de la guerra en el poder en Mogadiscio. Las milicias islamistas tomaron Mogadiscio en junio pasado tras meses de combates contra una alianza de señores de la guerra apoyada esta vez por Estados Unidos (que les había combatido en el pasado).

Desde el inicio de la guerra civil en 1991, tras el derrocamiento del dictador Siad Barre por esos caudillos, la capital fue dominada por jefes rivales que extorsionaban mediante el terror sobre la población. La Unión de Tribunales Islámicos, una coalición de tribunales de justicia rigurosos defensores de la ley islámica, fue cobrando fuerza a lo largo del 2006. Con su dureza lograron imponer orden. Algunos observadores destacan que la organización es muy heterogénea, dividida entre moderados y extremista. Muchos ciudadanos les apoyaron esperando a cambio orden y seguridad.