No tiene que ser un vasto territorio de inutilización de recursos naturales. Súbitamente cesó el aparente interés moral, legal o económico por los más pobres.
La Reserva de la Biosfera Maya fue creada en el año 1990. Es un territorio de Petén, que tiene una extensión de 1,500,000 hectáreas, o 14% del territorio nacional. Cuando campesinos pobres invaden alguna parte de esa reserva biosférica, entonces ambientalistas, conservacionistas y ecologistas exígenle al Gobierno de la República expulsar a los invasores, y son expulsados con intransigente poderío policial y militar.
Recuerdo que, en octubre del año 2006, casi cien familias que habían invadido tierras del Parque Sierra del Lacandón, situado en la biosfera, fueron expulsadas por policías y soldados. Celosos defensores de derechos humanos, beligerantes sindicatos y piadosos obispos no protestaron. Tampoco exigieron que los invasores expulsados fueran dotados de tierra y vivienda, ni denunciaron que hubieran sido agredidos con placentera brutalidad. Súbitamente cesó el aparente interés moral, legal o económico por los más pobres.
Cuando, empero, el Gobierno de la República, con moderado poderío policial y militar, ha expulsado a campesinos que han invadido tierras privadas en las cuales operan empresas legalmente autorizadas para utilizar recursos del subsuelo, protestan ambientalistas, conservacionistas y ecologistas. Protestan también defensores de derechos humanos, sindicatos y obispos, y exigen que los invasores expulsados sean dotados de tierra y vivienda, y que policías y militares autores de inauditas agresiones, sean castigados. Súbitamente resurge el aparente interés moral, legal o económico por los más pobres.
¿Invadir tierras públicas ecológicamente protegidas es, entonces, injustificable; pero invadir tierras privadas en las cuales operan empresas autorizadas para utilizar recursos del subsuelo, es justificable? ¿No importa el derecho, sino oponerse a la utilización de esos recursos, so pretexto de que se destruye la Naturaleza, aunque no se destruya sino que se reconstruya y hasta se perfeccione? ¿Hay que practicar, entonces, no una doble moralidad, sino una múltiple inmoralidad?
Utilizar recursos naturales del subsuelo, entre ellos recursos minerales y petrolíferos, genera beneficios privados; por ejemplo, mejores oportunidades de trabajo y mayores salarios. También genera beneficios públicos; por ejemplo, regalías e impuestos, cuyo valor puede equivaler a por lo menos una quinta parte de la ganancia de la empresa autorizada para utilizar aquellos recursos. Son beneficios que la fatigada agricultura tradicional, residencia predilecta de la pobreza, ya no puede generar; y porque no puede generarlos, utilizar los recursos naturales del subsuelo es una de las mejores opciones de prosperidad de los guatemaltecos más pobres.
Precisamente la Reserva de la Biosfera Maya no tiene que ser un vasto territorio de inutilización de recursos naturales, propicio para invadir, depredar y destruir. Tiene que ser un vasto territorio de utilización de aquellos recursos, del suelo y del subsuelo, propicio para la ocupación lícita, la rentabilidad económica, la producción y la prosperidad de los guatemaltecos más pobres.
Post scriptum. La Reserva de la Biosfera Maya debe ser asignada para actividades económicas compatibles con la finalidad de preservar la potencia productiva del ambiente.