El pasado viernes, Barack Obama, el primer presidente afroestadounidense de Estados Unidos, llegó a Ghana, uno de los 53 países de África. Esa visita de Estado nos lleva a reflexionar sobre uno de los continentes más golpeados por la pobreza, la enfermedad y el olvido.
Una consecuencia positiva inmediata de esa visita es la percepción de los africanos que ven en Barack Obama —después de Nelson Mandela— la reivindicación de su raza y de sus derechos ante el mundo; raza que por siglos padeció la esclavitud y que continúa enfrentando la irracionalidad de la discriminación.
Sabemos que Obama no es el primer presidente estadounidense en visitar África, pero es claro que su presencia generó optimismo por algo que podría interpretarse como compromiso con sus propios orígenes raciales. No obstante, el reto de disminuir los rezagos en ese continente es inmenso, por buenas que sean las intenciones del presidente de Estados Unidos.
Actualmente los ingresos per cápita en África son menores que en los años 70; más de 50% de su población (350 millones de personas) vive con menos de un dólar diario.
Indicadores de 2007 de la Unión Africana señalan que 36% de la población carece de agua potable y que 83% fue vacunada para prevenir tuberculosis, difteria y sarampión. El África subsahariana tiene ocho países que concentran una tercera parte del total mundial de infecciones por VIH y de muertes por esa enfermedad.
África es el continente con más inestabilidad política del mundo y más bajos niveles de democracia y de respeto a los derechos humanos. Desde 1996, 11 de sus países han enfrentado guerras civiles. El SIPRI (Instituto Internacional de Estocolmo de Investigación para la Paz) indicó que durante los años 90 esa región tuvo más guerras que el resto del mundo, en su mayor parte producto de la guerra fría.
Obama definió a Ghana como “modelo extraordinario de éxito para el resto del continente”, país que, coincidentemente, es base de operaciones de los comandos antiterroristas estadounidenses. Queda un pendiente, su visita a países africanos con pobreza extrema.
La visita de Obama quizá generó preocupación en las naciones europeas que tuvieron colonias en ese continente y que aún conservan ahí propiedades y cuantiosas inversiones, así como en China, cuyo interés por África se ve en la construcción de carreteras, presas, viviendas, hospitales y escuelas.
Esperamos que si Obama da continuidad a la ayuda económica que George W. Bush otorgó en los últimos años a la región más necesitada del mundo, no signifique una reducción drástica en las inversiones, oportunidades de comercio y programas de apoyo a México y Latinoamérica.
También esperamos que después de la amarga experiencia que ha vivido México por la crisis económica de Estados Unidos, se contemple seriamente diversificar todas las fuentes de comercio e inversión a nuestro alcance, incluyendo esa región del mundo.
Quizá sea momento de analizar por qué no existen planes nacionales con visión de largo plazo en sectores estratégicos, como comercio internacional, turismo, campo, salud y comunicaciones —además de reorientar nuestra política fiscal— que, en su conjunto, desarrollen una nueva alternativa que permita confirmar una relación diplomática que contribuya a fortalecer a los gobiernos de ese continente.
“Cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar”
En el gabinete la pregunta es: ¿y a ti no te han pedido la renuncia?
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**Político, escritor y periodista