España aparece pues en el Informe aquí analizado en dicho aspecto específico como “objetivo prioritario”,como “importante base de tránsito, financiación y logística para organizaciones terroristas de Europa”, como “cruce de caminos para los grupos terroristas internacionales” por su ubicación geográfica y por el alto número de inmigrantes tanto magrebíes como paquistaníes en nuestro suelo, y, en nuestro favor por lo menos en algo, como un Estado que aún siendo una importante base ha sabido perseguir agresivamente a quienes reclutan y a los que ayudan a los terroristas.
Aunque
haya podido pasar en buena medida desapercibida la categorización de nuestro
país como objetivo prioritario del terrorismo yihadista salafista, entre otras
cosas porque la publicación del Informe del Departamento de Estado de los EEUU
sobre Tendencias del Terrorismo en 2009 se ha producido en pleno verano, el 5
de agosto, y dicho mes ha estado dominado en términos informativos por noticias
como la recurrente crisis hispano-marroquí, lo cierto es que con el inicio del
curso político bueno es que volvamos a este documento y a las circunstancias
que lo rodean para dilucidar si tal aseveración está o no fundamentada.[1]
Las
referencias a España en el Informe
El
Informe presenta en primer lugar, y no hay que olvidarlo, a Al Qaida como la
principal amenaza para la seguridad nacional de los EEUU, es decir, con
prioridad frente a Estados con los que la superpotencia estadounidense tiene
más que desavenencias – como son la República Islámica de Irán, la República
Popular de Corea del Norte o Cuba – o incluso frente a actores no estatales
como los Talibán afganos y paquistaníes, el ambicioso y letal grupo Al Shabab
en Somalia o algunos residuos de la insurgencia iraquí distintos a Al Qaida en
Irak.
Una vez
dicho esto, y reconociendo la prioridad estratégica que para Al Qaida supone
los EEUU y viceversa, hay otros países y regiones que la red de redes –
considerada como Al Qaida central pero cada vez más interrelacionada con
sucursales regionales tan activas como Al Qaida en la Península Arábiga (AQPA)
o Al Qaida en las Tierras del Magreb Islámico (AQMI) – va considerando
centrales en su propaganda, que siempre es invitación al compromiso combatiente
para quien esté en condiciones de llevarlo a cabo, y ello independientemente de
las operaciones específicas que esa Al Qaida central pueda preparar y llevar a
término con sus propios medios.
Que
dichas invitaciones son captadas de inmediato y canalizadas al máximo de
potenciales ejecutores de ataques en diversas dimensiones – desde el alimento
de propaganda hostil en términos de radicalización hasta ataques artesanales
pasando por atentados bien pergeñados contra sus objetivos dentro o incluso
fuera de sus fronteras – nos lo confirma la continua detención en suelo europeo
de alimentadores o propagadores del mensaje yihadista a través de Internet,
labor que, no lo olvidemos, pueden llevar adelante hombres y mujeres, jóvenes y
viejos, legales e ilegales, y que sólo en los últimos tiempos han ido siendo
incorporados en términos de elementos fundamentales de la empresa terrorista
por los códigos penales de importantes países occidentales y no occidentales. En
España el problema es que no sólo existen ejemplos concretos de individuos más
o menos aislados susceptibles de coadyuvar a ese Yihad guerrero en el que
nuestro país es objetivo, y ello por varias causas/excusas que veremos a
continuación, sino que una organización terrorista potente y con ambiciones
globales como es AQMI nos considera integrados – a nosotros más que a otros
europeos que otrora tuvieron un contacto más o menos estrecho con el Islam como
Italia, Francia, Grecia, Portugal o Bulgaria, entre otros – en su campo de
batalla, y ello es así, recordémoslo, y no sólo porque Ceuta y Melilla son
ciudades españolas ubicadas geográficamente en el norte de África.[2] La
denominación de Al Ándalus, es decir “la tierra de los vándalos”, los bárbaros
que en la visión reduccionista del invasor musulmán del 711 poblaban las
tierras al otro lado del Estrecho de Gibraltar (“Djebel Al Tarik” o “Montaña de
Tarik” por el nombre del jefezuelo Tarik Ben Zyad que guió a las mesnadas
árabes y beréberes islamizadas que invadieron estas tierras meridionales de
