El artículo "La oportunidad de América Latina", de Raúl Alfonsín (3/ I/ 2006), adolece de imprecisiones y medias verdades. Al referirse a la designación de José Miguel Insulza al frente de la OEA omite decir que su elección se concretó entre la secretaria de Estado Condoleezza Rice y el presidente Ricardo Lagos, en una visita que ésta hizo a Chile en un ambiente de armonía y cordialidad.
Mercosur está al borde de la ruptura, si no, veamos: Paraguay está dispuesto a firmar un tratado de librecomercio con EE. UU., en tanto Uruguay ya firmó uno de inversiones con este país en noviembre.
Por su parte, Brasil avanzó mucho en su especialización exportadora, creó instituciones de apoyo al comercio y está bastante maduro para negociar con EE. UU. por sí mismo. Y cuando esa negociación llegue, el agónico Mercosur habrá recibido el tiro de gracia. ¿El ingreso de Venezuela como miembro pleno de Mercosur o con una categoría superior a la de asociado sanará al bloque?
Difícil. Es un acto político.
El crudo venezolano ya entra sin aranceles al Mercosur y nadie cree que las ventas de éste crezcan mucho hacia Venezuela. En todo caso, el interés por Caracas es más argentino que brasileño. Chile no tiene problemas limítrofes con nadie, existen tratados de larga duración con países que menciona el articulista que así lo confirman.
Otra cosa son los devaneos políticos internos de Perú y Bolivia, cualquier observador acucioso sabe que éstos existen desde los años cuarenta y cincuenta. Lo que realmente preocupa es qué pasará en Argentina: todos saben que el crecimiento habido se ha conseguido a partir de cotas muy bajas, políticas no claras y no pagando sus deudas.