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04/09/2005 | Nigeria: la polémica campaña anticorrupción de Obasanjo

Nicolás Aikin Araluce

"La decisión por parte de los países miembros del club de París de condonar el 60% de la deuda externa de Nigeria, la cual asciende a más de 30.000 millones de dólares, el pasado junio supuso un éxito para el presidente Obasanjo, quien fijó como siguiente objetivo la cumbre del G8 celebrada a comienzos de julio en Escocia, de cara a la posible obtención de concesiones adicionales".

 

Otros estadistas africanos también tenían sus puntos de mira puestos en el evento, y expresaron su preocupación de que los atentados terroristas en Londres desviaran la atención de los líderes mundiales reunidos en Gleneagles de los problemas del continente africano que iban a ser abordados en la cumbre.

 

Pero su desasosiego no trascendió puesto que Tony Blair mantuvo a África en el primer puesto de la agenda, y los miembros del G8 anunciaron su compromiso de aumentar la ayuda al tercer mundo en $50.000m y en condonar el 100% de la deuda a 18 de las naciones más pobres (muchas de ellas africanas).

 

Los países beneficiarios incluyen a Etiopía, Benin, Ghana, Uganda, Tanzania, Zambia, Mauritania y Mali, entre otros, pero no a Nigeria. Y es que a pesar de ser el estado más poblado de África (uno de cada 5 africanos es nigeriano), Nigeria es el séptimo productor mundial de petróleo y aunque más del 70% de su población sobrevive con un dólar diario, no cumple la definición de país de baja renta establecido por el Banco Mundial. No obstante, el nuevo presidente de esta última institución calificó el  acuerdo del G8 de "histórico" y animó a los estados integrantes a que extendieran la condonación a Nigeria, cosa que no han hecho, y el caso será analizado nuevamente por el Club de París.

 

Podría decirse que en esencia el acuerdo ha producido dos reacciones distintas. Por un lado, exigencias por parte de los gobiernos de naciones tercermundistas para que extiendan la medida a otros estados y de otro, observaciones de que la historia demuestra que la cancelación de deudas externas no impulsa el desarrollo económico de ningún país y que mientras existan gobiernos corruptos es improbable que los habitantes más necesitados se vean beneficiados por tales medidas.

 

Es bien sabido que Nigeria es uno de los países más corruptos del mundo, fenómeno muy arraigado en todos los eslabones de la sociedad, y que explica el caos económico y social en el que se halla dicha nación. Y sin embargo, el presidente Nigeriano – que desde que subiera al poder en 1999  por la "atípica vía democrática" en un país como aquel - ha instituido una supuesta campaña anticorrupción a todos los niveles, alegando por un lado que "no habrá vacas sagradas". Y por otro, que al menos la mitad de la deuda contraida en las últimas décadas por Nigeria es de naturaleza dudosa, siendo el resultado de préstamos irresponsables o incluso malintencionados hechos por la comunidad internacional a las sucesivas dictaduras militares nigerianas corruptas, y que los acreedores son tan culpables como los deudores en la acumulación de ésta.

 

Es probable que haya algo de cierto en el argumento ya que la corrupción no conoce fronteras, pero conviene recordar que el General Olusegun  Obasanjo fue dictador de Nigeria entre 1976 y 1979. Cierto es que él personalmente no dio ningún golpe de estado sino que fue nombrado sucesor de Murtala Mohamed tras el asesinato de éste y que finalmente permitió que se celebraran elecciones generales, dando paso al gobierno del presidente civil, Shagari. Pero hay quienes no han olvidado su etapa militar, y algunos  opinan que Obasanjo estaba sujeto a  mucha presión política y social para que cediera el poder cuando así lo hizo. Sea como fuere, los militares no tardaron en volver a hacerse con las riendas del gobierno, y en 1983 el general Buhari desplazó a Shagari. Buhari fue a su vez derrocado por el general Babangida en 1985, quien por otra parte fue substituido por el general Abacha en 1993, hasta su muerte en 1998.

 

Tras el gobierno transitorio del General Abubakar, en mayo de 1999 Obasanjo fue elegido presidente y en abril de 2003 fue reelegido en unas elecciones calificadas por algunos de dudosas. Y su principal contrincante – curiosamente otro ex presidente militar del pasado: el anteriormente citado Buhari- al parecer aun disputa dichos resultados en los tribunales.

 

Pero tras 5 años de mandato, las gestiones anticorrupción de Obasanjo no han convencido a muchos nigerianos y aunque se han abierto diversas investigaciones relacionadas con supuestos casos de apropiación indebida de fondos, nadie ha dado con sus huesos en la cárcel.

 

Una de sus principales actuaciones fue la de investigar las finanzas de la familia del ex-dictador militar Sani Abacha quien gobernó el país con puño de hierro y se apropió descaradamente de más de $5.000 millones (las cifras exactas son un auténtico misterio) que fueron a parar a más de un centenar de cuentas bancarias en Europa y EE-UU. Abacha murió de un ataque al corazón en circunstancias no del todo claras y su familia se ha negado a devolver el dinero robado, factor que impulsó al gobierno a ofrecerles algo más de $100 millones e inmunidad contra sus múltiples delitos financieros a cambio de que devolvieran a las arcas del Estado las astronómicas cantidades supuestamente depositadas en los bancos Europeos y Americanos. Pero la familia no colaboró y al parecer es que existe todo un colectivo de políticos y ladrones de alto vuelo disfrutando de las rentas de dichos fondos.