Europa),[3] está omnipresente en la propaganda de AQMI, a través de su logotipo
permanente en pantalla cuyo significado es el mismo que para otros canales de
comunicación pueda ser el logotipo de CNN o de Al Jazira con el agravante de
que en el de AQMI hay un agresivo contenido reivindicatorio.[4] Ese mensaje
subliminal que recuerda la obligación de recuperar el idealizado “Al Ándalus”
para el Islam debería de ser combatido con fondos de la famosa Alianza de
Civilizaciones si es que lo que esta pretende de verdad es afianzar
aproximaciones correctas y constructivas y no tergiversaciones feroces y muy
nocivas de la Historia común de musulmanes y no musulmanes. A muchos puede
parecerles que las palabra de un Imam o de un poeta refiriéndose al ensoñado
mundo de Al Ándalus en términos de obligación de recuperarlo son anecdóticas, e
incluso emotivas y bucólicas, pero nada hay más alejado de dicha
interpretación: cuando AQMI considera obligado recuperar ese escenario que por
supuesto no tiene límites geográficos – atención amigos y hermanos portugueses
o franceses meridionales – y cuando el Estado marroquí y sus instrumentos
“populares” calientan aún más el verano hablando de presidios e introduciendo a
la isla de Alborán en algunos de sus comentarios, es necesario, hoy más que
nunca, hacer pedagogía. Lo más grave no es que AQMI y Marruecos como Estado
coincidan en objetivos, que no lo hacen, sino que los amenazados, es decir,
nosotros, debemos de reaccionar para no permitir que los silencios se puedan
convertir en, o interpretar como, asentimientos y no lo hacemos con la
rotundidad que se hace necesaria. Llegados a este punto no está de más recordar
la ingenuidad con la que se actuó al colocar a los vehículos de nuestras fuerzas
desplegadas en avisperos como Afganistán e Irak la referencia a “Al Ándalus”
escrita en árabe, como si ello fuera a hacernos aparecer como más próximos a la
población local y, quién sabe, sino también a blindarnos en alguna medida
frente a los posibles ataques del enemigo.
España
aparece pues en el Informe aquí analizado en dicho aspecto específico como
“objetivo prioritario”,[5] como “importante base de tránsito, financiación y
logística para organizaciones terroristas de Europa”, como “cruce de caminos
para los grupos terroristas internacionales” por su ubicación geográfica y por
el alto número de inmigrantes tanto magrebíes como paquistaníes en nuestro
suelo, y, en nuestro favor por lo menos en algo, como un Estado que aún siendo
una importante base ha sabido perseguir agresivamente a quienes reclutan y a
los que ayudan a los terroristas.[6] Para atestiguar esta última afirmación no
hay más que echar la vista atrás y recorrer la treintena de operaciones
antiterroristas contra yihadistas salafistas llevadas a cabo por nuestras
Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y por policías autonómicas como los
Mossos d’Esquadra o la Ertzaintza. En ellas y a lo largo de 2009 fueron
detenidos, tal y como nos recuerda el Informe, 14 individuos. La mayoría de los
integrantes de las células y redes desarticuladas, muchos de cuyos miembros
pasaron por el banquillo de los acusados y recibieron penas de cárcel, lo
hicieron por delitos como el apoyo logístico, el reclutamiento o el envío de
terroristas a escenarios foráneos, pero algunos también fueron condenados por
planificar atentados en nuestro suelo emulando a sus predecesores del 11-M.[7]
Ese intento de atentado suicida en Barcelona ordenado desde Waziristán del
Norte por el entonces líder del sanguinario Movimiento Talibán de Pakistán (TTP)
Baitullah Mehsud fue evitado por la diligente intervención de la Guardia Civil,
y en el proceso seguido contra los acusados casi un año después de su
detención, en diciembre de 2009, los once fueron condenados a penas que van
desde los 8,5 hasta los 14,5 años de cárcel, penas relativamente livianas dado
que se trataba de un atentado terrorista en grado de tentativa. En lo que
respecta a los juicios contra implicados en los atentados de Madrid del aciago
11 de marzo de 2004, en noviembre de 2009 fueron juzgadas siete personas y
España y Marruecos siguen manteniendo una fluida colaboración bilateral en el
esfuerzo por seguir desmadejando la trama terrorista en la que nacionales
marroquíes están muy presentes.
