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26/04/2013 | Origen y perspectivas de la crisis política italiana

M. Valiño

Italia vive un grave bloqueo gubernamental tras el ajustado resultado electoral de febrero. Finalizada la era Monti, que dimitió en diciembre por falta de apoyos, el país busca un líder sólido que aporte la necesaria estabilidad.

 

1- ¿Por qué aún no se ha formado Gobierno?

Las elecciones del 24 y 25 de febrero en Italia arrojaron un resultado muy ajustado, que hacía prever que la formación de Gobierno sería una tarea extremadamente complicada. Así ha sido. Pier Luigi Bersani, hasta hace pocos días líder de la coalición de centro izquierda, la más votada en los comicios, fue incapaz de obtener el respaldo necesario en el Senado para su candidatura (en la Cámara Baja sí cuenta con una mayoría de diputados). Los casos de los otros dos aspirantes eran todavía más complicados, al no tener siquiera asegurada la «victoria» en la cámara baja.

Bersani se ha negado en todo momento a pactar con el centro derecha del ex primer ministro Silvio Berlusconi que, aunque no aspiraba a la jefatura de Gobierno, ha encabezado esa alianza. Ambos grupos se quedaron lejos de la mayoría de 158 senadores: 124 del líder del PD, por los 117 del «Cavaliere».

Así las cosas, la alternativa para Bersani era un pacto de Gobierno con Beppe Grillo, la gran sorpresa de las elecciones, cuyo Movimiento 5 Estrellas se erigió en el partido en solitario más votado en la Cámara (un 25,55%) y obtuvo un 23% de los votos en el Senado. Pero Grillo no quiso saber nada. El cómico convertido en político antisistema se negó a negociar con cualquiera de los candidatos y exigió que se cumpliera su programa a rajatabla.

Sin acuerdo

Tras un largo periodo de conversaciones fallidas y un intento no más exitoso de elegir en el Parlamento a un nuevo presidente de la República, en sustitución de Giorgio Napolitano, que acababa su mandato en mayo, la indefinición política italiana ha obligado al veterano mandatario (87 años) a seguir al frente del Estado por otros siete años y tomar las riendas para sacar al país de las arenas movedizas en las que lleva atascado varios meses.

Napolitano ha encomendado la tarea de formar Gobierno al joven europeísta Enrico Letta, de 46 años, vicepresidente del Partido Democrático. Letta se mostró recientemente muy preocupado por la división en su partido, que a pesar de tener mayoría en la Cámara de diputados, fue incapaz de ponerse de acuerdo para nombrar un nuevo presidente de la República. Tiene desde hoy la tarea de limar esas asperezas internas y con el resto de líderes.

2 - ¿Quién es el responsable del bloqueo?

El presidente de la República no elige al primer ministro, sino que encarga la formación de gobierno, normalmente, al candidato más votado en las elecciones. Tras el fracaso de Bersani para obtener el apoyo del resto de partidos, el presidente ha tenido que intervenir e improvisar una solución al bloqueo. Sus opciones eran elegir a otra personalidad política o un técnico que pudiese recabar los apoyos necesarios para gobernar, o bien optar por convocar nuevas elecciones. Esta segunda opción quedaba en principio descartada, al impedir la ley que un mandatario en los últimos seis meses de ejercicio disuelva las cámaras para celebrar elecciones.

Con su permanencia en el cargo por otros siete años —primer jefe del Estado italiano que renueva ciclo—, Napolitano podría haber elegido volver a las urnas. Pero ha decidido confiar en Letta. Se reserva, no obstante, la posibilidad de recurrir a una nueva votación en caso de fracaso del joven líder del centro izquierda.

El reto de Letta es ahora tratar de sumar aliados a su proyecto, con la incógnita de si contará con Silvio Berlusconi —a lo que se había negado en redondo el ahora dimitido Bersani—, y de si Grillo se mostrará, esta vez, más dispuesto colaborativo.

3 -¿Cómo se sale de esta situación?

Está por ver si Letta será capaz de reunir en torno a sí al resto de actores políticos italianos, sobre todo al antagónico Pueblo de la Libertad, el partido de Silvio Berlusconi, y segunda fuerza más votada en las recientes elecciones. También al «rebelde» Movimiento 5 Estrellas de Beppe Grillo, que no acepta enmienda alguna a su programa electoral y aboga por la renovación total de la casta política. «¡Rendíos!», gritó el cómico hace pocos días en un mitin en Roma, en alusión a los actuales gobernantes.

Lo que es evidente es que, dado el estrecho margen entre los partidos y la división del electorado, la solución no parece pasar por otra cosa que no sea un gobierno integrador, de coalición, con la participación de varias de las principales formaciones.

