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29/03/2009 | España - Los Kennedy,

José María Zavala

«Tu madre se moriría si supiera que Joe está en Madrid...». Aquellas 11 palabras que el patriarca de los Kennedy, Joseph Patrick, escribía a una de sus hijas desvelaba un secreto que ha permanecido casi inédito hasta nuestros días: la presencia en España, en plena Guerra Civil (1936-1939) de su primogénito, Joseph Patrick Kennedy, Joe para la familia. Lo que no decía el padre aún sorprende hoy más. No sólo el hijo mayor de los Kennedy estuvo en España en aquellos años de batalla y sangre. También lo hizo, y en dos ocasiones, un jovencito que con los años llegaría a ser presidente de Estados Unidos: John Fitzgerald Kennedy (JFK). Tenía apenas 19 años.

 

Joe, el hermano mayor, había cumplido 23 años cuando llegó a Barcelona, en enero de 1939; su hermano pequeño había estado ya en Madrid al principio de la guerra, y viajaría también a Barcelona en junio de 1938. Joe, igual que su padre, el tozudo y emprendedor Joseph Patrick Kennedy, embajador norteamericano en Londres, era partidario de Franco.

Desde su privilegiada atalaya londinense, el veterano diplomático curtido ya en muchas escaramuzas durante la Primera Guerra Mundial, tuvo la lucidez suficiente para intuir que la lucha iniciada en España en julio de 1936 podía ser el detonante de otra guerra mundial, sobre todo tras la creciente intervención soviética. Quiso disponer entonces de datos fidedignos sobre España, empezando por los ideales que defendía cada bando y las repercusiones que para EEUU podía tener que uno u otro ganase la guerra.

Pese a su simpatía por el bando nacional, el patriarca de los Kennedy sabía que su gobierno, presidido por Franklin Delano Roosevelt, mantenía sus credenciales cerca del ejecutivo republicano.Además, numerosos súbditos norteamericanos combatían en España al servicio de la República, enrolados en las Brigadas Internacionales; en concreto, en el llamado Batallón Abraham Lincoln.

Precisamente para contrarrestar la información partidista de su gobierno, el patriarca de los Kennedy dispuso el viaje de sus dos hijos mayores a España; un viaje casi desconocido del que sólo se hicieron eco, hace ya más de 40 años, el economista Fabián Estapé y el historiador Ricardo de la Cierva.

Las cartas y diarios de los dos jóvenes constituyeron luego una información de primera mano sobre la contienda, a la vez que un atractivo análisis sobre las repercusiones de su desenlace en los intereses estratégicos de EEUU a largo plazo.

Joseph Patrick era el hijo predilecto de su padre, a quien éste matriculó en la Universidad de Harvard, permitiéndole residir luego un año entero en Londres, donde completó su formación en la London School of Economics. Consciente también de que su segundo hijo varón, John, constituía para él un importante recambio, el padre cuidó su formación con esmero, matriculándole igualmente en Harvard.

Fue así como el primogénito del embajador, Joe Patrick Kennedy, se encontró ya en Barcelona el 26 de enero de 1939, cuando las tropas de los generales Solchaga y Yagüe entraron victoriosas en la ciudad. Días después, Joe, utilizando sus contactos diplomáticos, embarcó en un destructor británico que le condujo hasta Valencia, el último puerto en poder de los republicanos. Una vez allí, las autoridades republicanas le ayudaron a llegar hasta Madrid, donde estuvo muy cerca de perder la vida tras contactar con la Quinta Columna de Franco.

Una de aquellas noches, reciente aún el golpe de Estado del coronel Casado, fue detenido en plena calle por un grupo de milicianos que le hubiesen ejecutado sin miramientos si Joe no hubiera exhibido in extremis su pasaporte diplomático, acompañado de un providencial salvoconducto que le acreditaba además como agregado de prensa del embajador de EEUU en París, William C. Bullit. Obra, sin duda, de su mejor ángel de la guarda: su propio padre.

Muy pocos sabían entonces que el primogénito de los Kennedy se entrevistó en secreto con un miembro relevante de esa Quinta Columna, Manuel Valdés, el único representante de la antigua Junta Política de Falange Española que permanecía entonces en Madrid. Valdés y Joe Kennedy hablaron de la represión en las cárceles, iniciada con las sangrientas sacas en los primeros meses de la guerra, mientras Carrillo era responsable del orden público en la capital.

TESIS «CUM LAUDE» SOBRE ESPAÑA

A primeros de abril, regresó a Londres, tomando el ferrocarril hasta Hendaya, desde donde embarcó hacia la capital británica para reanudar sus estudios en la London School of Economics.Antes incluso de viajar a España, había mostrado ya interés por la guerra civil, eligiéndola como tema de su tesis doctoral para estudiar las ventajas e inconvenientes para su país de una hipotética intervención extranjera en la Península ibérica. Titulada Intervention in Spain, la tesis mereció en 1937, cuando fue defendida por su autor, la máxima calificación académica: sobresaliente cum laude.