Precisamente
el Informe estadounidense destaca no sólo la cuestión de Al Ándalus y nuestros
territorios norteafricanos sino también la contribución militar española en
escenarios como Afganistán y Líbano, por citar las que aquí verdaderamente
interesan que son las desplegadas en rincones del orbe islámico, misiones que
cita expresamente y que, aunque la intensidad de nuestra participación es la
que es en términos bélicos, solivianta a algunos círculos musulmanes y, en
particular, a los yihadistas salafistas. Con un millar largo de efectivos
desplegados en la crecientemente convulsa región noroccidental de Afganistán y
con otro además muy visible en el Líbano, donde España tiene ahora el mando
rotatorio de la Fuerza de Interposición de las Naciones Unidas en Líbano
(FINUL), con lo que ello ha supuesto este verano cuando se han producido
enfrentamientos armados en la muy sensible frontera con Israel, tales misiones
sirve para que muchos nos feliciten para también para que otros, también
muchos, nos vilipendien. En noviembre de 2008, cuando se cumplían algo más de
dos años de nuestra misión libanesa, vídeos yihadistas presentaban nuestra
bandera junto con las de Dinamarca, Francia, Israel y la ONU, entre otras, como
objetivo del fuego de los terroristas, quienes nos acusaban de estar en Líbano
no como fuerza se interposición sino para proteger a Israel, idea esta que los
también terroristas de Hizbollah (el shií Partido de Dios libanés), que poco
importa que sean adversarios de Al Qaida, también suele hacer circular por la
zona en sus canales de propaganda (la cadena de televisión “Al Manar” cuya
señal aliados nuestros como Francia ya han bloqueado) incrementando las
amenazas contra nuestros compatriotas. En noviembre de 2008 las autodenominadas
Brigadas de Abdullah Azzam – un predicador palestino fallecido en 1989 y que
hasta su muerte violenta fue el mentor de Osama Bin Laden en Pakistán a fines
de los ochenta y a quien podemos situar como uno de los padres fundadores de Al
Qaida – amenazaban a través de mensajes colgados en Internet por nuestra
presencia en Líbano, y dicha amenaza seguía en el tiempo a otra también
electrónica lanzada por AQMI en septiembre de aquel año.
Desde su
fundación en febrero de 2007 como AQMI, herederos en buena medida del
sanguinario terrorismo yihadista argelino y con aspiraciones a integrar bajo su
paraguas a todos los otros grupos existentes en el resto del Gran Magreb, estos
terroristas han venido amenazando de forma permanente a España/”Al Ándalus
incompleto”, y esa organización terrorista acaba de ganarnos a todos un largo pulso
con la liberación previo pago de rescate y humillante suelta de preso/s de los
dos cooperantes que quedaban aún en sus manos tras soltar previamente a la
tercera rehén: los tres habían sido secuestrados el 29 de noviembre de 2009 en
la carretera que une Nuahdibú con Nuakchott, en Mauritania.
¿Hay
firmeza en la lucha contra el terrorismo yihadista salafista en la zona?
