Los candidatos a la presidencia están tratando el tema de la venta de armas al público con una mezcla de incomodidad e indiferencia. Ello podría cambiar a la luz de la matanza en la universidad de Virginia Tech.

Algunos de los favoritos entre los republicanos, por su parte, expresaron en el pasado puntos de vista más liberales que los de la base partidaria, por lo que el asunto se torna delicado también para ellos.

La matanza de Blacksburg, Virginia, puede alterar todo esto. El ataque fue tan impresionante que paralizó las campañas electorales. Los candidatos suspendieron numerosos actos y, en sus primeros comentarios, expresaron su pesar por lo sucedido pero no opinaron sobre el tema de las armas.

El gobernador de Virginia Tim Kaine dijo que le parecía “despreciable” que alguien quisiese explotar políticamente el asunto tan rápido. “Quienes quieran armar una pequeña cruzada en torno a esto, que lo hagan en otro lado”, afirmó.

Tarde o temprano, no obstante, la sangrienta acción en que murieron 33 personas será seguramente un tema que nadie podrá evitar.

El republicano Rudy Giuliani abordó el asunto, un día después de que su rival dijo que no reconsideraría sus puntos de vista sobre el derecho constitucional a portar armas.

“Obviamente, esta tragedia no altera la segunda enmienda” de la Constitución, expresó Giuliani. “La gente tiene derecho a poseer y portar armas y la Constitución dice que no se puede quitar ese derecho”.

Giuliani, no obstante, propone que cada estado busque sus propias soluciones. En el pasado, el ex alcalde de Nueva York se había mostrado entusiasmado con la idea de registrar a toda persona propietaria de armas, una iniciativa más severa todavía que la de registrar simplemente las armas.

Giuliani y el también republicano Mitt Romney apoyaron en el pasado la prohibición de armas de combate, investigación de antecedentes de las personas que adquieran armas y otras restricciones muy resistidas por los defensores del derecho a poseer armas.

La demócrata Hillary Rodham Clinton también respaldó en el pasado la emisión de licencias para el uso de armas y un banco de datos con todas las ventas de armas.

En la actual campaña, todo candidato que alguna vez le disparó a un animal resalta su afición a la caza. Otros expresan su apoyo al derecho constitucional a portar armas o evitan el tema.

De ahora en adelante, les resultará mucho más difícil ignorar el asunto.

“No hablar del tema puede redituar beneficios en lo inmediato, pero no a largo plazo”, opinó James Kessler, de Third Way, agrupación centrista demócrata que promueve un control más estricto de la venta de armas.

Recordó, no obstante, que luego de la matanza de 15 personas en la escuela secundaria del pueblo de Columbine se pensó que se sancionarían leyes exigiendo el estudio de los antecedentes cuando alguien deseaba comprar un arma en una feria y “ello no sucedió”.

Las matanzas masivas con frecuencia dieron lugar a la sanción de leyes regulando la venta de armas, con resultados mixtos. Ahora que los demócratas tomaron el control del Congreso tras captar nuevos votos en zonas rurales, difícilmente revivan las propuestas más restrictivas del pasado, como la creación de licencias para usar armas o de registros nacionales.

El coreano responsabilizado por la matanza de Virginia Tech era un residente legal de Estados Unidos y tenía derecho a comprar revólveres a menos que hubiese sido convicto por algún delito grave. En la matanza usó una pistola semiautomática  de 9 milímetros y otra del calibre  22.

“Cuando un tipo viene y le dispara a 32 personas, es previsible que haya un cierto debate. Ahora no es el momento de ese debate, hasta que estemos seguros de lo que pasó y la gente haya tenido tiempo para reponerse”, expresó el presidente George W. Bush.