El actual presidente ruso, Dimitri Medvédev, firmó el año pasado un decreto por el que pedía a los burócratas que revelaran sus ingresos y propiedades. El propio Medvédev declaró unos ingresos en 2009 equivalentes a unos 108.200 dólares, mientras que el ex presidente Putin declaró una cifra algo superior, 126.000 dólares. Desde que llegó a la Presidencia hace dos años, Medvedev ha prometido que terminará con la corrupción. Activistas de los derechos humanos, sin embargo, aseguran que parte de la riqueza de las autoridades puede esconderse al público puesto que las leyes no les obligan a revelar la propiedad corporativa. La organización Manos Limpias ha asegurado queoficiales del FSB han recibido algunos de los mayores sobornosy están implicados en la protección de empresarios o en el cierre de empresas.

Rusia ocupa el puesto 146, de un total de 180 países, en el Índice de Percepción de Corrupción de la organización Transparencia Internacional. La legislación que formuló Medvédev en diciembre de 2009 prohíbe a las autoridades aceptar regalos que superen un valor de 97 dólares, y señaló que los burócratas deben informar a los organismos estatales si planean unirse a compañías comerciales en los sectores donde pueda haber un conflicto de interés.