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15/06/2005 | Los enormes y verdaderos beneficios de la globalización

Don Boudreaux

"No hay absolutamente nada único en la pérdida de empleos causados por cambios en el patrón o la intensidad del comercio internacional en comparación con las pérdidas de empleo causadas por los cambios en el patrón de intensidad del comercio nacional. Ídem para las pérdidas de empleos causadas por los cambios tecnológicos."

 

Gary Hufbauer y Paul Grieco, del Institute for International Economics, firman este  editorial del Washington Post de hoy. En él, informan de que su investigación empírica concluye que el comercio más libre tiene un rédito material significativo para los americanos.

Era de esperar.

He aquí su resumen de sus hallazgos:

Utilizando cuatro métodos distintos, estimamos que la combinación de la reducción de las distancias -- gracias a buques contenedores, las telecomunicaciones y otras tecnologías nuevas -- y las barreras políticas más bajas al comercio y la inversión internacionales genera un incremento de los ingresos en Estados Unidos de un trillón de dólares al año en bruto (medidos en dólares del 2003), o cerca del 10% del producto interior bruto. Esto se traduce en unos beneficios en los ingresos anuales de cerca de 10.000 dólares por habitante.

Este editorial se basa en investigaciones divulgadas más ampliamente en este ensayo por Hufbauer y Grieco y Scott Bradford.

Mi único desacuerdo con el editorial de Hufbauer y Grieco es su afirmación de que "es moralmente imperativo afrontar las pérdidas privadas en que se incurre a causa de la deslocalización de la mano de obra".

Afrontar tales pérdidas tal vez sea imperativo políticamente. Pero no hay nada de imperativo moralmente en absoluto. Un motivo -- que expliqué antes aquí -- es que no hay absolutamente nada único en la pérdida de empleos causados por cambios en el patrón o la intensidad del comercio internacional en comparación con las pérdidas de empleo causadas por los cambios en el patrón de intensidad del comercio nacional. Ídem para las pérdidas de empleos causadas por los cambios tecnológicos.

La pérdida de puestos de trabajo -- como la creación de puestos de trabajo -- son una parte natural de una economía de mercado.

La presente histeria acerca de la "deslocalización" - es decir, la importación de servicios - hace que los opositores al libre comercio se hagan pasar por defensores del trabajador que ha perdido su puesto de trabajo incluso aunque estos trabajadores "jugaron según las reglas". El Senador John Edwards, por ejemplo, durante su apuesta por su nominación presidencial Demócrata, habló repetidamente de "gente que jugó según las reglas", pero a la que sin embargo le dieron la patada a causa del comercio con extranjeros. La premisa es que jugar según las reglas debería ser bastante para protegerte de perder tu empleo.

Apelar a las reglas es poderoso. Cualquiera comprende que romper las reglas previamente acordadas está mal.

Pero no hay norma en una sociedad libre que diga que si juegas según las reglas - si trabajas duro, recibes una educación, y eres una persona de integridad - tienes garantizado que nunca perderás tu puesto de trabajo. Dicho diferente, el hecho de que la gente honesta, decente y trabajadora pierda en ocasiones su puesto de trabajo no es prueba de injusticia, mala práctica, engaño o política pobre.

Si el gobierno intentara alguna vez implementar una norma que garantizase que ningún cumplidor de las normas perderá nunca su empleo, el gobierno tendría que (intentar) congelar donde está el presente patrón de actividad económica. Los consumidores serían disuadidos de cambiar sus patrones de gasto; la tecnología nueva sería ilegalizada; la búsqueda de mayor eficacia estaría prohibida; los cambios demográficos serían ferozmente regulados por el gobierno. Nada que amenace la reducción significativa de la demanda de la producción de cualquier industria existente estaría tolerado - dado que tal reducción de la demanda implica una reducción de la producción en esa industria y, en consecuencia, la pérdida de puestos de trabajo en esa industria.

El crecimiento económico se detendría; de hecho, cambiaría de avanzar rápidamente a retroceder rápidamente, dado que cualquier avance de la economía con este tipo de regulación gubernamental colapsaría.

Un conjunto de normas reales en una sociedad libre orientada al mercado es lo siguiente: cada trabajador llega a disfrutar un estándar de vida que es increíblemente alto según los estándares históricos, y que probablemente continuará creciendo con el tiempo; cada trabajador puede gastar e invertir sus ganancias bastante según lo [estime] apropiado y [puede] buscar acuerdos incluso mejores para el gasto y la inversión de sus beneficios. Los empresarios e inversores pueden producir y ofrecer a la venta lo que quieran. Si, como ha sido el caso durante bastante, los consumidores pagan lo bastante por el producto de una firma A, la firma A prospera. Cuando los consumidores eligen reducir las cifras que gastan en los productos de la firma A, la firma A reduce su producción (quizá hasta [decide] cerrar). Toleramos -- de hecho, celebramos -- el cambio económico, porque, en las sociedades de mercado, ese cambio es otro nombre para el crecimiento económico que nos trae mayor y más extensa prosperidad.

Proteger a los trabajadores "que juegan según las reglas" contra la pérdida de puestos de trabajo requeriría que el gobierno rompiera casi todas las reglas de una sociedad civil libre y próspera.

Diario Exterior (España)

 



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