Cuando uno se adentra en la céntrica sede del Partido Colorado que ha gobernado seis décadas Paraguay, uno tiene la sensación de estar en la Unión Soviética o en la actual Corea del Norte. Un inmenso mural de puro estilo comunista recibe al visitante mostrando un campesino sujetando una hoz en el campo junto a su familia, mientras dentro, un sinfín de pasillos llevan a oficinas donde hasta los teléfonos y los sillones son -por supuesto- colorados.

Este edificio pasará finalmente a la historia si el ex obispo Fernando Lugo y su Alianza Patriótica para el Cambio, que aglutina a varios partidos y organizaciones opositoras, incluyendo comunistas, colorados disidentes y liberales conservadores, consigue ganar las presidenciales de mañana, tal como auguran las encuestas.

La candidata oficialista y ex ministra de Educación, Blanca Ovelar, está al menos seis puntos por detrás de Lugo. En un reciente intento por animar a sus bases nerviosas, los colorados llegaron a organizar el pasado sábado un desfile de cientos de jinetes y amazonas, portando característicos pañuelos rojos alrededor del cuello, para honrar a sus fundadores.

En su discurso, Ovelar apeló a la unidad del partido. Y no es para menos, considerando que la colectividad se ha dividido en dos después de que su rival en las elecciones internas del partido, el ex Vicepresidente Luis Castiglioni, la acusara de cometer fraude. El actual Presidente paraguayo, Nicanor Duarte, es el principal respaldo de la candidata pero su sombra es muy alargada y algunos observadores apuntan que, a pesar de que Ovelar es probablemente la mejor candidata que ha presentado jamás el partido, seguramente no tendrá poder real alguno en caso de ganar.

Viéndose ante la pared, el Partido Colorado ha lanzado una dura ofensiva contra la candidatura de Lugo, que es visto como un agente del Presidente venezolano, Hugo Chávez; un amigo de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) -que se rearma en gran parte a través del contrabando en la zona de la Triple Frontera que abarca Paraguay-, y un enemigo de la propiedad privada por su insistencia en una reforma agraria y su simpatía por los campesinos sin tierras cuando era obispo de San Pedro, una provincia miserable del norte del país.

Frente a ello, Ovelar muestra sus credenciales a favor del libre mercado, reitera que luchará contra la corrupción sin aducir al hecho de que precisamente está enquistada en el país gracias a su partido y -última novedad- está de acuerdo en renegociar el acuerdo con Brasil por la represa hidroeléctrica fronteriza de Itaipú. Ésta provee cerca de un quinto de la energía que consume el gigante sudamericano, pero a cambio paga por ella un precio apenas por encima del coste.

Pero esta estrategia no parece haber resultado. Tanto es así que, según algunos analistas, Estados Unidos y Brasil parecerían haberse dado cuenta de que el triunfo de Lugo es inevitable y ya están preparándose para el día después. Como reflejo de ello, el Presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, recibió hace unos días a Lugo en Brasilia, tras meses ignorándolo.

Eventual fraude

En vistas de este panorama, un triunfo colorado parecería que sólo llegaría de la mano de un fraude electoral masivo. "Estoy convencida de que va a haber fraude, eso es lo normal acá. El gobierno puede hasta comprar mesas (electorales), se compran al presidente de mesa y los veedores opositores por 1,5 millones de guaraníes (90 dólares) cada uno y llenas las urnas con votos de la gente que no fue a votar", afirmó la politóloga Milda Rivarola.

Por su parte, Lugo dijo a "El Mercurio" que los preparativos para evitar el fraude están en marcha y fuentes de su partido dicen que tienen un plan de acción detallado que prefieren no divulgar.

Sin embargo, Rivarola aseguró que no ha visto indicios claros de que hayan establecido una maquinaria de control efectiva. Tampoco ayuda que el tribunal electoral esté en manos coloradas y que seguramente el número de observadores internacionales, como los que envió la Organización de Estados Americanos (OEA), sea demasiado escaso.

El ex Presidente colombiano Andrés Pastrana, jefe de la misión de la Fundación Internacional para Sistemas Electorales, tiene confianza. Ayer dijo que sus expertos son capaces de denunciar cualquier fraude.

Los otros

En cuanto a los demás candidatos, las posibilidades de victoria del ex general Lino Oviedo, como las del empresario Pedro Fadul, son muy reducidas.