El comisario europea de Desarrollo y Ayuda Humanitaria, Louis Michel, está haciendo todo los posible para mediar entre los Veinticinco y Cuba con el objetivo de evitar que el proceso de negociación abierto quede en agua de borrajas. Sin embargo, las labores diplomáticas de Michel no acaban de convencer a las autoridades cubanas que miran con recelo hacia Europa y temen que un pacto entre Estados Unidos y la UE boicotee la reapertura de las relaciones.

La noticia de que la Unión Europea esta negociando un posible acuerdo con Estados Unidos para llevar adelante una resolución contra Cuba en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU ha caído como un cubo de agua fría en La Habana, después de la gira europea del ministro de Exteriores cubano "vendiendo" las maravillas del régimen. No en vano, se podría decir que últimamente las relaciones entre Cuba y la Unión pasaban por un momento dulce, después de la suspensión de las sanciones europeas. Puede que los cubanos se hubieran confiado en exceso y ahora no dan crédito a lo que oyen.

En medio de este panorama, Louis Michel se ha llevado la peor parte y agiliza sus trámites "in extremis" para evitar una ruptura definitiva de un camino que casi no se había empezado a andar.

Este giro inesperado de la Unión, viene liderado por los estados miembros defensores de una línea dura con el régimen de Fidel Castro. Esto es, Países Bajos y República Checa, que tratan de imponer el argumento de que Cuba (según aseguró en Europa el ministro Felipe Pérez Roque) sólo progresaría en materia de Derechos Humanos si los Veinticinco se desvinculaban de la posición de EEUU en Ginebra. A estos dos países no les gustó ni un pelo el tono amenazante y chantajista de Pérez Roque y abogan por que Cuba debe entender que Europa "necesita algo real para decir a nuestros parlamentos, opiniones públicas y ONG que hay razones por las que seguir teniendo paciencia".

Fracaso de la mediación española

Ahora La Habana ve como su "castillo de naipes" (esperaba superar el trago anual de Ginebra sin problemas) se derrumba y casi no hay tiempo para reaccionar. Los más críticos piensan incluso en un retorno a la congelación de las relaciones. Esto supondría la suspensión de las sanciones diplomáticas y significaría el rotundo fracaso de la mediación española, que abogaba por valorar los "gestos" de Fidel Castro.

En el caso de que se cumpla el copatrocinio Estados Unidos-UE, también se presenta un problema para España con La Habana, puesto que ha liderado el proceso de descongelación y al no estar este año en la Comisión de Ginebra no tenía obligación de pronunciarse sobre el tema. Su mediación quedaría en evidencia.

En su pugna contra Estados Unidos, algunos países como España aseguran que Europa debe buscar un espacio propio en la relación con Cuba, al margen de Washington