El también Premio Nobel de la Paz anunció que “quiero tomarme 72 horas para continuar trabajando esta vez de una manera más ardua para ver si podemos realmente lograr un acuerdo entre las partes en conflicto”.

Posteriormente, representantes de ambos bandos aceptaron darle el tiempo solicitado por Arias. El mediador advierte que la alternativa al diálogo puede ser una “guerra civil y un derramamiento de sangre”. Pero a eso hay que sumar el deterioro de las condiciones socioeconómicas del país que llegarían al paroxismo si el aislamiento diplomático se convierte en más sanciones al país por parte de la comunidad internacional.

Es urgente que ambos bandos flexibilicen sus posiciones a fin de llegar a un acuerdo que evite males mayores a Honduras y su pueblo.

Esperemos que esta vez la mediación de Óscar Arias, que cuenta con el respaldo del mundo, sí tenga el éxito esperado.

A esto se suma, los llamados que han hecho líderes de la región al depuesto presidente Manuel Zelaya, en el sentido de que se abstenga de ingresar al país hasta que existan las condiciones pertinentes, si en realidad tiene amor y vocación pacifista. El más reciente llamado lo ha hecho, el canciller de Canadá, Peter Kent, al subrayar “… Canadá desea estar junto a nuestros colegas en la región y reiterar un llamado a la moderación sobre el momento del regreso del presidente Zelaya a Honduras”. “El regreso a Honduras debe suceder únicamente cuando una solución pacífica sea encontrada y las condiciones sean apropiadas. De manera firme desaconsejamos un regreso a Honduras antes de que se alcance una resolución negociada. Acciones que resulten en violencia no están en los mejores intereses del pueblo de Honduras”.