Solo una autovía y un río contaminado, el pestilente Riachuelo, separan a Buenos Aires de la periferia de 24 municipios que la rodean. La capital argentina, con 2,9 millones de habitantes, y sus suburbios, con 9,9 millones, constituyen el Gran Buenos Aires, la 15ª megalópolis más grande del mundo, con 12,8 millones en total. Como toda gran urbe, el Gran Buenos Aires afronta importantes retos.

Más de la mitad de los habitantes del Gran Buenos Aires (54,3%) era considerada pobre en la crisis económica argentina de 2002. La pobreza se ha reducido desde entonces, pero aún ronda el 22%, según fuentes sindicales.

En los últimos años, la ciudad recuperó el dinamismo, ganó atractivo turístico, las plazas volvieron a estar arregladas, se construyeron edificios y abrieron restaurantes en barrios ricos. También se edificaron viviendas sociales y, por ejemplo, la carretera 3, que atraviesa el popular municipio de La Matanza, dejó de estar bloqueada por pobres en paro (los piqueteros) y se ha convertido en autovía.

El crecimiento económico ha llevado a que casi todos los años se batan las marcas históricas de ventas de coches nuevos, pero las infraestructuras no han acompañado esa expansión al mismo ritmo y los atascos se han tornado cada vez más frecuentes. Las redes de trenes de cercanías y colectivos (autobuses) y las seis únicas líneas de metro suelen abarrotarse de pasajeros en las horas punta.

La emigración a Buenos Aires de argentinos de provincias pobres y de bolivianos, paraguayos y peruanos continúa. En diciembre pasado, un grupo de ellos ocupó un parque abandonado para construir sus chabolas y las policías federal, que depende del Gobierno, y metropolitana, a las órdenes de la alcaldía, mataron a tres de ellos al desalojarlos.

En los hospitales, los médicos suelen estar en huelga en demanda de mejores salarios o por falta de material sanitario o de calefacción, como sucede desde hace dos meses y en pleno invierno austral a uno de los mayores psiquiátricos de Buenos Aires. También avanza la educación privada ante el deterioro de la pública, en la que se han mejorado las nóminas de los profesores, pero no los equipamientos municipales.

Otros desafíos del Gran Buenos Aires son las inundaciones, que suelen afectar a la región cuando llueve demasiado, y la inseguridad. La tasa de homicidios de la capital es de 4,5 por año por cada 100.000 habitantes, y en los suburbios, de 13, frente a 40 de Río de Janeiro y 6 de Santiago de Chile. Los problemas de seguridad ocupan uno de los primeros lugares en las preocupaciones de los porteños, junto con un 7% de la población activa en paro y un tercio en la economía sumergida.