Inteligencia y Seguridad Frente Externo En Profundidad Economia y Finanzas Transparencia
  En Parrilla Medio Ambiente Sociedad High Tech Contacto
En Profundidad  
 
18/05/2015 | Argentina - Verbitsky: Con Dios y con el Diablo

Gabriel Levinas (@Gabylevinas) y Sergio Serrichio (@sergioserrichio)

El presidente del Cels y su trabajo para la aeronáutica durante la dictadura militar entre 1978 y 1982

 

“Hemos vencido con las armas. Mostremos tambieìn que nuestras almas no se han contaminado con la pestilencia que debimos limpiar”

Brigadier Orlando Ramoìn Agosti, comandante en jefe de la Fuerza Aeìrea y miembro de la Primera Junta de Comandantes de la dictadura militar, 25 de enero de 1979 en Coìrdoba, al poner en funciones a su sucesor en la Fuerza Aeìrea y en la Junta Militar, Brigadier Omar Domingo Rubens Graffigna.

 

“Estamos unidos en sociedad por las grandes coincidencias del amor a Dios, a la Patria, a la Libertad, a la Propiedad, a la Justicia, a la Paz, Derecho y al Orden, que son los grandes valores aglutinantes cuyo culto permitiraì que se mantenga indestructible la unidad de nuestra Patria, de nuestros hogares, y de nuestras familias, todaviìa no afectadas en sus partes vitales por el caìncer de la disolucioìn totalitaria que las Fuerzas Armadas hemos venido a extirpar”.

Horacio Verbitsky, manuscrito para un discurso de Graffigna en ocasioìn del Diìa de la Fuerza Aeìrea, 10 de agosto de 1979.

Susana Viau, esa gran periodista, algo sabiìa. En su uìltima columna antes de morir, publicada el 17 de marzo de 2013, a propoìsito del desconcierto que, en corta sucesioìn, la muerte del presidente venezolano Hugo Chaìvez y la eleccioìn del cardenal Jorge Bergoglio como Papa de la Iglesia Catoìlica, provocaron en el gobierno de Cristina Fernaìndez, escribioì:

Hace apenas una semana se dijo desde esta columna que la Presidenta estaba perdida en el escenario internacional. Muerto Hugo Chaìvez, su valedor, su papel se esfumaba en el bloque regional (……) Al mismo tiempo, la posibilidad de que fuera Jorge Bergoglio el elegido la dejaba frente a una dura realidad: “Con la Iglesia hemos topado” (…..) El cristinismo teniìa su pesadilla, el hombre que sin oponerse al Gobierno se oponiìa a sus praìcticas y por eso habiìa sufrido el desprecio kirchnerista, que le daba la espalda a sus homiliìas. Dijeron, a modo de proscripcioìn, que su pasado era Guardia de Hierro. ¿Y el del consejero favorito de los patagoìnicos, Juan Carlos el Chueco Mazzoìn, no? Se dijo tambieìn que habiìa colaborado con la dictadura, ¿acaso Alicia Kirchner no?; el Premio Nobel de la Paz, Adolfo Peìrez Esquivel negoì el colaboracionismo bergogliano. La ex defensora de Horacio Verbitsky, Alicia Oliveira, tambieìn. Los Kirchner, en ese plano, no eran una voz autorizada haciendo una fortuna gracias a la 1050, en aquel contexto un pecado capital. En cualquier caso no fue la mano de Bergoglio la que escribioì para que Orlando Ramoìn Agosti pusiera en funciones al brigadier Graffigna: “Hemos ganado la batalla de las armas, que ellas no se contaminen de la pestilencia que vinieron a limpiar”. Alguìn diìa, tarde o temprano, se sabraì quieìn fue el autor de semejante brutalidad.

 

Pues bien, a casi 40 anÞos de los hechos y poco maìs de dos del texto de Viau, podemos afirmar con certeza que el cerebro y la mano detraìs de “semejante brutalidad” fue Verbitsky, escriba permanente, junto al comodoro Juan Joseì Güiraldes y otro colaborador de nombre Pedrerol, de los discursos de los comandantes en jefe de la Fuerza Aeìrea.
Verbitsky gozoì de la proteccioìn de Güiraldes, un militar retirado pero muy ligado a las fuerzas armadas e “intelectual orgaìnico” de la dictadura, sobre la cual tuvo una fuerte influencia.

Insuficiente para encarrilarla, como queriìa, en la represioìn legal de la llamada “subversioìn”, pero suficiente para proteger a Verbitsky, ex miembro de Inteligencia de Montoneros, gestionar la liberacioìn y salida del paiìs de algunos militantes revolucionarios detenidos por hechos de sangre y actuar como consejero de la alta oficialidad militar y organizador y anfitrioìn de importantes eventos del “Proceso de Reorganizacioìn Nacional”.
En los 14 meses que llevamos trabajando en la biografía no autorizada de Verbitsky hemos constatado esa proteccioìn, que se manifestoì muy tempranamente, al punto que el hoy presidente del CELS pasoì las semanas posteriores al golpe militar del 24 de marzo de 1976 “guardado” en la Estancia “La Santa Mariìa”, en San Antonio de Areco, como nos confirmaron a lo largo de la investigacioìn tres fuentes independientes entre siì.

Fue en esa Estancia donde Pedro Güiraldes, uno de los hijos del comodoro, encontroì a fines de abril pasado un manuscrito de 34 paìginas, cuya autenticidad pudimos confirmar mediante peritajes caligraìficos que contrastaron aquellos textos con manuscritos de autoriìa “indubitable” de Verbitsky, el mismo que, a principios de este mes, abrioì la caceriìa kirchnerista del juez de la Corte Suprema de Justicia Carlos Fayt.

