Entre los implicados se encuentran los cuatro policías que fueron asesinados hace dos días en una prisión de alta seguridad guatemalteca. Los investigadores creen que alguien ordenó la muerte de estos agentes para que no señalaran a los autores intelectuales de los asesinatos de los diputados.

Así lo señaló Samuel Peralta, jefe de la Fiscalía de Cuilapa (capital de la provincia de Santa Rosa), al revelar el resultado de las primeras investigaciones sobre lo sucedido en la prisión. "Se ha determinado que un grupo de enmascarados, portando armas de grueso calibre, entró en la prisión por la puerta principal, con la complicidad del personal de turno. Llegaron hasta donde estaban recluidos los policías y los mataron", dijo Peralta, quien puntualizó que en el ataque se utilizaron fusiles AK-47, pistolas automáticas y armas blancas.

El presidente de Guatemala, Óscar Berger, ha ido más lejos al señalar que detrás de estos asesinatos está el crimen organizado y el narcotráfico, que están "infiltrados en el Estado". La teoría de la conspiración se basa en hechos como que por qué no se reforzó la seguridad en torno a los policías capturados, a quienes se acusaba abiertamente de tener vínculos con el crimen organizado.

Uno de los precandidatos a la presidencia de Guatemala, el general Otto Pérez (ex director de la inteligencia militar) aseguró públicamente que existen, en el Ministerio del Interior, dos escuadrones de la muerte, que se dedican a la llamada "limpieza social" (ejecuciones extrajudiciales de delincuentes). Tres agentes del FIB llegaron el lunes a Guatemala para colaborar con las fuerzas de seguridad en la investigación.