Los del Congreso y los de la Corte Suprema de Justicia, al llegar a ser sabedores de que el mismo día de las elecciones planificadas se le daría volantín al Congreso y a la Corte Suprema para de antemano conformar la Asamblea Nacional Constituyente que, lógicamente, lo tendría como Presidente de la misma, hasta que a Mel se le ocurriera convocar a elecciones ordinarias y volver a la Presidencia Constitucional.

Pero Mel fue descubierto en la maniobra y muy de madrugada lo capturaron y montaron en un avión, rumbo a Costa Rica. Él dice que lo sacaron en pijama pero muy temprano estaba en San José comprando ropa y gastó más de cincuenta mil dólares, con tarjeta de crédito. Y todo mundo sabe que en pijama nadie anda las tarjetas encima.

Pero todo eso es historia. Mel ya terminó como presidente de la República y por más brincos que dé, no encontrará el lugar, que ya está ocupado y por mientras de verdad se verifican las elecciones de noviembre y no las por él inventadas.

Toda esa historia de que miles de partidarios lo esperaban en Toncontín y que él aterrizaría para ponerse al frente de su gente para armar tremolina, terminó en cuento de hadas pues el avión venezolano en que venía no pudo aterrizar y a Melito le pasó lo que a Satanás con el “vade retro”. En otro avión, venezolano también, venían otros personajes, como si hubiera fiesta y quien invitaba los traía, los que de inmediato pintaron cola. Los manifestantes no pudieron cruzar la cerca, como era el plan para declarar un cuartel en posesión de los rebeldes, pero sí la rompieron y un cristiano apareció muerto y no se sabe si fue de un tiro de los guardianes o fusilado por alguno de los manifestantes, como víctima.

La verdad es que muchísima gente estaba asustada de que Mel pudiese regresar para continuar haciendo los desmanes que le eran usuales, el despilfarro, la corrupción, la falta de respeto al derecho, la burla de los congresistas, además de otras más barbaridades.

Su gente, dirigida por salvadoreños, nicas, hondureños y venezolanos, expertos en la materia provocativa y movidos con dinero de Venezuela, armaron tumultos armados de palos y sabe Dios qué más y de asistencia poco numerosa desfilaron pidiendo el regreso de Mel, muchos pintarrajeados mancharon infinidad de paredes con slogans pro Chávez, pro melistas y rabiosamente anti gringas, en Tegucigalpa y otras ciudades, al tiempo que rompían vidrios de automóviles y de negocios que se atrevieron a abrir a su paso.

Las turbas melistas produjeron pánico en un principio, puesto que eran presagio de violencia, pero a continuación, espontáneamente y en todo el país, se armaron manifestaciones a favor del no regreso de Mel y sus integrantes cuadruplicaron, o más, a los melistas, desfilando en orden, sin insultos, sin que los tenderos tuvieran que cerrar sus negocios llenos de terror, aunque el párrafo no parece verídico, es una realidad límpida que, incluso, recibió aplausos de los mirones.

Los principales personajes del engranaje político de Mel salieron huyendo como fieras perseguidas y unos pocos se refugiaron en embajadas, porque en verdad que sólo los que se significaron como demasiado uñudos han sido requeridos. El país marcha tratando de recuperarse económicamente pues está quebrado por Mel y debe recuperarse. Todos confiamos en que Micheletti, el Presidente, habrá de lograr en poco tiempo la confianza de los países a quienes Zelaya hizo creer que era casi como “el padre de la democracia mundial”, mientras el clero, los empresarios, los trabajadores y gente común considera que el cambio era necesario y urgente, para que no entráramos al círculo de Chávez, en contra de los Estados Unidos de América y de la democracia.

Pero tampoco debemos olvidar que estamos a las puertas de las elecciones generales. Zelaya es posible que tenga demasiada cargada la conciencia y se quedará en el extranjero; a menos que le den una amnistía que no merece pero podría dársela el mediador, Dios quiera que no. Entonces, el nacionalismo debe estar preparándose bien, porque otra pérdida nos entierra. Y ya es tiempo que esté listo el programa de gobierno, no poético sino real. Porque ya los tontos se acabaron… y Mel sembró demasiada corrupción…