Una segunda revisioìn a los voluminosos archivos que Güiraldes, quien murioì en 2003, dejoì en su estancia de Areco, nos permitioì descartar la versioìn Heidi que Verbitsky brinda de sus anÞos en la dictadura y del caraìcter de su relacioìn con la Fuerza Aeìrea.
Por empezar, pudimos confirmar la autenticidad de las Memorias del Instituto Argentino de Historia Aeronaìutica Jorge Newbery, un “alter ego” del Comando en Jefe de la Fuerza Aeìrea, de cuyo financiamiento dependiìa casi por completo, que indican que Verbitsky firmoì un contrato por el que recibioì durante 6 meses una retribucioìn mensual de 700.000 pesos (a valores de hoy, unos 40.000 pesos al mes) entre octubre de 1978 y marzo de 1979. La contratacioìn fue autorizada y pagada con un subsidio directo del Comando en Jefe. La reunioìn del Instituto donde se informa del contrato con Verbitsky fue el 5 de octubre de 1978. Al diìa siguiente, la Regional de Inteligencia Buenos Aires (RIBA) de la Fuerza Aeìrea secuestroì a Patricia Roisinblit y a su esposo, Joseì Manuel Peìrez Rojo, ambos militantes de la “Columna Oeste” de Montoneros. La RIBA tuvo como epicentro el centro clandestino de detencioìn y tortura “Mansioìn Sereì”, en Castelar, a cargo de la Fuerza Aeìrea. Roisinblit y Peìrez Rojo fueron luego derivados a la ESMA, el principal centro de detencioìn y torturas de la Armada, y al diìa de hoy continuìan desaparecidos.

Documentos posteriores precisan tambieìn que Verbitsky firmoì un nuevo contrato en marzo de 1981, indicativo de que su colaboracioìn con la Fuerza Aeìrea se extendioì durante al menos cuatro anÞos, entre 1978 y 1982.

Para entonces, el Instituto habiìa sumado a los subsidios que recibiìa del Comando en Jefe los del Banco de la Ciudad de Buenos Aires, por gestioìn de uno de sus directores, el Brigadier Roberto Bortot.
Güiraldes no fue, como pretende hacer creer Verbitsky, un militar retirado lejano a la cuìpula de la dictadura. Sus archivos muestran intercambio epistolar y gestiones exitosas, que le permitieron en algunos casos salvar vidas, con altos jerarcas de la dictadura.
En la misma estancia de Areco donde estuvo “guardado” Verbitsky se realizoì, en noviembre de 1978, una recepcioìn y homenaje a Juan Carlos y Sofiìa, los reyes de EspanÞa, a la cual asistieron, entre otras figuras del gobierno militar, el ministro del Interior, general Albano Harguindeguy y el gobernador de la provincia de Buenos Aires, general Ibeìrico Saint Jean, uno de los jefes militares maìs sanguinarios, a quien se puede ver en varias fotos en amable charla con Güiraldes.
En mayo de 1979, semanas despueìs de que Verbitsky completara su primer trabajo para el Instituto Jorge Newbery de la Fuerza Aeìrea y mientras se imprimiìa la obra “El Poder Aeìreo de los Argentinos” -que en una carta a “Horacito”, como lo llamaba, el comodoro Güiraldes llama “nuestro libro”- a la Estancia tambieìn concurrioì, como parte de su “visita oficial” a la Argentina, el director del Servicio de Inteligencia de Arabia Saudita, Turki Bin Faisal al Saud.
En noviembre del mismo anÞo fue el turno del canciller aìrabe, Saud bin Faisal bin Abdulaziz Al Saud. Turki y Saud son hermanos de padre y madre y forman parte del poder permanente de Arabia. Turki fue luego embajador en EE.UU. y Saud, que asumioì en 1975, lleva 40 anÞos como canciller del reino Saudita.
Esas visitas y homenajes estaban lejos de ser excentricidades de Güiraldes, un cultor de la literatura y las tradiciones gauchescas. Rendiciones de gastos posteriores muestran que teniìan financiamiento oficial. Esto es, eran actos de gobierno. Uno particularmente significativo fue la Conferencia de Jefes de Fuerza Aeìrea de las Ameìricas (Conjefamer), realizada en La Santa Mariìa el 14 de abril de 1982, apenas doce diìas despueìs de que las fuerzas armadas argentinas retomaran el control temporal de las Islas Malvinas.
La derrota militar en Malvinas fue, precisamente, el momento que eligioì Verbitsky para reaparecer “en puìblico” y volver a incursionar en el periodismo.

La historia de esos zigzagueos y desmemorias y tambieìn la de las mejores paìginas de Verbitsky, como implacable denunciante de las violaciones a los Derechos Humanos cometidos durante los anÞos de la dictadura y de la corrupcioìn en los anÞos del menemismo, es la que contaremos con mayor detalle en su biografiìa no autorizada, de proìxima aparicioìn.

 

Nota de la redacción: Gabriel Levinas intentó en varias oportunidades una entrevista con Horacio Verbitsky pero el presidente del CELS se negó a hacerla personalmente. Solo accedió a algunas respuestas por mail a través de su secretaria para el libro que estamos escribiendo.

En los últimos correos se le mencionó la existencia de la documentación existente, parte de la cual está en el presente adelanto del libro para conocer su opinión.Lamentamos que HV no haya tenido la voluntad de aclarar o explicar la documentación que acompaña esta nota.

Ver documentos relacionados: http://www.plazademayo.com/2015/05/verbitsky-con-dios-y-con-el-diablo/

Plaza de Mayo (Argentina)

 


Otras Notas Relacionadas... ( Records 5721 to 5721 of 5721 )
fecha titulo
27/03/2002 Se buscan asesores para el presidente


 
Center for the Study of the Presidency
Freedom House