Se trata de un modelo islámico extremista, que clama por la destrucción de Israel y cuyos líderes tienen sus manos manchadas de sangre. Esto tiene que llevar a Israel a una profunda reflexión.Ya esta escrito en la pared.La política de retrocesos territoriales gratuitos por paz, la desconexión unilateral, ha sido un premio al terrorismo y ese gesto pacificador sólo alimentó el triunfalismo del Hamas.Los resultados estan a la vista.

Hace bastante tiempo advertíamos desde este medio que una de las consecuencias negativas de la desconexión unilateral era el aumento de poder de Hamas y la pérdida de poder de Abu Mazen y eso es exactamente lo que esta sucediendo.¿Qué hará el futuro gobierno israelí ante esto?¿Aplicar nuevas desconexiones unilaterales?.Ya hay quienes dicen que el Hamas en el poder va a cambiar, se moderara.Es lo mismo que se dijo sobre el ayatollah Komeini cuando llegó al poder en Irán yde los talibanes cuando llegaron al poder en Afghanistan. Nada de esto sucedio sino más bien lo contrario.El extremismo islámico no sabe de concesiones ;solo de frenos. No importa cuanto quieran maquillar al Hamas. El Hamas seguirá siendo lo que es: una agrupación extremista islámica financiada por Irán y organizada por Siria con la intención de destruir el estado judío de una vez o en etapas.

No hay que caer en la ingenuidad de pensar que si el Hamas cambia su plataforma política se podría llegar a algún "entendimiento".Esto es imposible porque su esencia y objetivo existencial es la destrucción de Israel. Un estado palestino en manos del Hamas será un estado satelital de Irán y ya conocemos que piensan los que dirigen ese país.

En las presentes circunstancias todo territorio concedido se transformará en una nueva base de ataques renovados contra Israel. Todo retroceso acercará más los misiles palestinos, los explosivos y los hombres-bomba.Por ello es que Israel debe cambiar su política de raíz. Hay que terminar con todo renunciamiento territorial a cambio de promesas vacuas, mejorar las medidas defensivas de Israel y esperar a que surja un nuevo liderazgo que se siente agotados de los frutos inutiles de la violencia.


El autor es co director del semanario Comunidades de Buenos Aires.