Hasta ahora la organización de la misma no registra falla, y activistas de 956 ciudades (incluidas 62 españolas) en 84 países –de Albania a Zimbabwe– han anunciado que hoy saldrán a las calles bajo el lema “Unidos por un cambio global”. Diversas páginas web recogen las convocatorias y adhesiones –que aumentan de hora en hora– y un mapa global recoge información actualizada indicando dónde y exactamente a qué hora se llevarán a cabo las marchas de protesta.

 Los organizadores de la movilización –miles de personas que coordinan por Internet y a través de reuniones– llaman a la ciudadanía a “reapropiarse de la política mediante la participación directa en la vida social, política y económica” y reclaman “una democratización de la economía y de la gobernanza”, de acuerdo al manifiesto que representantes de los indignados de 15 países aprobaron hace poco en Barcelona.

 “Este es un movimiento de persuasión ciudadana para que ellos (los políticos) hagan su trabajo” –podía leerse en la página web de un grupo de activistas–, que agregaba que “es muy fácil movilizar a la gente cuando un 1% oprime al 99%”. La idea de la movilización de hoy surgió hace dos meses como protesta europea, pero desde entonces se ha transformado en protesta de cinco continentes. Eso sí, insisten en que las marchas pretenden ser “pacíficas, sin banderas ni logos”.

 Luego de cinco meses de actividad, los indignados han modificado ligeramente su logo de estreno: “seguimos sin querer ser mercancía de políticos y banqueros”, afirman. Además de Europa, las miradas se vuelven hacia Estados Unidos, donde la protesta se ha extendido como reguero de pólvora “porque toca corazones y pide el compromiso de luchar en forma pacífica. Eso nos hace fuertes y  por eso seguimos creciendo”, según un vocero del grupo neoyorquino Occupay Wall Street. Será interesante constatar lo que ocurre con la convocatoria de hoy.