Los Yukpas con sus mujeres y niños pensaron que por ser simpatizantes chavistas podían llegar hasta Miraflores para protestar por la falta de gasolina, agua, luz, gas y comida y el abandono gubernamental en que se encuentra su región tras el paso del huracán Iota que ha dejado zonas inundadas y devastadas en el estado Zulia.

Sin embargo, la respuesta no fue otra que la represión sin contemplación a las 10 de la noche por parte de los paramilitares llamado los colectivos, los temibles Fuerzas de Acción Especial (FAES), la policía bolivariana y la Guardia Nacional Bolivariana.

Entonces los indígenas se defendieron con sus flechas pero cuatro de los Yukpas resultaron heridos. Jesús Peñaranda, jefe indio del Uyapú de Río Negro de la Guaiira, dijo desde un centro asistencial con su mano herida que se había escapado de los enfrentamientos con la policía

«Yo me escapo por debajo de los guardias y veo que aun compañero le quitan la lanza, yo me tiro a agarrar la lanza y como ellos eran bastantes pasan adelante de todos. Ellos me tiran para afuera... caí al piso, me pegan aquí y aquí (señalando el cuello y el hombro) y no sé cómo me rompí aquí (señalando el dedo vendado)».

Los desafiantes indigenas se refugiaron bajo el Puente Llaguno, a una cuadra de Miraflores, donde lanzaron sus flechas contra los uniformados. Los chalecos antibalas los protegieron de las flechas pero no de la furia que vieron en los bravos yukpas.

Los yukpas no han tenido respuesta por parte de las autoridades locales, por eso en medio del desespero, decidieron venir en autobuses para hablar directamente con Nicolas Maduro.

Ovidio Nuñez Romero, cacique yukpa y testigo de los enfrentamientos, señala que vienen de la Cuenca Yasa, en el municipio Machiques de Perijá donde ocurrió un desborde del río ocasionando deslave, buscando ayuda del régimen.