De no resultar eficaz esa opción, es probable que Napolitano se vea obligado a convocar de nuevo a los ciudadanos a las urnas, para buscar un resultado distinto al de finales de febrero. Hay que recordar que esto mismo fue lo que pasó en Grecia hace menos de un año, cuando fue inevitable repetir las elecciones un mes y medio después ante la ingobernabilidad de un fragmentado parlamento.

4 -¿Sirvieron para algo las últimas elecciones?

El presidente italiano se vio obligado a convocar elecciones en febrero después de la dimisión a finales de diciembre de Mario Monti, que dijo sentirse incapaz de terminar su mandato ante la amenaza de Berlusconi de retirarle el apoyo parlamentario.

Los pasados comicios evidenciaron el escaso respaldo a la gestión del «Professore», tras 13 meses de gobierno en los que logró, sin embargo, calmar las dudas de los mercados hacia la deuda italiana y aumentar la confianza de Bruselas. Pero los sucesivos ajustes terminaron por pasarle factura y el «premier» tecnócrata fue derrotado por Bersani, Grillo y el propio Berlusconi.

Mostraron también que al «Cavaliere» nunca se le puede dar por muerto, ya que su capacidad de persuasión y su populismo han dado un resultado inesperado, por lo positivo, a pesar de sus escándalos y sus problemas con la justicia. Berlusconi, aunque renunció a presentarse a primer ministro —por exigencia de sus socios de la Liga Norte—, sigue tirando de su partido con promesas inverosímiles y su espíritu de «showman» que no deja indiferente.

Las elecciones confirmaron, además, los sondeos que apuntaban a que el centro izquierda de Bersani sería la fuerza más votada. Numerosos análisis previos a la cita electoral veían muy probable que Bersani acabase siendo el nuevo primer ministro. Pero el apoyo logrado no fue suficiente para gobernar.

El triunfo del descontento

La mayor sorpresa que dejaron los comicios fue, sin embargo, la espectacular irrupción en la vida política italiana —con una influencia ratificada por los votos recibidos— del Movimiento 5 Estrellas, el partido del cómico Grillo. Fue precisamente ese gran resultado el que, en parte, impidió gobernar a Bersani. Con un 25,5% de los votos en la Cámara de diputados —el partido en solitario más votado— y un 23,8% en el Senado, este genovés de 64 años ha logrado canalizar el amplio descontento con las políticas de austeridad y la desconfianza en la Administración. Y el apoyo obtenido confirmó las expectativas generadas por su proyecto.

5 - ¿Quién saca partido de la actual crisis?

Las elecciones han dejado claro que ser el más votado no siempre es sinónimo de triunfo. Que se lo digan a Bersani, que en dos meses ha pasado de ser el aparente vencedor de los comicios, a verse obligado a dimitir como líder del Partido Demócrata ante la creciente división en el seno de la formación. El representante del centro izquierda, consciente de su falta de apoyo en el Senado, rechazó siquiera acudir a la votación en la Cámara, que muy probablemente habría tumbado su candidatura.

Además, la misma capacidad legislativa que en Italia tienen Congreso y Senado hacía imposible el gobierno del centro izquierda en la Cámara Alta. Bersani lo sabía y decidió tirar la toalla.

El «impasse» político en el que se encuentra sumida Italia alienta el órdago rupturista de Grillo, que puede verse, sin embargo, condenado a un papel secundario en caso de salirle mal la jugada. Parece poco probable que Grillo acepte pactar con otras formaciones, al menos por lo visto hasta ahora. Eso dejaría el gobierno en manos de un acuerdo entre PD y PdL, que tendrían una mayoría amplia, amenazada eso sí por sus diferencias.

El principal beneficiado del resultado electoral es, pues, el centro derecha de Silvio Berlusconi, cuya fuerza entre el electorado hace impensable cualquier gobierno que no incluya su participación. Tras anunciar su retirada de la política el año pasado, «Il Cavaliere» está más cerca que nunca, desde su dimisión en noviembre de 2011, de volver a ocupar un cargo gubernamental.

6 - ¿Qué futuro le espera ahora a Italia?

El futuro de Italia sigue siendo incierto, a pesar del encargo de Napolitano a Letta. Por un lado, si Letta decide pactar con el partido de Berlusconi, se ganará las críticas y la censura de los partidarios de Bersani, que puso como línea roja para gobernar que no se pactase con el centro derecha. Por otro lado, si Grillo insiste en no aliarse con ninguna otra fuerza, el nuevo líder del PD no parece tener muchas más opciones, dado el resultado de febrero.

Lo que está claro es que con la elección de Letta, Napolitano manda un mensaje claro de voluntad continuista y de compromiso con Europa, para desgracia de Grillo y sus votantes. Habrá que ver ahora si el joven político es capaz de materializar esas intenciones.

ABC (España)

 


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