Se trata de un proceso lento en el que están llamados a participar 1.007 personas -630 diputados, 3.145 senadores, los seis senadores vitalicios y 58 delegados de las distintas regiones del país- con un voto secreto, cuyo escrutinio tardará en completarse entre cuatro y cinco horas. Pero, sobre todo, se trata de un proceso que podría hacer añicos a la izquierda.

El principal personaje de esta historia es Franco Marini, un veterano político que hace sólo unos días cumplió 80 años. Este ex sindicalista, ex ministro de Trabajo en tiempos de Giulio Andreotti, ex democratacristiano reconvertido en miembro moderado del centro-izquierda y católico declarado tiene muchas bazas de convertirse en el nuevo presidente de Italia en sustitución de Giorgio Napolitano. Y, también, de pasar a la historia como el hombre que hizo añicos al centro-izquierda italiano

Marini es el candidato oficial a ese cargo del Partido Demócrata (PD), la principal formación del centro-izquierda italiano. Cuenta con el apoyo de Pierluigi Bersani, el líder del PD, y de la mayor parte de la vieja guardia del partido. Pero, sobre todo, la candidatura de Marini cuenta también con la bendición del partido de centro-derecha de Silvio Berlusconi, de los parlamentarios de la formación que lidera Mario Monti y hasta con el beneplácito de la Liga del Norte.

Pero Marini no gusta a muchos de los suyos, sobre todo a los más jóvenes y a los que apuestan por que de una vez por todas haya un cambio generacional. Un buen puñado de parlamentarios del PD ya han dicho que no piensan votar por él. Y como el voto es secreto, podrían unirse a ellos otros disidentes y rebotados varios. Hasta el punto de que no está claro que Marini vaya a salir elegido... Necesitaría 672 votos (una mayoría de dos tercios) para convertirse en presidente de Italia en las tres primeras votaciones. Y no está claro que los vaya a obtener...

"A Marini no lo vamos a votar. Sería una falta de respeto hacia el país", aseguraba anoche Matteo Renzi, alcalde de Florencia y una de las figuras emergentes dentro del PD. Y también Nichi Vendola, el líder de Izquierda, Ecología y Libertad (un partido que se ha presentado a las pasadas elecciones en coalición con el PD) se niega a apoyar la candidatura de Marini. "Así se acaba el centro-izquierda", aseguraba anoche con tono perentorio, dejando claro que sus parlamentarios votarán a favor del candidato del movimiento 'anti-casta' Cinco Estrellas de Beppe Grillo pero en ningún caso por Marini.

Muchas de las jóvenes promesas del PD, como por ejemplo la eurodiputada Debora Serracchiani, rechazan con vehemencia a Marini. "Sería la victoria del conservadurismo en un momento en el que necesitamos demostrar valentía. Por lo que parece, algunos dirigentes no se resisten a la tentación de entregar el país a Berlusconi", soltaba, haciéndose eco de las muchas voces que acusan al secretario general del PD, Pier Luigi Bersani, de haber llegado a un vergonzoso acuerdo de pasteleo con 'Il Cavaliere'. Ya también en el aparato del PD hay quien se opone a Marini: leáse Rossy Bindy, presidenta del partido, quien ya ha dejado clara su postura: "Si Marini es elegido presidente con un gran acuerdo, no será mi presidente".

Si en la primera votación ningún candidato consigue las 672 papeletas necesarias para convertirse en presidente de Italia, se realizará una segunda votación a la 15.00 horas. Y si ahí tampoco nadie sale elegido, seguirán realizándose votaciones al ritmo de dos al día (incluido el fin de semana) hasta que se logre nombrar un presidente. A partir de la cuarta votación, además, solo es necesario la mayoría absoluta: 504 votos.