Estancamiento, conversaciones indirectas, directas, estancamiento y vuelta a empezar. Así se puede describir el tortuoso camino hacia un acuerdo que israelíes y palestinos protagonizan bajo la batuta de Estados Unidos. El mediador no se rinde y tras no poder entrar por la puerta de la paz, lo intentará por la ventana.
Tras la
oficialización del fracaso de las negociaciones directas -reanudadas el 2 de
septiembre- Washington ha decidido varíar su receta en la nueva ofensiva para
conseguir que el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu y el presidente
palestino, Abu Mazen, se pongan de acuerdo. A diferencia del anuncio de Barack
Obama en septiembre, la jefa de la diplomacia Hillary Clinton no ha puesto un
plazo de un año.
La nueva
táctica es llevar a cabo intensas conversaciones indirectas pero con una
notable diferencia respecto a la última vez: se discutirán y presentarán ahora
soluciones a los temas más conflictivos (fronteras definitivas, Jerusalén,
colonias, refugiados y agua). Netanyahu y Abu Mazen deberán poner sobre la mesa
todas sus cartas y si, como está previsto, son muy distintas, EEUU deberá
acercarlas. Por las buenas o a las malas. Es lo que exigirá George Mitchell, el
enviado especial de Obama, en los próximos dias en Ramala y Jerusalén.
"Fronteras definitivas ahora", vendrá a decir el diplomático que
escuchará oposición y quejas.
Los
negociadores palestinos rechazan la propuesta, exigen el fin de la construcción
en las colonias y siguen enfadados con EEUU por no haber culpado públicamente a
Israel del fracaso al negarse a una nueva moratoria en Cisjordania. "No
volveremos a negociar con Netanyahu y perder el tiempo hasta que pase un año y
luego los americanos nos digan que están en las vísperas de sus elecciones y no
pueden ocuparse de nosotros", afirmó este domingo Yasir Aber Rabbo. El
dirigente palestino reiteró que Abu Mazen no negociará "hasta que se ponga
fin a la construcción en las colonias".
Abu
Mazen está más cerca de las medidas unilaterales (declaración de un Estado y
pedir su reconocimiento internacional) que de intentar dialogar con Netanyahu.
El jefe del equipo negociador, Saeb Erekat, exige a la Casa Blanca que
reconozca el Estado palestino con las fronteras de 1967 con Jerusalén Este como
capital.
Israel,
por su parte, no cree que las conversaciones indirectas sean el mejor marco
para revelar sus mapas para las fronteras definitivas. "Nuestro deseo es
tratar todos los temas y no sólo el de las fronteras definitivas. Queremos
comprobar si los palestinos son serios en el deseo de acabar el conflicto y por
ejemplo renuncian a la exigencia del regreso de los refugiados", afirman
desde el entorno de Netanyahu al diario 'Israel Hayom'.
"Todo
el que piensa que delimitar ahora mismo las fronteras resolverá el conflicto se
equivoca. Nos retiramos hasta el último milimetro de la Franja de Gaza y el
Libano y, en lugar de paz, recibimos más terror y misiles", respondió este
domingo el ministro de Exteriores, Avigdor Lieberman, expresando la opinión de
gran parte del Gobierno. Una bofetada dialéctica más hacia el mensaje de
Clinton.
El
ministro de Defensa, Ehud Barak, ha vuelto a enfadar a su coalición al defender
los parámetros del 'Plan Clinton' (presentado hace 10 años) que incluye la
división de Jerusalén en un acuerdo definitivo. "Sus palabras no reflejan
la postura oficial del Gobierno sino su ópinión como líder laborista",
aclaró Netanyahu.
Barak
sabe que, si no hay proceso de paz, no tendrá más remedio que abandonar el
Gobierno. "Afrontamos un año muy importante y en el que deberemos tomar
decisiones trascendentales", declaró en el Forum Saban celebrado en
Washington. Según el diario 'Yediot Ajaronot', Clinton aplaudió con entusiasmo
el "discurso paloma" de Barak, pero susurró: "Veremos ahora si
es capaz de convencer a las tres 'B' de su Gobierno, Bibi [Netanyahu], Beguin
[Benni] y Buggi [apodo del ministro y ex general Moshé Yaalon]".