A muchos
puede parecerles un sarcasmo leer en el apartado sobre nuestro país del Informe
del Departamento de Estado que España se esforzó en 2009 en la lucha global
contra la financiación del terrorismo, sobre todo a raíz de que se pagara
rescate, como se ha hecho, por los citados cooperantes, y ello a pesar de que,
como es lógico, el Estado nunca reconozca que dicho pago se ha producido.
España
está haciendo bien los deberes, según el Departamento de Estado, cuando se
recuerda cómo el Consejo de Ministros español aprobó, en noviembre de 2009, una
reforma del Código Penal para adaptarlo a las modificaciones introducidas en
materia de frente penal contra el terrorismo por la Convención Europea sobre
Prevención del Terrorismo del Consejo de Europa. Así, se han introducido
modificaciones durante largo tiempo pedidas por algunos de nosotros para
incorporar cuestiones tradicionalmente resbaladizas en términos procesales y
penales como el reclutamiento, el entrenamiento, el adoctrinamiento o la
financiación de actividades terroristas.[8] Por otro lado, nuestro país no sólo
habría trabajado con ahínco en las iniciativas Megaports y Container Security
para evitar el aprovechamiento por los terroristas de las vías marítimas de
comunicaciones sino que, además, el Informe destaca nuestra labor en la lucha
contra el frente financiero del terrorismo desde instituciones económicas
internacionales varias. Así, junto a su pertenencia al intergubernamental
Financial Action Task Force, España es un miembro muy activo del Grupo de
Acción Contraterrorista del G-8 y apoya económicamente, entre otras medidas y
ya llevadas a un terreno subregional pero enormemente importante en términos de
crear solidaridades de hecho, la labor del Centro Africano de Estudios y
Análisis sobre el Terrorismo (el CAERT, en sus siglas en francés y con sede en
Argel) de la Unión Africana (UA), que precisamente ahora prepara un análisis
amplio sobre la financiación del terrorismo y las claves de esa necesaria lucha
en frente tan importante.
El
Informe acaba su referencia a España destacando cómo en junio de 2009 una
visita a Washinton DC del Ministro español del Interior, Alfredo Pérez
Rubalcaba, sirvió para que firmara tanto un Acuerdo con el Fiscal General
estadounidense, Eric Holder, destinado a Prevenir y Combatir Grandes Crímenes,
y que permitirá el intercambio de huellas dactilares y otros datos de interés
correspondientes a terroristas y grandes criminales, como una Carta de
Intenciones con su homóloga, la Secretaria del Departamento de Seguridad
Interior, Janet Napolitano, para reforzar la colaboración bilateral en materia
científica y tecnológica contra las amenazas transnacionales.
Vincular
las referencias del Informe del Departamento de Estado que son específicas para
España con las dedicadas a países del Magreb como Argelia, sobre todo, y
también Marruecos, es importante. En efecto, y siempre dentro del Capítulo 2
referido a los Informes sobre Países clasificados en regiones y subregiones, la
referencia a Argelia comienza hablando del declive del activismo terrorista en
el país, pero ello sin caer en la ingenuidad en la que algunos caen
considerando poco menos que AQMI, y sus pilares argelinos, comienzan a
mostrarse exhaustos. Tras aludir a los ataques que sigue habiendo en zonas
rurales – pensemos en la siempre atribulada Cabilia, donde situamos el último
de los ataque suicidas que se ha producido a principios de agosto en la capital
regional, Tizi Uzu – se centra en la industria de los secuestros en el sur
profundo, con ramificaciones transfronterizas a Mauritania, Malí y Níger.[9]
Muy preocupante es la importancia que concede el Informe a la mejora notable de
los sistemas de comunicación y de propaganda de AQMI a partir de 2008, con
particulares referencias a esos vídeos en los que se muestran ataques
terroristas contra las Fuerzas Armadas y las Fuerzas de Seguridad argelinas
siendo muy didácticos en la presentación los terroristas que las dirigen:
preocupante es porque estos vídeos y otras herramientas propagandísticas de
AQMI son las más vistas en nuestro país y en otros rincones de Europa por
individuos susceptibles de unirse a un Yihad guerrero tan bien presentado.
