Julián lo decía en broma, desde luego, pero señalaba uno de los puntos clave del periodismo de nuestros días.

La competencia por el tiraje y por la audiencia ha llevado a los medios de comunicación a ser canales de transmisión de mensajes entre narcotraficantes.

El tema es fuerte y por lo menos hay que discutirlo. ¿Deben tener cabida en los medios de comunicación los recados macabros que mandan los narcotraficantes?

Acosados como están, envían mensajes de terror a la sociedad. Un decapitado, un torturado hasta la muerte, un mutilado, son exhibidos en lugares públicos para que los medios de comunicación reproduzcan las imágenes y la población sienta miedo.

Son actos terroristas. Ese es su objetivo: propagar el miedo entre la población para que ésta presione al gobierno a bajar la intensidad de la guerra contra el narcotráfico.

Igual cosa ocurre con los mensajes entre las pandillas de narcos. Un cadáver con una leyenda en el pecho: "Fulanitos, si entran a esta plaza así los vamos a recibir"… ¿merece ser reproducido en la primera plana de un periódico o en un noticiero de televisión?

La respuesta no es fácil. ¿Tiene un valor periodístico ese mensaje? Sí, sí lo tiene. Es un hecho, y es un hecho grave que demuestra el nivel de crueldad de los narcos.

Pero visto desde otra óptica, la reflexión es distinta: por ganar notas, podemos perder al país.

Si los medios de comunicación se abstuvieran de reproducir los mensajes de los narcotraficantes, los actos puramente terroristas disminuirían prácticamente a cero, porque van dirigidos específicamente a los medios de comunicación.

El narco sabe que los medios aprecian las imágenes impactantes. El espectáculo macabro vende. Por eso los narcotraficantes usan a los medios porque conocen su dinámica de competencia entre ellos.

Pero, ¿dónde está la raya entre la responsabilidad social de los medios y la disputa por la venta de ejemplares o unos puntos de rating?

Tony Blair, a punto de dejar el cargo como primer ministro de su país, se reunió en Londres con invitados del Instituto Reuters para el Estudio del Periodismo, donde se quejó abiertamente.

La competencia brutal entre medios de comunicación por ganar audiencia o tiraje ha producido cambios nocivos en el ejercicio del periodismo, dijo.

"El impacto es lo que importa. La exactitud es importante, pero es secundaria. Los diarios de calidad afrontan las mismas presiones que los tabloides. Las televisoras, las mismas que los diarios. Hay que conseguir audiencia, mantenerla y atrapar sus emociones. Algo interesante es menos poderoso que algo que conmociona".

La intensidad de la competencia ha llevado a los medios "a un grado muy peligroso de búsqueda de impacto", apuntó Blair.

En ese foro de periodistas, Tony Blair puso el problema en los siguientes términos: "El escándalo y la controversia derrotan al periodismo ordinario. Los errores son convertidos (por los medios) en engaños. Y el miedo a perderse algo (una nota) hace que los medios de hoy cacen en manada: son como bestias salvajes haciendo añicos a la gente y su reputación".

"Creo —dijo finalmente— que la relación entre la vida pública y los medios está dañada de tal modo que exige una reparación".

Tal vez Blair generaliza más de la cuenta, pero es evidente que algo anda mal cuando se privilegia la difusión, a todo vuelo, de un mensaje de los narcotraficantes, con la sola finalidad de ganar audiencia y lectores.

En los hechos se da una comunión que no beneficia ni al periodismo ni al país: los narcos ayudan a los medios a subir el rating o a vender periódicos, y los medios ayudan al narco a difundir mensajes de terror hacia la población