Tratar de adentrarse en la mente del loco Hugo Chávez , quien pretende llevar el país a convertirse en otra Cuba, en desafío de la primera Ley de Einstein (“La locura es la repetición incesante del mismo proceso, esperando obtener un resultado diferente”) pudiera ser la clave para llegarle al hueso a esta pesadilla que nos acogota. Un inteligente amigo me ha dicho, con mucha razón, que cuando se escriba la historia de estos años, mucho del énfasis estará puesto en la situación mental de Chávez. Se hablará abiertamente de su locura, de su desequilibrio mental y de como la pandilla que lo acompañó hasta el final, por cobardía o corrupción, aceptaba su locura como representativa del mundo real.

En el futuro se recordarán estrategias de Chávez tales como el bombardeo de arepas, los gallineros verticales, las rutas de las empanadas, la creación de fichas para reemplazar la moneda, el reemplazo del dólar por el sucre y actitudes tales como su coprolalia, machismo y folklorismo exacerbado, como señales claras de una mente desquiciada. Y se preguntarán como era posible que ese hombre pudiera seguir imponiendo sus locuras a un país donde había miles si no millones de personas mentalmente sanas y hasta a una región ibero-americana en la cual algunos líderes, sietecueros morales, seguramente advertían su locura pero lo apoyaban o guardaban silencio.

Mi amigo me decía que hoy en día los procesos mentales de Chávez, en franco deterioro, constituyen la única “política del estado” que existe en Venezuela. Asombrosamente mucha gente que ve claramente su locura, insiste en considerarlo como un presidente “normalmente” pésimo y le hacen una oposición con guantes blancos, cuando deberían ejercerla llamando al manicomio más cercano para que se lo lleven pegando chillidos.

Mi amigo agrega que debemos tener siempre en mente que Chávez ya tiene mucho tiempo que no duerme bien y ello le ha ido acentuando su desequilibrio. A medida que las presiones sobre su caótico régimen aumentan desde todos lados, desde adentro y afuera del país, ha llegado a ver la disidencia y la diferencia de opiniones que usualmente son normales en una democracia como una traición o una amenaza de enemigos quienes desean asesinarlo. De allí que sus reacciones sean cada vez más espásticas, más violentas y estén alimentando el proceso de destrucción que existe en el país. Ello explica los insultos a líderes de otros países. Sus expropiaciones, anunciadas de manera imperial: “exprópiese”, son actos de fuerza que reafirman en su empobrecida mente una ilusión de poder que requiere cada vez más pruebas. El progresivo aislamiento (nos salimos de la comisión de derechos humanos, nos salimos de la OEA, que se joda la Union Europea, los congresistas estadounidenses son unos maricos, la Clinton es una condoleeza rubia) constituye un desafío permanente a un mundo que se atreve a criticar su falta de equilibrio, la ausencia de gobernabilidad que caracteriza su régimen. Su acercamiento a las FARC, a los déspotas del planeta, a los terroristas españoles, a Hizballah o Hamas, es perfectamente coherente con una situación anímica basada en un profundo complejo de inferioridad. El origen de su desequilibrio se remonta a su infancia, cuando fue objeto de rechazo maternal y a su adolescencia, en la cual no se le permitía la entrada a los bailes de los “ricos”.

Mi amigo prosigue su análisis diciéndome que muchos de los miembros del entorno de este desequilibrado ha encontrado en la combinación de su locura y su popularidad de pródigo la oportunidad para “vivírselo”. Chávez les ha ofrecido el vehículo perfecto pués su ansiedad es de poder, no tanto de acumulación de riquezas, aunque se haya acostumbrado a la vida de lujo que le da el poder sin límites y la disfrute, en abierto conflicto con los mensajes de ascetismo que dirige a los pobres. Manipuladores astutos, como Miquilena, Rangel, Ruperti, Fernández Berruecos, Chaderton, A. Toro Hardy, Alvarez Herrera, Uzcátegui, Adán, Cabello, Chacón, Camero, banqueros de nuevo cuño, los Kirchner, Ortega, Morales (con su carita de pendejo), Zapatero, Correíta y hasta Lugo, toda una fauna de maquiavelos tropicales, se han montado, en uno u otro momento, en ese autobús que lleva un loco al volante, a fin de avanzar sus agendas personales. Acomplejados como él, bajo su sombrilla autoritaria, han visto en su poder la oportunidad ideal para crearse una imagen de éxito, ilusoria para nosotros pero real para ellos: Maduro, Arias, Vivas, Escarrá el malo, Isaías, Russián, Ramírez, Alí, Cilia, Muller Rojas, García Carneiro, pare usted de contar.

De estos grupos ya hay algunos que ven más allá de su codicia y han abandonado el barco, como es el caso de Carrizales y su mujer, de largas vacaciones en Europa con sus ahorritos y uno que otro ministro, gobernador o militar.
Si a Chávez se le hiciera una sesión de psicoanálisis bajo el influjo de pentotal u otra droga de la verdad, probablemente respondería a las preguntas como sigue:

- Diga su nombre

- Hugo de la santísima trinidad Castrobolívar.

- Color de piel.

- Blanca, como la de mi taita Zamora.

- ¿Como pasó su infancia?

- Vendiendo caramelos y odiando a los muchachos del pueblo que me los compraban

- ¿Por que entró a la Academia militar?

- Porque no me sentía capaz de ir a la universidad.

- ¿Que deseaba ser usted?

- Jugador de beisból. No tengo paciencia para discutir y convencer. Me gusta correr y darle batazos a la pelota.

- ¿Cuál ha sido su mayor desencanto?

- Llegar a la presidencia por la via electoral. Quería llegar por vía del golpe y no tener que disimular tanto!

- ¿Quisiera casarse de nuevo?

- ¿Para qué? Tengo lo que necesito con una llamada al encargado de estos asuntos.

- ¿Que desea para Venezuela?

- Yo arriba, dándole fuete fuerte, desquitándome de lo que me hicieron.

- ¿Quien le hizo qué?

- Los ricos, los hijos de papá, los blancos del contri. Me quitaron lo mio. Ahora estoy cobrando.

Proximamente planificaremos una larga sesión con este paciente.

Fuente: Las armas de Coronel

www.hacer.org