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27/02/2012 | Venezuela - El cáncer de Chávez acelera la sucesión

Víctor Flores García

Un recuento de los posibles aspirantes a suceder al Presidente venezolano, quien está en La Habana por una recaída en su enfermedad. Los militares son aún el polo más poderoso entre las corrientes del chavismo.

 

La persistencia del cáncer en la región pélvica que padece a los 57 años el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, lo obligó otra vez a viajar en situación de emergencia a La Habana, donde médicos cubanos vigilan su precaria salud. A ocho meses de los comicios, el mandatario tuvo que abandonar los preparativos de la campaña electoral por la reelección a una Presidencia que ha ocupado ya durante 13 años. El anuncio convirtió las dudas sobre su salud en plena carrera electoral en un secreto a voces en las filas chavistas, y desató de nuevo la danza por la sucesión en la que los militares aparecen como los predilectos del mandatario, de acuerdo con analistas independientes consultados por M Semanal.

“No soy inmortal”, exclamó el martes 21 de febrero el hombre que se proclama invencible en en su ruta hacia los comicios del siete de octubre frente al opositor Henrique Capriles; pero Chávez volvió a eludir la ubicación exacta de la nueva “lesión”, de unos dos centímetros de tamaño, causada por la “enfermedad traicionera” que podría ser “maligna”, dijo, y que él mismo dio por derrotada en octubre pasado.

La entrevista publicada en octubre pasado por M Semanal(http//:www.msemanal.com/node/4768) con el médico cirujano Salvador Navarrete, quien cuidó la salud del mandatario en el Palacio de Miraflores durante el golpe de Estado y hasta que Chávez decidió poner su salud en manos de médicos cubanos, fue dominada por su pronóstico de la expectativa de vida: “El pronóstico no es bueno, significa que la expectativa de vida puede ser de hasta dos años”.Debido a esta entrevista que buscaba un perfil médico del mandatario enfermo, el doctor Navarrete fue acosado por los servicios de inteligencia gubernamentales y decidió exiliarse fuera de Venezuela y guardar un silencio de piedra hasta la fecha.

Antes de anunciar su partida obligada del país, el galeno divulgó una carta en la que afirmó: “Basado en la información oficial y en mi condición de médico venezolano pensaba sobre el dilema ético que representa velar por la salud de la persona más importante de nuestro país, en los momentos en que se ha diagnosticado una afección maligna, y la falta de previsión ante una posible ausencia, temporal o definitiva, en los manejos de la nación, debido a la falta de comunicados médicos claros sobre su condición actual. Me preocupa que el Presidente y su entorno político no conozcan la magnitud de su enfermedad puesto que ha sido manejada con hermetismo. Las consecuencias de un desenlace fatal y la importancia que tenía informar tanto a su organización como a los grupos que lo apoyan, al igual que a los grupos políticos que le son adversos, fueron las razones que me llevaron a abordar este delicado asunto”.

Las preocupaciones del doctor Navarrete, un hijo y nieto de comunistas, apuntaron, según su carta de despedida, a que “el Presidente es una figura nacional importante, probablemente la que más y también una figura mundial, por lo que su desaparición física en este momento pudiera ser más traumática de lo que los políticos perciben. Estamos viviendo una profunda transformación social y no hay duda que el presidente la inició hace muchos años, como se cita en la entrevista. Sin embargo, ¿qué pasa si desaparece en este momento sin que todos los actores políticos tomen previsiones para cuidar al país, para atender los cambios, para rescatar lo social, para preservar los aspectos positivos de esta revolución?”.

En aquella ocasión suprimimos por falta de espacio el pronóstico político del galeno que, como miembro de la Dirección Nacional Ampliada del Movimiento Quinta República (MVR), fundado por Chávez, fue el núcleo del Partido Socialista Unificado de Venezuela (PSUV): “En el chavismo hay cuatro grupos en la disputa por la sucesión: primero está el grupo de su hermano, Adán Chávez y el canciller Nicolás Maduro, ungidos por La Habana. Le sigue el grupo de los ex militares encabezado por el presidente del Congreso, Diosdado Cabello, sin formación ideológica; luego están los grupos pequeños de izquierdistas extremistas, como el del vicepresidente Elías Jagua, o el ministro de Energía y presidente de Petróleos de Venezuela (PDVSA), Rafael Ramírez, que pueden producir una implosión y pulverizar al chavismo”.

