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16/03/2013 | Denunció el Vaticano una campaña de 'calumnias' contra el Papa

Elisabetta Piqué

Desmintió en duros términos las versiones sobre vínculos de Francisco con la última dictadura militar; dijo que forman parte de una ofensiva de la izquierda anticlerical; "Nunca hubo una acusación concreta ni creíble contra su persona", afirmó.

 

Nada nuevo. Son viejas acusaciones que intentan manchar la imagen de Francisco, el primer papa latinoamericano, el primer argentino, el primer jesuita. Por eso, el Vaticano, en otra señal de que de ahora en adelante irá directo al grano, fiel al estilo de Jorge Bergoglio, difundió ayer un comunicado en el que echó por tierra cualquier sombra de sospecha de vínculos del Papa con el último régimen militar argentino.

El vocero del Vaticano, padre Federico Lombardi, dijo que son acusaciones lanzadas por "una izquierda anticlerical para atacar a la Iglesia, que deben ser rechazadas con decisión".

En coincidencia con la desmentida, Francisco Jalics, el sacerdote jesuita secuestrado y torturado durante cinco meses en la ESMA, cuya historia alimentó las sospechas hacia el nuevo pontífice, hizo saber que se sentía reconciliado con el Papa.

"Estoy reconciliado con esos eventos y para mí ese episodio está cerrado", escribió el religioso, nacido en Hungría y residente desde hace años en Alemania. "Después de nuestra liberación, dejé la Argentina", afirmó en un comunicado publicado en la página jesuiten.org .

"Sólo años después tuvimos la posibilidad de hablar de esos hechos con el padre Bergoglio, que mientras tanto había sido nombrado arzobispo de Buenos Aires. Después de ese encuentro, celebramos juntos una misa pública y nos volvimos a abrazar solemnemente. Auguro al papa Francisco la rica bendición de Dios para su oficio", concluyó Jalics.

Para la justicia argentina, que investigó el caso y lo dio por cerrado, las imputaciones contra Bergoglio son "falsas" (ver aparte).

En la segunda rueda de prensa del papado de Francisco, que por su sonrisa y sencillez ya es comparado con Juan XXIII y Juan Pablo I, Lombardi respondió: "La campaña contra Bergoglio es bien conocida y se remonta a varios años. La lleva a cabo una publicación que lanza, a veces, noticias calumniosas y difamatorias. El cariz anticlerical de esta campaña y de otras acusaciones es notorio y evidente".

Así como había ocurrido antes del cónclave de 2005, cuando en las casillas de correo de muchos cardenales apareció un "dossier sucio" contra Bergoglio, la maquinaria de la difamación volvió a ponerse en marcha.

"La acusación se refiere a la época en la que Bergoglio no era todavía obispo, sino superior de los jesuitas en la Argentina, y a dos sacerdotes que fueron secuestrados y que él no habría protegido", señaló.

"No ha habido nunca una acusación ni concreta, ni creíble, contra su persona. La justicia argentina lo interrogó una vez en calidad de persona informada de los hechos, pero no le imputó nunca nada. Bergoglio negó siempre, de forma documentada, las acusaciones", dijo Lombardi.

Ayer, el juez Germán Castelli afirmó a LA NACION que "es falso" decir que Bergoglio hubiese entregado a Jalics y al también sacerdote jesuita Orlando Yorio, en 1976.

El ahora papa declaró incluso como testigo en el caso de los represores de la ESMA.

"Hay numerosas declaraciones que demuestran todo lo que hizo Bergoglio para proteger a muchas personas en la época de la dictadura militar. También es conocido el papel desempeñado por Bergoglio -una vez obispo- para promover la petición de perdón por parte de la Iglesia en la Argentina, por no haber hecho bastante en la época de la dictadura", añadió ayer Lombardi.

"Las acusaciones, que proceden de una lectura histórico-sociológica del período dictatorial, llevada a cabo desde hace años por ambientes anticlericales para atacar a la Iglesia, deben rechazarse con firmeza", concluyó.

Viejas acusaciones

El comunicado de Lombardi llegó después de que medios de todo el mundo reflotaran viejas acusaciones que, como arzobispo de Buenos Aires, Bergoglio negó varias veces.

En el mismo comunicado en el cual dejó en claro que hubo una reconciliación con Bergoglio, Jalics también reconstruyó el episodio del arresto.

"Vivía desde 1958 en Buenos Aires", contó el religioso, y en 1974, "con el permiso del arzobispo Aramburu y del entonces provincial Jorge Mario Bergoglio me trasladé con un compañero a una villa", relató.

Jalics recordó cómo, durante la dictadura "la junta militar asesinó, en uno, dos años, unas 30.000 personas, guerrilleros de izquierda, así como civiles inocentes".

"Nosotros dos, en la villa, no teníamos contactos ni con la junta ni con la guerrilla. Por falta de informaciones de entonces y por falsas informaciones dadas a propósito, nuestra posición fue malentendida también en la Iglesia. En ese período perdimos el contacto con uno de nuestros colaboradores laicos, que se había unido a la guerrilla. Después de su arresto y de su interrogatorio de parte de los militares de la junta, que tuvo lugar nueve meses más tarde, éstos supieron que había colaborado con nosotros. Por eso fuimos arrestados, con la suposición de que también nosotros tuviéramos que ver con la guerrilla", contó Jalics, que vive en Alemania, en el comunicado.

Signo de un nuevo estilo

El comunicado del Vaticano que defiende al Papa de esas acusaciones fue, en cierta forma, otra muestra de que sopla un viento de cambio en el Vaticano.

Nadie recuerda que, dos días después de un habemus papam , la sala de prensa del Vaticano saliera con semejante alegato en defensa del Sumo Pontífice. Queda por ver cuán eficaz es la desmentida para aplacar la polémica sobre la actuación de Francisco.

De hecho, ayer la titular de las Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, insistió en que hay "acusaciones muy serias" contra el papa Francisco por su actuación "durante la dictadura cívico-militar" y le reclamó que haga un "mea culpa" porque, afirmó, "fue colaborador de entregar a dos sacerdotes" de la Compañía de Jesús.

Añadió: "En el caso de Abuelas, tenemos una historia referida" a Bergoglio con "una familia platense, cuya hija embarazada desapareció y hubo noticias de que tuvo una niña en la comisaría 5a. de La Plata".

Muchos se preguntan en Roma cuál es el objetivo de resucitar estas viejas acusaciones, nunca probadas y desmentidas no sólo por el cardenal Bergoglio, sino también por varias personalidades, entre ellas, el premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel. En 2000, Bergoglio reconoció que algunos eclesiásticos fueron "indulgentes con posturas totalitarias", mediante "acciones u omisiones".

La Nación (AR) (Argentina)

 


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