El fenómeno de la globalización se sustenta de manera fundamental sobre la red construida a partir de las nuevas tecnologías de la información y las telecomunicaciones. Sin embargo, la globalización no es un hecho reciente. Antes de la Primera Guerra Mundial y a lo largo del siglo XIX, ésta floreció a través de un mundo interconectado por el comercio. Entonces como ahora, las tecnologías de las comunicaciones y la información fueron parte esencial del proceso. El telégrafo, los cables submarinos, la creación y desarrollo de agencias internacionales de noticias y la transmisión de información mediante ondas electromagnéticas, constituyeron el basamento tecnológico de aquel entonces. 

Los primeros telégrafos comienzan a ser desarrollados en la década de 1830, pero no es sino hasta la década siguiente cuando la introducción del código Morse da sentido práctico a los mismos. En un comienzo el uso del telégrafo estaba supeditado al espacio terrestre y a los cables tendidos sobre el mismo. Con la aparición de los cables submarinos hechos de cobre, a partir de 1850, la tecnología telegráfica comienza a atravesar los mares. Para 1865 estará listo el primer tendido telegráfico submarino entre Gran Bretaña y la India y para comienzos de los 70, Europa estará ya conectada transoceánicamente con América y Asia. Para 1900, 190 mil millas de cable submarino interconectarán al mundo por vía del telégrafo. En 1870 un telegrama entre Londres y Bombay tardaba 5 horas, para 1924 apenas 80 segundos. 

La aparición de las agencias internacionales de noticias será otro hito fundamental en la historia de la globalización. Cinco grandes agencias dominarán la escena mundial a lo largo de ese período: Havas de Francia, Reuters de Inglaterra, Wolf de Alemania, Associated Press (AP) y United Press International(UPI) de los Estados Unidos. La primera de ellas, Havas, será establecida en 1835 y las últimas AP y UPI ya entrado el siglo XX. Durante largo tiempo las tres agencias europeas se repartirán, mediante acuerdos geográficos, el mercado mundial. Gracias a las agencias internacionales, sustentadas en las nuevas tecnologías de las comunicaciones, las noticias se transmitirán de un extremo al otro del globo comenzando a darle a éste carácter de aldea planetaria. 

El tercer gran desarrollo de la época serán los nuevos medios de transmisión de la información por vía de ondas electromagnéticas. Ello irá aparejado con los esfuerzos por regular el otorgamiento del espectro electromagnético. La introducción de la radio y de la radiodifusión, unida a la creación de organizaciones dedicadas a distribuir racionalmente el otorgamiento de frecuencias, constituirá un avance fundamental en el campo de las comunicaciones mundiales. La conferencia de Berlín de 1906 será el primer intento global de distribuir de manera organizada ese inmenso espectro. 

La nueva globalización se sustenta sobre tecnologías infinitamente más sofisticadas. Sin embargo, ello no debe hacernos olvidar que el fenómeno de la aldea global se remonta al siglo XIX.