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19/04/2005 | Protección de Ataques Con Misiles

Charles Peña

Un estudio publicado por la Corporación RAND descubrió que los misiles disparados desde la superficie al aire—también conocidos como sistemas de defensa misil portados por hombre (MANPADS, por sus siglas en inglés)—son una amenaza terrorista para los aviones civiles, pero concluye que gastar $11 mil millones (más los costos anuales de operación de $2.1 mil millones) para equipar a las naves de las aerolíneas comerciales con medidas de defensa era demasiado caro.

 

Por supuesto que $11 mil millones es mucho dinero. Pero es menos que la mitad de uno por ciento del presupuesto federal de $2.4 trillones para el año fiscal del 2005 y es menos que un 3 por ciento del presupuesto del Departamento de Defensa, el cual es de más de $400 mil millones. Seguramente, debería haber una forma de encontrar unos $11 mil millones para estar prevenidos de esta necesidad crucial de seguridad.

En los más de tres años que han pasado desde los ataques del 11 de septiembre, EE.UU. ha gastado recursos considerables para aumentar la seguridad en los aeropuertos para prevenir secuestros futuros. Pero en vez de tratar de secuestrar aviones, ¿Qué tal si al Qaeda o cualquier otra amenaza terrorista decide que es más fácil disparar a los aviones que matar a los pasajeros?

Acuérdense que unos militantes, posiblemente miembros de al Qaeda, trataron de disparar a un avión israelita en Kenya en noviembre del 2002, usando un misil de mano de superficie al aire. El avión evadió el misil por muy poco.

Si uno de estos misiles le diera a su blanco, las casualidades humanas serían mucho menores a las del 11 de septiembre, pero el impacto económico no sería pequeño. RAND estima que solo un ataque exitoso de misil en contra de una aerolínea comercial podría infligir pérdidas económicas de desde $1.4 mil millones, si hubiera un cese total por un solo día de todo el tráfico aéreo, y de hasta $70.7 mil millones si la cesación se extendiese hasta un mes.

Los viajes comerciales fueron cesados por completo por algunos días y fueron severamente interrumpidos hasta por lo menos una semana después de los ataques del 11 de septiembre, pero el público viajero fue convencido de volver a volar bajo las aseguración de que el gobierno y las aerolíneas estaban tomando precauciones para prevenir más secuestros. Si un solo avión comercial es atacado por un misil, la confianza pública es probable que no se recupere con más búsquedas de pasajeros y una aumentada presencia de policías en los aeropuertos.

La espeluznante realidad es que la seguridad para protegerse de MANPADS es casi imposible. Estos sistemas portátiles relativamente livianos tienen un rango de algunas millas las cuales requerirían la vigilancia de un área de algunos cientos de millas cuadradas alrededor de muchos aeropuertos.

MANPADS son conocidos como un peligro claro y presente. Por lo menos 500,000 de estos sistemas han sido reproducidos alrededor del mundo. Y por lo menos 17 organizaciones terroristas (incluyendo a al Qaeda) es probable que poseen misiles soviéticos A-7—el mismo misil que fue usado en Kenya en noviembre del 2002. Y no son solo los A-7 que constituyen una preocupación. El misil Stinger Estadounidense (entregado al mujahadeen en Afganistán para derribar helicópteros Soviéticos Hind) puede que también esté en las manos de grupos terroristas, incluyendo a al Qaeda.

También hay una historia documentada del uso de MANPADS en contra de naves aéreas civiles. De acuerdo a la Organización Internacional de Aviación, desde los 1970s, por lo menos 42 naves aéreas han sido atacadas por MANPADS. Veintinueve de ellas cayeron. De acuerdo al FBI, 550 personas murieron por causa de esos ataques.

Si $11 mil millones disminuirán la amenaza, son $11 mil millones bien gastados. He aquí una manera de encontrar más que suficiente dinero para instalar y operar las medidas necesarias para su ciclo de vida proyectado a diez años: Cancelar los F-22 de las Fuerzas Armadas, los V-22 del Cuerpo Marino, y cancelar el submarino tipo Virginia de la marina. Los ahorros totales de esto: más de $160 mil millones en costos de programas futuros.

El F-22 fue originalmente diseñado para obtener superioridad en el aire en pos de los aviones tácticos Soviéticos que nunca fueron construidos, y las Fuerzas Armadas de EE.UU. en realidad no tienen adversario alguno que pueda seriamente representar un reto para su superioridad. Los V-22 con tecnología de rotor torcido son todavía de seguridad no comprobada e inherentemente más peligrosos que los helicópteros que pueden desempeñar la misma misión a una fracción del costo. El submarino de clase Virginia fue diseñado para rivalizar a la amenaza del submarino nuclear Soviético que ya no existe.

De acuerdo a los Ciudadanos en Contra del Desperdicio del Gobierno, en el 2004, los apropiadores del congreso introdujeron 10,656 proyectos en 13 leyes de apropiación constatando un total de $22.9 mil millones en gastos de clientelismo político—más del doble de lo que se necesita para implementar las medidas necesarias citadas en el reporte de RAND. El punto es: El dinero está ahí, si el gobierno toma esta amenaza en serio.

La responsabilidad primordial del gobierno federal es la de proveer para la defensa común. En el mundo post—11 de septiembre, esto significa defender de ataques terroristas. Mientras que es imposible defender contra cualquier tipo de ataque, el gobierno estaría incumpliendo su deber si no pudiera encontrar $11 mil millones para proteger a las aerolíneas comerciales de una amenaza tan seria como esta.

Charles V. Peña es Director de Estudios de Políticas de Defensa para Cato Institute.

Traducido por Gabriela Calderón para Cato Institute.

El Cato (Estados Unidos)

 



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