EE. UU. y Polonia, aliados en la OTAN, comenzarán en breve negociaciones formales para construir en Polonia una base de interceptación de misiles, mientras que Chequia ya ha saludado con entusiasmo la propuesta norteamericana de que un sistema radar, parte integral del escudo, sea ubicado en su territorio.

La propuesta norteamericana no es una novedad: lleva dos años hablándose. La elección de los países aliados situados en el flanco oriental, que por su historia de conflictos con la vecina Rusia imperial y soviética son aliados más entusiastas que los viejos miembros de la OTAN, parecía obvia. Siguiendo esos tanteos, la petición formal fue hecha ante el Gobierno de Varsovia el pasado viernes y se hizo pública ayer.

Según fuentes oficiosas, Polonia aprueba en principio la construcción de una base de lanzamiento e interceptación antimisil en su territorio, pero pide considerables contrapartidas. El Gobierno polaco habría presentado una lista de postulados que incluyen la instalación de misiles Patriot, capaces de interceptar cohetes de corto alcance, por ejemplo lanzados desde Rusia o Bielorrusia, una mejor cooperación con EE. UU. en materia de inteligencia y el apoyo norteamericano para los planes de instalar en Polonia una base de la OTAN.

Los planes norteamericanos preveían inicialmente la instalación en Polonia de diez baterías de misiles Meads para alcanzar misiles de medio y largo alcance lanzados desde Irán y Oriente Medio. EE. UU. considera que el proyecto está cobrando vigencia cada vez más urgente ante los planes de Irán y Corea del Norte de desarrollar sus propios programas de lanzamiento de misiles.

El Gobierno ruso, muy en su línea, ya ha puesto el grito en el cielo. "La ubicación de los radares en Chequia y de una base en Polonia sería una clara amenaza para Rusia", declaraba ayer el teniente general Vladimir Popovkin, comandante de la fuerza aérea rusa. El oficial añadía que la instalación de ese radar en Chequia podría servir para interceptar comunicaciones en Rusia central y de la Flota del Norte.

El Gobierno checo rechazó ayer las objeciones rusas como "pura propaganda". A su vez, el portavoz del Ministerio de Defensa polaco recordó que Rusia conocía los planes desde el comienzo e incluso fue invitada, sin éxito, a participar en ellos.