El número de octano u octanaje de una nafta mide su capacidad antidetonante cuando se la somete a presión. Cuanto más alto es ese número, menor será la posibilidad de detonación por el simple hecho del aumento de presión dentro del cilindro de un motor. Se pretende que la explosión que impulsa el pistón se produzca sólo con la chispa y no espontáneamente. De lo contrario, produce el martilleo o "pistoneo" y somete los elementos del motor a golpes desarticulados, pudiendo dañarlo.

Los automóviles más modernos tienen mayor compresión y, por lo tanto, requieren naftas con octanajes más altos. En general, se especifica un número de octano mayor que 95. El empleo de naftas de menor número no genera riesgos de explosión ni de incendio, pero sí un deterioro prematuro de los motores.

Hasta marzo de este año la nafta súper de YPF cumplía con esa condición. Obviamente, también y con mayor margen, la premium. Pero desde entonces la compañía modificó la ficha técnica de su nafta súper, disminuyendo desde 96 a 93 octanos. El precio no fue reducido en consecuencia, aunque el costo de elaboración o de importación sí lo fue. Por un buen tiempo los surtidores siguieron indicando el anterior octanaje y los usuarios fueron insuficientemente informados del cambio. Por tal motivo el traspaso al uso de nafta premium, de mayor octanaje pero también de más alto precio, ha sido sólo gradual.

El cambio ocurrió antes de la estatización del control de YPF, de manera que este hecho no debe relacionarse con esa estatización, ya que tuvo origen durante la gestión de Repsol y del Grupo Petersen. De todas maneras, no ha habido una reversión con la nueva gestión.

Esto ha generado inquietud y dudas. Se supone que su motivación fue comercial, intentando desplazar el consumo hacia la nafta premium sin necesidad de obtener las difíciles autorizaciones para modificar precios que obliga a requerir el secretario de Comercio, a pesar de que legalmente no tiene esa atribución. El incremento del número de octano insume aditivos y procesos adicionales en la refinación, no obstante lo cual las empresas, incluida YPF, más que compensan los mayores costos con el diferencial de precios entre un tipo de nafta y otro. Esto explica que cuando hay insuficiencia de producción, las naftas común y súper son las primeras que dejan de venderse, mientras que continúan expendiéndose las de más alto octanaje.

A medida que los usuarios van tomando conocimiento de la reducción de calidad de la nafta que continuaron usando, se preocupan por lo que pudo haber ocasionado en el motor de sus automóviles. Debería haber una campaña de información; de lo contrario, se acumularán más razones para reclamos justificados. YPF debe aclarar cuál fue el motivo del cambio y cuál será su política en el futuro.