Está preocupando sobre todo a países como Francia y Alemania, que no terminan de despegar económicamente y que han terminado de revisar a su antojo los Pactos de Estabilidad. A corto plazo, los exportadores están pagando la factura de un euro fuerte, pero quizá la hipótesis de un euro más débil implicaría más costes para el conjunto de la economía.

Al principio, la subida del dólar con respecto al euro hizo que el euro no fuera una alternativa atractiva frente a la divisa de Estados Unidos. Sin embargo, la situación cambió tras el estallido de la burbuja en el mercado de valores norteamericano (2001). El tener un euro fuerte puede ser también una estrategia de Estados Unidos para mantener un dólar bajo que corrija su elevado déficit comercial respecto a Japón o China.