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25/11/2007 | Colombia - Narcos construyen sus Nautilus

Clara Isabel Vélez Rincón

Un total de 17 semisumergibles hechos con fibra de vidrio y 18 metros de largo decomisó la Armada de Colombia este año. La misión: llevar cocaína a los puertos de Centroamérica.

 

Cuando Julio Verne escribió sus Veinte mil leguas de viaje submarino creyó que la perseverancia del hombre permitiría vencer medios adversos y que en el futuro habría muchos capitanes Nemo que descubrirían los secretos de las profundidades del mar. En Colombia, a su manera, los narcotraficantes han hecho realidad el sueño del escritor al que es poco probable que conozcan. ¿Cómo? Construyendo naves que no tienen casi nada que envidiarle al mítico sumergible pero que no están definidas con un afán científico, sino que tienen como único propósito burlar a las autoridades y llevar toneladas de cocaína a puertos centroamericanos.

Según el jefe de Operaciones de la Armada Nacional, vicealmirante Édgar Cely, desde 2005 sus unidades han encontrado cerca de 17 semisumergibles: seis en lo que va del año y tres en noviembre.

Cada uno tiene un valor que oscila entre dos y tres millones de dólares, cifras que, asegura, sólo pueden pagar el cártel del Norte del Valle, la guerrilla de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) y los cárteles mexicanos, porque cada vez es más evidente “el matrimonio” entre los narcotraficantes de ambos países.

El último se encontró el 16 de noviembre en un astillero clandestino del puerto de Tumaco (departamento de Nariño) y es para el vicealmirante Cely el mejor de todos los que ha visto en los últimos años: fabricado en fibra de vidrio, 18 metros de eslora (largo) y 3 metros de manga (ancho), y con un avanzado sistema de comunicaciones. En él se podían movilizar cuatro personas que tendrían la responsabilidad de hacer llegar una carga de 12 toneladas de cocaína.

“Nos llamó la atención que tenía una capacidad de navegación de unos cinco días, lo que le permitiría llegar a cualquier puerto de Centroamérica. Con preferencia México, porque los lazos entre los cárteles de los dos países se han estrechado mucho. La mejor muestra es el cargamento de 23 toneladas de cocaína que cayó en Manzanillo y que se pudo establecer fue embarcada en el puerto de Buenaventura (departamento del Valle)”, explicó el oficial.

Piensa que la construcción de la nave debió estar a cargo de un ingeniero que, al menos, debe tener conocimientos de un software para hacer embarcaciones. “Hay que hacer cálculos para que no se hunda cuando lo carguen o se ladee. Esto es lo que se llama trimaje. A esto se suma un conocimiento avanzado para la construcción de armazones de hierro”. La nave contaba con planta eléctrica, motor diesel de ocho cilindros en U y, lo que más llama la atención, el excelente manejo de la fibra de vidrio.

Sobre quiénes serían los modernos Nemos, el jefe de Operaciones de la Armada sólo se anima a decir que “son personas sin escrúpulos que se atreven a arriesgar hasta sus vidas por unos pesos”.

Y aunque son pocas las personas capturadas en esta práctica ilegal, todavía recuerda a un joven que hace dos meses saltó desnudo desde un semisumergible detectado en Tumaco cuando vio que se acercaba una patrullera de la Armada. “Estaban navegando en aguas de 2 mil 500 metros de profundidad y no le importó el riesgo que corría”.

Historia del siglo pasado...
Pese al asombro que causa cada uno de estos hallazgos, el oficial explica que no es algo nuevo sino la refinación de una técnica que comenzó en 1993.

En esa época, los narcotraficantes usaban barcos pesqueros y luego comenzaron a utilizar los buques, de cualquier bandera, para esconder la droga. En esos casos, aclaró, también se necesita tener conocimientos especializados para saber “en qué parte de los contenedores pueden esconderse los cargamentos sin llamar la atención”.

Luego comenzaron a mimetizar las embarcaciones con pintura especial que las hacía prácticamente invisibles en alta mar, pero fue al finalizar el siglo que dieron el gran salto y construyeron sus versiones de las go-fast o lanchas rápidas. Dos de éstas fueron encontradas el viernes junto con el semisumergible.

El precursor del Nautilus narco fue hallado en 2000 por la Policía Nacional en un astillero clandestino cerca de Bogotá. Medía 30 metros de eslora y cuatro de manga y su valor estimado era de 10 millones de dólares.

En él se podían transportar hasta 200 toneladas de cocaína que tendrían destino algún puerto mexicano o Florida, y las investigaciones señalaron que en su construcción se usó tecnología rusa.

“En su momento era una tecnología muy avanzada. Son muchas las dudas que quedan. ¿Cómo iban a hacer para llevarlo al mar? Necesitaban un camión muy grande para movilizarlo y un buen camuflaje para esconderlo porque lo hicieron en una sola pieza”, indicó el oficial naval.

El Pacífico, el preferido
De los 17 semisumergibles que se han encontrado en Colombia, 12 han sido hallados en aguas del océano Pacífico, en especial por los puertos de Tumaco y Buenaventura. “Los ilegales aprovechan los manglares y la maleza que, en algunos casos, sube hasta tres metros.

Eso ha servido para que los frentes 29 y 30 de las FARC y el cártel del Norte del Valle, con sus bandas de Los Machos y Los Rastrojos, instalen sus astilleros clandestinos. Las bandas emergentes (integradas por paramilitares desmovilizados y delincuentes comunes) se venden al mejor postor”, explicó el vicealmirante Cely.

A esto se suma que de las 63.12 toneladas de cocaína que ha incautado la Armada Nacional este año, 58 toneladas iban a salir por el Pacífico. Esto tiene una explicación: son aguas mansas buena parte del año tanto en el territorio colombiano como en la ruta que conduce a Centroamérica.

A su juicio ésa es otra de las pruebas de que “el matrimonio” entre narcos colombianos y mexicanos está dando frutos.

La droga incautada tendría un valor en las costas de Estados Unidos de mil 590 millones de dólares, pero convertida en dosis de las que se venden en las calles de Nueva York o de Miami podría tasarse en 5 mil 88 millones de dólares.

Estas sumas, señaló Cely, ratifican que detrás de la construcción de los semisumergibles hay grandes capos. “Esto no es un asunto de grupos pequeños. Hay grandes intereses pero también hay grandes pérdidas porque este año les hemos dados golpes muy duros. Imagínese, perder como mínimo dos millones de dólares”.

A esto se suma la advertencia del director de la Policía Nacional, general Óscar Naranjo, quien anunció que se ha detectado una nueva escala en la ruta de la droga a Estados Unidos: Costa Rica. Allí, el cártel del Norte del Valle estaría sentando bases a través de lavado de activos y con el apoyo de narcotraficantes mexicanos estarían utilizando el país como un relevo.

Milenio (Mexico)

 


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