Óscar Ugarteche Galarza, del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc) de la UNAM, explicó que el WEF ubica dos temas cruciales para el desarrollo del mundo: la disparidad económica y el fracaso de la gobernanza internacional.
“Estamos en un contexto en el que, en los últimos seis meses, Bélgica, Argelia y Líbano no tienen un gobierno establecido. Tenemos revueltas sociales por el alza del precio de los alimentos y los energéticos, desde Chile hasta el norte de África. Actualmente, hay un problema de estabilidad y, a largo plazo, conflictos de sostenibilidad política”, reconoció.
De acuerdo con el académico, con el incremento de los precios a nivel global, no hay capacidad para administrar el conflicto político; la única respuesta, como sucede en Estados Unidos, es lacriminalización de la protesta, lo que deriva en “regímenes represivos, para el libre mercado. Esto es una enorme contradicción”.
El crecimiento de la demanda alimenticia, dijo, presiona precios y genera hambrunas, mientras que la necesidad del líquido crece para aumentar la producción.
“Todo esto puede derivar en conflictos geopolíticos, inestabilidad social y política, y daño ambiental irreparable. Se estima que la demanda alimenticia crecerá, en los próximos 20 años, entre 30 y 50 por ciento”, añadió.
A los riesgos analizados en el documento del Foro, “tendría que añadirse el cambio climático”, indicó Ugarteche; sin embargo “el peligro es que Estados Unidos no cree en el Protocolo de Kyoto, ni quiere cambiar su base automotriz”. Además, China tampoco desea contribuir a la reducción de la emisión de gases de efecto invernadero”.
La crisis de gobernabilidad global se puede apreciar en la medida que no se pudo culminar la Ronda de Doha de la OMC, y en que fracasó la cumbre climática de Copenhague, es decir, explicó Ugarteche Galarza, ésta es una “globalización desgobernada”.
El también coordinador del Observatorio Económico de América Latina señaló que el único éxito sería cumplir con el Protocolo de Kyoto, lo que atañe a Europa, Estados Unidos y Asia. “El modelo económico en boga, además de ser excluyente, es muy contaminante. Son esos países los responsables de cambiarlo, de lo contrario, lo que vendrá será una revuelta mundial en el espíritu de lo que ocurrió en Túnez”, concluyó.
** Ver más en:
http://www.milenio.com/sites/www2.milenio.com/files/
grafdavos.swf