Pero su pronóstico más desconcertante pasó desapercibido por muchos: “Ese escenario tiene dos opciones: uno con Chávez candidato y otro sin él. El Presidente puede morir y los militares tendrán que tomar el poder por un tiempo; o, si su enfermedad le impide ir como candidato, el oficialismo perdería las elecciones. Si llega en condiciones de salud aceptables para una campaña electoral, tiene más de 55 por ciento de aceptación en popularidad”.

UN DEBATE CLANDESTINO EN BOCA DE TODOS

La historiadora Margarita López Maya es considerada experta en el proceso político chavista, con amplias simpatías en las filas críticas del fuerte oficialismo. Chávez recomendaba sus lecturas en sus giras internacionales, pero cuando la intelectual venezolana comenzó a criticar el dominante personalismo carismático de Chávez, fue cuestionada abiertamente por el mandatario en cadenas de radio y televisión.

La situación parece incontrolable a la luz de esta nueva recaída de su salud antes de un año de haber sido operado, dijo a M Semanal la experta y autora de varios libros sobre el socialismo del siglo XXI que profesa el mandatario: “El liderazgo personalista de Chávez se hizo creciente hasta alcanzar ribetes agudos, en los cuales la persona de Chávez se erigió como un superhombre. Me llamó la atención que aludiera a que era un hombre mortal cuando anunció su viaje a Cuba para la nueva operación. Dijo que era una persona humana como todo el mundo y además me sorprendió que pidiera perdón por estar enfermo”.

La personalidad de Chávez resume el poder en Venezuela: “Eso me confirma que entró en una dinámica de poder en la que llegó a creer que estaba por encima de los seres normales”. Este dilema plantea una situación de personalismo que no es nueva en la historia de Venezuela: “Presidentes como Rafael Caldera, Rómulo Betancourt y Carlos Andrés Pérez no crearon relevos e incluso los destruyeron. Chávez exacerbó esos rasgos fuertes de la cultura política venezolana: se ha agudizado el personalismo que ha anulado a todas las personas con capacidad de liderazgo. Es el caso, por ejemplo, del mismo Aristóbulo Istúriz, quien fue ministro de Educación y fue remplazado por el hermano del presidente Adán Chávez, asi como del ex vicepresidente Jorge Rodríguez (2007-08), actual alcalde del principal municipio de la capital”, reseña la historiadora.

Aun enfermo, Chávez sigue colocado en el centro de la política venezolana. “Todos sus hombres caen en desgracia porque no tienen luz propia. El Presidente no confía en nadie, sólo en dos o tres personas venezolanas que no le compiten, todos muy viejos”. La escritora enumera a personajes como el ex vicepresidente José Vicente Rangel (83 años), el general Muller Rojas (que murió a los 75 años en 2010), Eleazar Díaz Rangel, el septuagenario director del diario Últimas Noticias y autor de una biografía de Chávez, y Alí Rodríguez, el ex guerrillero de 74 años, quien fue director de Petróleos de Venezuela en el paro de la industria petrolera y fue también embajador en Cuba.

“Aquellos hombres eran voces autorizadas que Chávez escuchaba en las grandes emergencias de su mandato, pero su edad los fue apartando del poder. Esa dinámica del liderazgo ha ido depurando a un grupo sin capacidad de ser relevo, para dejar en la cúpula del partido gobernante y del gobierno a un grupo de militares y civiles caracterizados por su lealtad y con carreras mediocres”, remata.