El trabajo abogaba por la neutralidad estricta de EEUU en la guerra civil española, rechazando la intervención crediticia y financiera de las autoridades norteamericanas en favor del gobierno de la República, el único reconocido por Roosevelt.Pero la «neutralidad» defendida por él no era en realidad tal, pues resultaba entonces muy significativo que un joven estudiante propugnase la no intervención en España de un gobierno que sólo aceptaba como jefe de Estado legítimo a Manuel Azaña y como primer ministro a Juan Negrín.

Entre tanto, su hermano John Fitzgerald Kennedy aprovechó también la oportunidad brindada por su padre para viajar a España. El joven de sólo 19 años envió luego a su padre un estudio pormenorizado de las repercusiones para Inglaterra de una victoria republicana.En una de esas cartas, criticaba la ignorancia del pueblo americano sobre lo que sucedía en España. Y matizaba: «Aunque considero que sería quizá mucho mejor para España que Franco triunfase -porque esto devolvería al país unidad y fortaleza-, al principio era el Gobierno [republicano] quien tenía moralmente razón».

Una visita a San Juan de Luz, en el sur de Francia, le hizo reflexionar sobre la guerra civil. La lectura del libro Inside Europe, del periodista norteamericano John Gunther, despertó su simpatía por el bando republicano, pese a que aquella localidad era en su mayoría partidaria de los sublevados. Pero, tras leer las atrocidades cometidas en la zona republicana, admitió que le habían «apartado un tanto del Gobierno [de Negrín]».

CONTRA LAS CORRIDAS DE TOROs

La mera contemplación de una corrida de toros ratificó su postura: «Había quedado convencido», escribió, «de la veracidad de las atrocidades, porque esta gente del Sur son felices con las escenas crueles. Consideran divertido contemplar al caballo abandonado en el ruedo con sus intestinos colgando».

Durante su estancia en la Península se hizo dos reflexiones: si las tropas extranjeras fueran retiradas de España, ¿qué oportunidad de vencer tendría Franco?; y si Franco triunfase, ¿en qué medida debería atribuirse su victoria a Mussolini y a Hitler?

El futuro presidente de Estados Unidos regresó a España dos años después, en junio de 1938, cuando las tropas de Franco acariciaban la victoria. Un episodio de su vida desconocido para la opinión pública como el supuesto hijo que acaba de salir a la luz: el californiano Tony Bohler, de 63 años, marchante de arte, quien dice estar dispuesto a probar el parentesco mediante una prueba de ADN. John Kennedy lo habría concebido cinco años después de su última visita a la España en guerra. Esta se produjo en un marco histórico y decisivo, durante el verano y otoño de 1938, cuando entre Lérida y Castellón tenía lugar la trascendental batalla del Ebro durante el verano y otoño de 1938.

La visita del joven John Fitzgerald Kennedy pasó desapercibida.Entonces, las miradas, como era natural, se concentraron en el presidente indio Jawaharlal Nehru, quien el 16 de junio llegaba a Barcelona acompañado de su única hija Indira, envuelta en su sari negro. Invitados por el ministro republicano de Exteriores, Julio Alvarez del Vayo, la presencia en Barcelona de Nehru y de su hija constituía una clara provocación a Inglaterra, cuyas presiones sobre Francia para que cerrase definitivamente la frontera al suministro de armas a Cataluña habían desatado la ira de Negrín.¿Qué mejor modo tenía éste de expresar su indignación que declarar «huésped de honor de la República» al más férreo defensor de la independencia de la India?

Nehru fue aclamado así como presidente del Congreso Nacional indio, y en calidad de tal visitó el 16 de junio al ministro socialista de Justicia, Ramón González Peña. Al día siguiente, durante su visita al frente del Este, Nehru pudo comprobar por sí mismo el excesivo optimismo del ministro de Justicia mientras posaba ante las cámaras con su anfitrión Enrique Líster.

El 18 de junio, fue recibido por el presidente de las Cortes, Diego Martínez Barrio; por el presidente de la Generalitat, Lluís Companys; y por el alcalde de Barcelona, Hilari Salvadó. Pero nadie reparó en la presencia de un joven trajeado, de pelo corto y mirada reconcentrada, que posaba en una fotografía junto a Enrique Líster, Nehru e Indira Gandhi. Se trataba de John Fitzgerald Kennedy, quien, dos años atrás, había estado ya en España.

John F. Kennedy

El que fuera presidente de EEUU visitó en dos ocasiones España durante la Guerra, la primera cuando sólo tenía 19 años.

John sentía simpatías por la República aunque, finalmente, se decantó por el bando nacional.

**Publicación. José María Zabala aporta nuevos datos sobre la presencia del futuro presidente de Estados Unidos en la contienda.

El Mundo (España)

 


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19/01/2006 Un boricua en en la trama del caso Kennedy


 
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