En una entrevista que publica este domingo el diario británico The Sunday Telegraph, Cameron prometió que aplicará mano dura contra quienes intenten repetir la violencia que sacudió Reino Unido entre el sábado y el martes pasados.

'No hemos hablado lo suficiente sobre la tolerancia cero, pero el mensaje está llegando', dijo Cameron al rotativo.

El jefe del gobierno británico aprovechó la entrevista para advertir que tomará una serie de severas medidas en los próximos meses para combatir la delincuencia y recuperar las calles de los manifestantes, los saqueadores y bandas.

Agregó que el gobierno asistirá a unas 100 mil familias necesitadas de la ayuda estatal y aseguró que no le preocupa que el país sea calificado de 'Estado niñera'.

El primer ministro británico volvió a cuestionar la actuación de la policía al comienzo de los disturbios.

En su opinión, Cameron indicó que las tácticas policiales 'no funcionaron' al principio porque se organizaron para frenar las protestas por la muerte del joven Mark Duggan, pero no se ordenaron para hacer frente a la violencia generalizada, los saqueos y los robos.

Cameron ha contratado como asesor a un ex jefe de la Policía de Nueva York, Bill Bratton, que le aconsejará en materia de bandas, pero esa decisión ha sido criticada por la policía británica porque el modo de actuar de las pandillas en Reino Unido es distinto a Nueva York.

Uno de los aspirantes a dirigir la Scotland Yard, Hugh Orde, expresó sus dudas sobre la ayuda que pueda ofrecer el nuevo asesor que proviene de zonas de Estados Unidos en las que sigue habiendo hasta 400 bandas, algo que demuestra la actuación policial no es efectiva.

En una entrevista al diario The Independent, Orde aseguró que el modelo policial británico está entre los mejores de Europa.

La entrevista de Cameron coincide este domingo con una nueva jornada de declaraciones de los detenidos, unos mil 400 hasta la fecha, de los cuales 748 han sido acusados por los disturbios ocurridos en Londres y otras ciudades.

Entre ellos van a declarar dos jóvenes, de 17 y 26 años, sospechosos de la muerte de un hombre en el barrio londinense de Croydon, que fue encontrado en el interior de su coche con una herida de bala y que murió al día siguiente.