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05/01/2003 | Respuestas socioculturales ante la corrupción - México

Ariadne Gallardo Figueroa

Comunicadora Social

Agalfi@yahoo.com

"Todos los hombres se jactan del mejoramiento de la sociedad y ninguno de ellos mejora"

Ralph Waldo Emerson

 

Dar respuesta a los nuevos paradigmas socio-culturales, demanda múltiples estrategias donde nuestras aspiraciones se conforman sobre la base del concepto de transformación democrática. Esta premisa entraña la esperanza de un mejor entendimiento que finque en la plataforma social bases firmes que sostengan un compromiso político de todas y cada una de sus partes.

Nos enfrentamos a un mundo global, donde todos somos responsables de lo que hacemos en el mediano y largo plazo, por ello en este trabajo recurro a un método empleado en las correccionales y prisiones del Estado de California en los años 60's, que fuera aplicado por el Dr. Eric Berne. Él lo nombró análisis conciliatorio. Tal vez a la fecha resulte para muchos especialistas obsoleto, sin embargo, debemos emprender, como decía anteriormente, la búsqueda de múltiples estrategias; por lo cual espero sea revelador e interesante el enfoque.

Bajo la premisa de que no habitamos una sociedad enferma, sino diversa en intereses y motivaciones, se centra la preocupación del por qué de la corrupción como respuesta social apropiativa. Requerimos lo que otros poseen por privilegio o status, al mismo tiempo demandamos respeto y manejamos voluntades y sensibilidades. En toda esta dinámica crecemos y luchamos ante la inequidad.

Surge la interrogante: ¿Cuál es la forma en qué enfrentamos el devenir y su progreso?, ello nos ayudará a entender cómo resolvemos los problemas a los cuales nos enfrentamos diariamente.

Dentro de los procesos culturales multi-étnicos, están interconectados valores, prejuicios, intereses y reglas jurídicas. Bagaje cultural de las sociedades en Latinoamérica, que se quedan con nosotros, son parte de un aprendizaje, corresponden a nuestra herencia grupal.

Algunos otros aspectos los adoptamos del entorno y se mezclan con las costumbres que preservamos como tradición viva. No basta entender lo que nos rodea y aceptarlo como tal, por ello existen circunstancias que transforman, revolucionan y generan diferencias.

Dentro del movimiento transicional que involucra a los cambios, están las decisiones que tomamos. Muchas de ellas no son azarosas, su móvil se relaciona con nuestra conducta heredada y todo discurso estará en función de esos valores y respuestas de la personalidad que nos han construido y hemos percibido a través de nuestra personalidad. En esa transacción o conciliación se define el concepto que Berne describe: "yo te hago algo a ti y tú me haces algo a mí en respuesta"

En las culturas piramidales que nos anteceden y permean hasta nuestros días, el aspecto discursivo tiene su eje en la figura del padre, interpretado como gobierno, patrón, jerarca, líder y jefe.

El complemento del concepto patriarcal reside en la familia como núcleo social, su discurso gira alrededor del hijo, que se traduce en gobernado, obrero, fiel, seguidor y asalariado. Algunas otras variantes, podríamos añadir, éstas derivan de la observación y el entorno, pero vamos ha dejarlo así para continuar con el análisis.

Es bueno abrir un paréntesis para abordar el concepto de madre, que Eric Berne engloba en su esquema, dentro del concepto del padre. No podemos negar el carácter proveedor e incluso autoritario de muchas madres en Latinoamérica y que en las últimas décadas es creciente la taza de mujeres como jefas de familia.

Con esto no deseo vulnerar el valor de género de las feministas que desde hace 50 años han tratado de priorizar el papel de equidad con los hombres, sino al malogrado intento que han tenido para conseguir sus objetivos. Desde mi punto de vista se debe a la resistencia transicional de muchos grupos ante las instituciones y sus leyes, donde pervive el valor dialéctico del ser humano hacia su prole.

Continuando con los elementos del método de Eric Berne, entra en juego un tercer concepto, el adulto, quien se ocupa principalmente de transformar los estímulos en elementos de información y de ordenar y archivar esta información basándose en la experiencia adquirida (1).

