Leo con estupor que en Irán ha sido condenada a muerte por lapidación, en aplicación brutal y literal de la ley islámica, una mujer de 43 años por haber cometido adulterio. Shakine Mohammadi Ahstiani pertenece a una minoría, la azerí, apenas entiende el persa y es madre de dos hijos. ¿Qué dice de esa infamia Ahmedayad o su amigo Chaves? ¿Van a pronunciarse Llamazares y sus seguidores? Se ha alzado la voz minoritaria de un ayatolá afirmando que no existe base religiosa para la aplicación del sharía en este punto, pero la realidad es que la vida de esta mujer pende de un hilo.
Hace dos mil años, cuenta San Juan (8, 1-12) en su Evangelio, estaba Jesús en el Templo, pues era rabino, y le trajeron una mujer adúltera para ver qué respondía. «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. Moisés en la Ley nos mandó lapidar a éstas; tú, ¿qué dices?» Jesús tomó la palabra: «El que de vosotros esté sin pecado que tire la piedra el primero». Y continuó escribiendo en la tierra mientras, avergonzados, todos los hombres se fueron marchando dejando al rabí y la mujer cara a cara. Jesús le dijo: «Mujer, ¿dónde están? ¿Ninguno te ha condenado?»; y ella, ya más tranquila, le respondió: «Ninguno, Señor». Y Jesús, ¡hace dos mil años ya!, le dijo dulce y sabiamente: «Tampoco yo te condeno; vete y desde ahora no peques más». A mí, cuando los progres piden respeto a la sharía, se me cae la cara de vergüenza. Son los mismos que pedían respeto para la tiranía soviética. Hay que respetar a la mujer que libremente quiera cubrirse, pero la lapidación, ¿también constituye una expresión de libertad religiosa?
