Obama vivió los primeros meses de las rentas (muchos pensaban que la culpa de la crisis era de Bush). Pero ha pasado el tiempo y ha emergido la alarmante realidad: EE.UU. sigue en números rojos
The Washington Post lanzaba en plena jornada electoral la noticia de que compañías como Wal-Mart y sobre todo la industria farmacéutica habrían despertado las iras republicanas por donar demasiado dinero a los demócratas, y por plegarse con demasiado entusiasmo a sus planes de reforma de la Sanidad. ¿Se van a enterar ahora de lo que vale un peine?
Lo intrigante de esta información del Post –que puede estar tanto destinada a meter miedo a las empresas como a los votantes demócratas- es que parece ignorar que bastante más a menudo el político depende del lobby o empresa que le apoya, que al contrario. Con lo cual las represalias tienen que ser muy selectivas.
Más cuando la tradición de la gran empresa americana es siempre poner una vela a Dios y otra al diablo, es decir, donar y quedar bien con todo el mundo. Queda pues establecido que, a pesar de las altisonantes promesas de Obama de llegar a Washington para barrer a los lobbies, los contubernios político-empresariales gozan hoy de mejor salud que nunca. Más en tiempos de crisis, una crisis que es el rayo que no cesa.
Significativamente se espera que esta misma semana, justo al día siguiente de las elecciones, la Reserva Federal anuncie sus nuevas medidas para estimular una economía que se resiste como gato panza arriba a ser estimulada. Dadas las circunstancias ya hay quien les aconseja que no le tengan miedo a un 3 por ciento de inflación. Con el paro por las nubes y con el consumo por los suelos, hasta los brotes verdes que objetivamente hay producen un alivio cero.
Mientras, algunos expertos ya alertan de que una nueva burbuja financiera podría estallar cuando aún no se ha disipado el hongo nuclear dejado por la primera. Si la economía se mantiene en este limbo de angustia de aquí al 2012, ¿le costará la reelección a Barack Obama, como algunos pretenden? ¿O se puede contar con un cambio de ciclo a tiempo? Ciertamente Obama vivió los primeros meses de las rentas de que un gran sector de la opinión decidió echarle la culpa de la crisis a George W. Bush.
Ha pasado el tiempo y ha emergido la alarmante realidad: el Yes, We Can S.A. sigue en números rojos.