TRES PERSONAJES EN LIZA: MADURO, CABELLO, JAGUA

El más notable de los aspirantes a la herencia de Chávez es el encargado de la diplomacia venezolana: “Nicolás Maduro, un canciller gris que sólo obedece las órdenes del jefe máximo, es cabeza de la diplomacia venezolana pero no habla inglés ni francés ni otra lengua; su carrera es de sindicalista del transporte. Maduro juega a tener capacidad de relevo por cierta experiencia política desarrollada luego de reemplazar a Alí Rodríguez como canciller en 2006. En ese cargo ha mostrado lealtad a toda prueba a Chávez y ha gozado de confianza entre los cubanos. Sin embargo, ha sido apartado del poder por una supuesta grabación que le encontraron (sobre sus ambiciones en la sucesión) y por el nepotismo público de su esposa, Cilia Flores, quien recién fue removida de sus cargos de presidenta de la Asamblea Nacional y Vicepresidenta del PSUV, y quien había empleado a cuñados y sobrinos, pero que ahora fue premiada con el puesto de Procuradora General de la República”.

—¿Cuál es el estilo chavista de gobernar en su entorno íntimo?

—El futuro de sus políticos depende del humor y de las pataletas de Presidente. Es llevar a sus hombres al destierro, disciplinarlos, y si se portan bien los vuelve a regresar al entorno del poder, el chavismo es un régimen increíble en el ejercicio personalista del poder.

En la escena queda todavía Disodado Cabello, primer lugar en la línea de sucesión presidencial. En 2002 fue presidente interino durante el golpe de Estado de abril de 2002. En 2008 fue candidato al populoso estado de Miranda, vecino de la capital de Venezuela, pero perdió contra Enrique Capriles, quien ganó las primarias de la oposición con más de tres millones de votos para ser el candidato presidencial. “Cabello fue ascendido de nuevo, luego de que estaba castigado por corrupción; y ahora tiene los mismos cargos que tenía Cilia Flores, esposa del canciller Maduro: es Vicepresidente del partido PSUV y presidente del Congreso. Esa designación muestra que Chávez quiere reforzar la imagen militar del gobierno, para que no se entusiasmen los críticos y la población en general”.

Diosdado Cabello pertenece a una promoción inferior en carrera militar a la de Chávez: “Sus colegas de generación están en este momento en los cuadros de mando de las Fuerzas Armadas y mantiene ascendencia sobre ellos. La fortaleza de Diosdado es que ha manejado los recursos del partido, que se mueven del Estado al partido en una tradición patrimonialista”.

La fama pública indica que “Diosdado tiene una fortuna acumulada, que puede interpretarse como una reserva para casos de emergencia política. Es un hombre leal al Presidente, pero de socialismo no sabe nada. Definitivamente los fundamentos de un proceso de renovación no están en él”.

Los hombres leales al Presidente —comenta Margarita López Maya— fueron entronizados en el poder por Chávez: “No es un proyecto socialista sino estatista nacionalista. Eso es lo que comprenden los militares, los jefes militares y los cuadros altos; no son ni marxistas ni socialistas sino que responden a una formación estatista y nacionalista. Con su capacidad de control Hugo Chávez juega con ellos y por eso les tiene confianza, porque su entorno en casos de emergencia han sido los militares: así fue en el golpe de Estado y durante el paro de la industria petrolera de 2002 y 2003”.

Los rumores dentro del chavismo son que el Presidente preferiría un civil; pero es poco probable que lo pueda imponer. “Me parece que el Presidente quiere imponer un Estado estatista, nacionalista y distribuidor de la renta petrolera. Para ese proyecto, los militares no son sus mejores aliados porque no son socialistas. Si esa fuera la lógica, ese proyecto lo representa mejor el vicepresidente Elías Jagua, que pertenece al sector duro que cree que está viviendo en una revolución. Este escenario no es casual, es resultado del estilo personalista, que ha ahogado a los hombres de su entorno”.

Según la Constitución, tiene que ser el vicepresidente Elías Jagua quien se encargue de la Presidencia en ausencia del Primer Mandatario. Chávez no lo designó: “Es parte de la enfermedad: necesita del poder, es imprescindible para él, incluso enfermo”.