Difiere en esto del padre que es dictaminante de manera imitativa e impone conjuntos de normas que le han sido prestadas por herencia, lo mismo sucede con el niño, quien tiende a reaccionar abruptamente sobre la base del pensamiento pre-lógico y de percepciones escasamente diferenciadas y distorcionadas.

Es sin duda a través del adulto que el niño, en su caso conceptual, empieza a distinguir la vida como le fue nombrada, mostrada y enseñada por el padre y éste, el padre, a su vez compara como la sentía, deseaba e imaginaba, para concretar en el adulto, cómo la ve por sí mismo.

Por tanto el concepto de adulto es visto como responsable, comprometido, racional, equilibrado, tolerante y autosuficiente. De hecho todos los aspectos que aspiramos como ciudadanos y que de alguna forma deseamos de la gente que aprendemos y somos gobernados.

Berne, lo define como naturalezas múltiples al conjunto de estos seres que habitan de forma intermitente en nuestro interior, Tres conceptos: el padre, el hijo y el adulto, que nos hacen valorar e inclinar la balanza de las decisiones y la justicia de manera desigual.

Realidades psicológicas, ante la necesidad de sobre-vivencia

Para cumplir con aspiraciones que competen a nuestros intereses, tendremos que entender que las realidades psicológicas establecidas, se rigen bajo ciertos preceptos. Para el padre el punto de apoyo es el autoritario, su ideal reside en ser obedecido, respetado, tomado en cuenta, pero al mismo tiempo se rodea de seres que infringen sus normas, de la misma forma que lo hacen nuestros hijos, son individuos que evitan las sanciones para no ser regañados.

Siendo ésta la fórmula cómo enfrentamos el porvenir, los recursos con que contamos para crear una sociedad más democrática y participativa no tendrán la calidad esperada, sí como sociedad nos encontramos ante la expectativa de no ser descubiertos por la autoridad y, así mismo estamos aspirando arribar al poder, donde virtualmente seamos dueños (as) de la situación, las reglas y sus normas.

El trayecto para desarrollar mejores formas de convivencia se ven rebasadas por las necesidades de sobre-vivencia, en términos de sustentabilidad es mayor el número de pobladores que las estrategias para equilibrar la economía.

Por ello, el recurso piramidal de apropiación y distribución de los recursos, preserva el status quo requerido por las clases sociales existentes, aquel que busca una forma de vida distinta a su destino manifiesto, tendría que vivir varias generaciones para llegar a su objetivo.

Las plataformas de transgresión se presentan unas a otras, la negociación se convierte en un recurso aplicable a la ley, las normas e incluso los valores socio-culturales. Estamos inmersos en procesos democráticos a lo largo y ancho de Latinoamérica en cuyos antecedentes históricos se fincan gobiernos autocráticos e incluso totalitarios.

El modelo democratizante proviene de una creciente necesidad de los ejes del poder, cuya iniciativa necesita asirse a nuevas estrategias, hacer operativo el neo-liberalismo per se, no responde más a la sociocultura de cambio, pero en su modo dialéctico lo sustenta.

Será necesario repensar la fuerza de convocatoria de los nuevos paradigmas, pues sí acaso el sustento que los alberga reside en el valor hegemónico del capital, algo o mucho de lo que padecemos seguirá igual y no tendremos cambios sustanciales en el futuro mediato, sino más pobreza y una división clasista más polarizada.

No olvidemos que el concepto de autorrealización es el principio del adulto (2), en él se acumulan la capacidad creativa del niño y los conceptos enseñados del padre.

Para Eric Berne éste concepto de adulto entraña la vida basada en el acopio y ordenación de datos que de forma gradual enriquecen las transacción donde las "ordenes" del padre y los "miedos", del niño son sorteados con aplomo, haciendo operativo al individuo con eficacia progresiva de transformación sobre la base de experiencia adquirida.