 

Para algunos, también es sospechoso que Obasanjo investigara a Abacha y no a su antecesor Ibrahim Babanguida. Pero es que resulta que Babanguida apoyó su candidatura presidencial en su primer mandato de 1999, obteniendo para él el respaldo de los estados musulmanes del norte del país. Abacha además lo encarceló en 1995 y Obasanjo estuvo preso hasta la muerte de éste, cuando Abubakar lo liberó. Así que mientras uno había sido su aliado político, el otro fue su carcelero, hechos que acaso insinuaran en su día que la susodicha campaña iba a ser selectiva.

 

Al comienzo de su primer mandato, Obasanjo inauguró una comisión de investigación sobre la quiebra de Nigerian Airways y 3 años más tarde se hizo público un informe en el que se implicaba a altos ejecutivos de la aerolínea,  miembros de diversos ministerios y otros cargos políticos en la quiebra de la aerolínea con motivo de apropiación indebida de fondos. Pues bien, al parecer no solo no se ha condenado a nadie sino que se despidió al Auditor General de la Federación, que es el que hizo pública la auditoría del presunto desfalco.

 

Otro informe denominado el "Idris Kuta Report" que se dice implicaba a muchos senadores en casos de abuso criminal de poder ha desaparecido misteriosamente, y también se desconoce el paradero del llamado "Pius Okigbo Report" que investigaba la presunta desaparición de $12.000 millones procedentes de venta de petróleo durante la Primera Guerra del Golfo cuando Babangida ostentaba el poder.

 

Ciertos casos han corrido mejor suerte, tales y como el del fraude del Esquema del Documento Nacional de Identidad o el caso Halliburn de evasión fiscal. Pero es que en el primero de éstos, el delito lo descubrieron funcionarios del gobierno Británico cuando detuvieron a un sujeto en Londres en posesión de una gran cantidad de dinero en el transcurso de un control antiterrorista. El individuo, que no quería ser acusado de terrorista, al parecer confesó la procedencia de los fondos, y los Británicos informaron al gobierno Nigeriano. Y, en la segunda instancia, que involucraba a una empresa norteamericana en una operación clandestina de evasión de impuestos, fueron las autoridades americanas las que detectaron la infracción.

 

En ambas situaciones, una vez levantada la liebre, el Gobierno Nigeriano actuó porque les interesa que Reino Unido, EE-UU y otros países del G8 piensen que siguen volcados en su campaña anticorrupción. Y son muchos los observadores nigerianos que opinan que el gobierno no está haciendo todo lo que puede en combatir el principal problema del país que no es ni la falta de ayuda externa, ni el comercio injusto, ni la excesiva dependencia en una economía basada en el petróleo, sino la corrupción de sus propios políticos cuya conducta corrompe a todos los demás, en un sistema donde los funcionarios no cobran sus salarios porque no les pagan y además son irrisorios, con lo cual existe todo un tinglado de peajes irregulares. Éstos empiezan en el mismo aeropuerto con tasas clandestinas para traspasar el control de pasaportes y las aduanas, y acaban por extrañas visitas de supuestos empresarios nigerianos a los hoteles donde se alojan los extranjeros, proponiéndoles negocios inexistentes o 419s, que constituyen timos y fraudes acompañados de chantajes.

 

Desde su independencia del Reino Unido en 1960, Nigeria ha vivido 30 años de dictaduras militares y el fenómeno de la corrupción es prácticamente ley de vida. Con el dinero y los recursos del país se compran voluntades políticas para permanecer en el poder, se hacen y reciben favores de amigos, cuñados, senadores, gobernadores, familias y etnias en una nación donde existen más de 250 y el sistema tribal impone –por así decirlo- "ciertas obligaciones" de favoritismos. Y en un entorno semejante en el que no existen recompensas por el trabajo duro y honrado, se hincha el precio de los contratos para acomodar a múltiples comisionistas, aparecen y desaparecen expedientes, y se venden todo tipo de licencias y servicios tanto existentes como ficticios. En definitiva, impera la cleptocracia a expensas de la ética en todos los escalafones de la sociedad.

 

En tal escenario, no es de extrañar que exista escepticismo acerca de la voluntad real de Obasanjo para acabar con la corrupción e incluso hay quien dice que si realmente eso es lo que pretende, que comience por hacer público su patrimonio personal, el de sus más allegados y las cuentas públicas de su gobierno, en un país donde apenas existe la transparencia financiera.

 

En el mejor de los casos, el presidente tendría las manos atadas para embestir contra toda una oligarquía de políticos, ex-militares y poderosos hombres de negocios corruptos que han amenazado, según diversas fuentes, con derrocarle si osa atentar contra sus intereses. De ser esa la situación real, le quedan dos alternativas; o bien arriesgar creando un ministerio anticorrupción que substituya a sus tímidas comisiones de investigación y coja al toro por los cuernos, comenzando por los pesos pesados, al margen de las consecuencias, o seguir actuando como lo hace actualmente. Al margen de que exista o no "teatro" en sus actuaciones, Obasanjo no puede permitirse el lujo de olvidar que las miserables condiciones de vida en las que subsiste el grueso de la población de Nigeria – donde además un 50% de la misma es musulmana - constituyen terreno más que fértil para el terrorismo islámico. De hecho, bien pudiera estar el presidente sentado sobre un auténtico polvorín, cuya mecha la constituirían los miles de muertos de los últimos cinco años como resultado de choques interétnicos y religiosos entre musulmanes y cristianos, así como las recientes andanzas de Al Qaeda y derivados.

Diario Exterior (España)

 


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