EL PEOR ESCENARIO

Enrique ter Horst es un veterano diplomático que tras dos misiones del más alto nivel de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en El Salvador y Haití, coronó su carrera diplomática cuando fue nombrado Alto Comisionado para la Paz de las Naciones Unidas a nivel de Secretario General Asistente. Este intelectual de origen holandés dijo a M Semanal: “No hay hoy en día un sucesor para el presidente Chávez. El Presidente encarna no sólo a su revolución, sino al gobierno y al Estado, se ha cuidado mucho de no crear la expectativa de sucederlo a ninguno de los hombres de su entorno”.

Para hablar de los seguidores del presidente Hugo Chávez y del chavismo, hay que considerar que siempre ha tenido dos o tres corrientes principales: “En primer lugar están los militares chavistas, hay analistas que afirman que siempre han sido una caja negra para muchos civiles. El Presidente ha colocado fichas incondicionales en puestos claves de mando militar y conoce muy bien por dentro a la Fuerza Armada, más que cualquier Presidente desde 1958, cuando comenzó la era democrática de Venezuela”.

Los militares son sus dilectos colaboradores: “El hecho es que el Presidente se ha sentido siempre más a gusto entre sus compañeros de armas que entre los civiles, y ha conducido su estrategia con criterios militares, lo que ha hecho que en esta situación se rodee de la gente que más confía, que son sus amigos”.

Por otro lado están los civiles, donde hay de todo, como lo hay en las Fuerzas Armadas. “Es un fenómeno típico de países petroleros, en donde la riqueza del petróleo atrae como la miel a las abejas, con una buena dosis de pragmatismo y de intereses muy cromáticos”.

La enfermedad coincide con un clima desfavorable: en el plano internacional se ha recalentado el problema de Occidente con Irán por los temores de una conflagración alrededor del programa nuclear iraní, lo que naturalmente expone a los aliados de Teherán. Las finanzas nacionales están en crisis: el precio del petróleo no repunta por las tensiones en Medio Oriente, la economía mundial que entra en recesión y la demanda de petróleo que retrocede.

“Ninguno de los actores internos dentro del chavismo, ni siquiera actuando conjuntamente, podría imponer en ausencia del presidente Chávez un régimen marxista-leninista, ni siquiera un régimen autocrático de los que tradicionalmente han impuesto los militares en América Latina. Esta es ya una región profundamente democrática y un régimen miliar sin Chávez no podría durar más de unos pocos meses y a un costo gravísimo. De modo que pareciera que al chavismo le interesa también cumplir con la Constitución y tratar de salvaguardar su existencia como partido político y como movimiento político”.

El peligro: “El chavismo y el estilo de gobierno del chavismo es un anacronismo que parte del dinero del petróleo, depende de la enorme capacidad de comunicación del presidente Chávez, que en Venezuela no tiene a nadie que lo reemplace, ni en el chavismo ni en la oposición. Los venezolanos estamos condenados a regresar a un país de instituciones”.

GOBERNAR DESDE LA HABANA

Una fuerte campaña mediática fue desplegada antes del viaje de Chávez a La Habana, y apareció en el principal teatro de Caracas la noche del jueves bajo la leyenda: “Te amamos, que Dios te bendiga”.

En un discurso de despedida Chávez advirtió: “Estaré pendiente de todo en los días de ausencia física, pues tendré que hacer el postoperatorio, y cuando los médicos autoricen me vengo desde allá. Les encomiendo todo. Les encomiendo las grandes misiones sociales (…), que nada se detenga, que nada se frene, sino que aceleremos donde haya que acelerar”.

Chávez parafraseó al Simón Bolívar de la última hora que sirvió de inspiración a Gabriel García Márquez para su novela sobre el prócer de la independencia El General en su laberinto:

“Digo lo que dijo Bolívar en otras circunstancias. Lejos de la idea del fin-final; cuando se dio cuenda que llegaba el fin de su camino físico, mando aquel mensaje: ‘Si mi enfermedad contribuye —cambió la frase— para que consolidemos aún más la conciencia, la unidad revolucionaria socialista, entonces yo me voy tranquilo para La Habana; pero pronto regresaré para que sigamos alentando esta batalla, esta lucha”.

La frase exacta de Bolívar fue: “Si mi muerte contribuye a que cesen los partidos y se consolide la Unión, yo bajaré tranquilo al sepulcro”.

Milenio (Mexico)

 


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