Proyección de libertad

Hablamos de libertad para tomar decisiones y elegir gobernantes, reiteramos el valor de la soberanía en función de la libertad, en tal contexto el adulto no debe ser obstaculizado por ciertos datos que anteceden la revisión de las circunstancias, todas aquellas que interaccionan con el poder.

La duda y el poner en relieve algunos hechos, ayuda a la proyección que imaginamos del futuro, sí bien el concepto de niño se enfrenta a constantes alternativas desagradables donde el premio o castigo se ve condicionado al cumplir con un deber, lo mismo acontece al subalterno, asalariado, etc.

El padre proyecta en sus análisis la libertad como compromiso, el niño la experimenta sensorialmente, aquello que le resulta grato, termina siendo parte del beneficio otorgado, el adulto, por su parte, mantiene la expresión emocional dentro de límites adecuados, proyecta el equilibrio.

¿Por qué, como sociedad no mantenemos en su sitio al adulto?, para Berne el manejo de esta interrogante en lo individual formaba parte de la terapia en los reclusorios y hospitales de tratamiento psiquiátrico, en su observación advertía el deseo de hacer algo por parte del niño, lo cual se complementaba con el cómo hacerlo del adulto.

Es conveniente advertir que en el proceso del análisis transaccional el concepto padre, puede obstaculizar con rigidez el proceso de proyección hacia la libertad del adulto. Eric Berne reconoció en sus esquemas la validez del cálculo automático, es decir lo probado en base a consecuencias.

Recordemos que un niño contaminado del padre, será un ser reprimido, traslademos esto al plano social y tendremos respuestas de la realidad que vivimos en muchos de los pueblos de Latinoamérica, en estos preciso momentos.

Para el establecimiento de reglas anti-corrupción el equilibrio de las tres naturalezas que conforman el carácter necesitan el equilibrio, los resultados dolosos no producen buenos sentimientos, ni gratas sensaciones, el conflicto consume energía y tiempo.

No permitamos que el padre favorezca zonas de conflicto, al grado de interrumpir las áreas donde se desarrolla el adulto, perder este concepto polariza a la sociedad en dos ejes corresponsables e interdependientes: El padre y el hijo.

Debemos ser capaces de conquistar la libertad de opción, cambiar a voluntad las respuestas de los viejos estímulos del comportamiento estereotipado (3), sin olvidar con sensatez que el adulto se desarrolla más tarde que el padre y el niño y parece que no le resulta fácil alcanzarles a lo largo de la vida.

¿cómo fortalecer al adulto? Reconociendo que los tres conceptos son interactuantes e indisolubles en un sano equilibrio.

A lo largo de la historia hemos tenido la habilidad de cambiar y modificar el entorno y sus realidades, donde ciertas motivaciones dejan de tener validez cuando el medio que las hizo necesarias desaparece.

Recordemos la esclavitud, la tortura inquisitoria, son ejemplos que hasta cierta forma se han anulado de la convivencia humana, tomando en cuenta que la sociedades que les sustentan, son enfermas, del mismo modo que hay psicóticos y esquizofrénicos.

Tales asuntos que no se pueden resolver del todo en la dualidad o erradicación, por lo cual el adulto debe colaborar en la síntesis del por qué persisten bajo la tónica de ideologías absolutistas, o aberraciones existencialistas. Ello nos debe llevar a una profunda reflexión del cómo legislamos en las vías democráticas de las sociedades actuales, qué tan certero es la validación de nuestras votaciones cuando los intereses de grupo jerarquizan lo que les interesa por encima de la realidad social que habitamos, bien podríamos partir de los fundamentos de Berne para identificar nuestra el papel de nuestra obediencia y rebeldía en el umbral del tercer milenio.

Notas:

(1)Berne Eric, transactional Análisis in psicotherapy.

(2)Yo estoy bien, tú estás bien, Thomas A. Harris, pag. 63 y65, editorial Grijalbo.

(3)Material de Thomas A. Harris, pag. 104

Probidad (Organismo Internacional)

 


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fecha titulo
14/11/2002 De México para el mundo: Conferencia México contra la Corrupción


 
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