Precisamente
para tratar de acabar con el erial terrorista en que se ha convertido el sur
profundo argelino que conecta con Mauritania, Malí y Níger, y con crecientes
ramificaciones a otros países porque hará todo menos detenerse, el Gobierno de
Argel lanzó en agosto de 2009 una iniciativa abrazada por los países citados y
que consiste en el establecimiento de un mando regional en Tammanrasset para
coordinar los esfuerzos antiterroristas de los cuatro Estados. Aún es pronto
para emitir una valoración sobre lo que no sólo la creación de dicho Mando
puede haber supuesto en términos de seguridad, y muchos se ven tentados a
hablar de ineficacia sobre todo a la luz de los recientes acontecimientos
ligados a la liberación de los dos rehenes españoles, pero lo que sí está claro
es que el principio de una solución a esta amenaza pasa porque los países más
afectados, que son los musulmanes de la región, adopten no sólo una postura más
coordinada sino también más contundente. Las inquietantes maniobras
negociadoras con los yihadistas llevadas adelante por países como Argelia,
Libia y Mauritania sólo podrán dar frutos reales cuando este enemigo haya
asumido que la victoria es imposible, pero ahora distamos mucho de haber
llegado a tal situación dado que no sólo se cree bendecido por Dios sino que,
además, consigue sacarnos jugosos rescates a cambio de las vidas de algunos de
nuestros compatriotas. La reciente liberación de otros 37 yihadistas salafistas
del Grupo Islámico Combatiente Libio (GICL), entre ellos el que fuera chófer de
Bin Laden, Nasser Tailamoun, y un antiguo preso de Guantámo entregado a Libia
en 2007, Abu Sofian Guemou, producida a fines de agosto, tras la mediación de
nuevo de la Fundación Gaddafi, y el anuncio de una nueva ronda de discusiones
entre ulemas (doctores de derecho islámico y máximos intérpretes de la religión
musulmana) y yihadistas salafistas presos en la Cárcel Central de Nuakchott,
hecha en las mismas fechas, no son ninguna de ellas buenas noticias por
producirse precisamente en un momento de revitalización del terrorismo
yihadista salafista en diversos frentes, en particular en el Sahel.[10] El
Informe del Departamento de Estado recuerda cómo el GICL siguió la estela del
GSPC y su líder anunció, en noviembre de 2007 desde Pakistán, su plena fidelización
a Al Qaida, y luego describe pormenorizadamente aunque sin emitir una opinión
clara que el proceso de reinserción libio habría permitido a al menos 144
miembros del GICL y a unos 60 radicales de otros grupos reinsertarse a lo largo
de 2009, a los que habría luego que añadir los que lo han hecho este año.
Finalmente, en su referencia a Marruecos, el Informe abunda en la visión
tradicionalmente confiada de los EEUU con respecto a los esfuerzos marroquíes
en materia de seguridad, pero su descripción de las muchas operaciones
policiales llevadas adelante en el Reino de manera preventiva a lo largo de
2009 da una idea clara de que la amenaza existe, y ello a pesar del programa
oficial de desradicalización que no se pierde ocasión para elogiar. Inquieta
particularmente la detención, en septiembre de 2009, de 38 individuos a los que
se acusó de estar preparando su marcha tanto a Irak como a Argelia, con la idea
de entrenarse previamente en campos móviles argelinos de AQMI antes de marchar
a Irak.
Vemos
pues que operaciones militares combinadas como la franco-mauritana contra un
campamento de AQMI, realizada en el norte de Malí en julio y que costó la vida
a seis terroristas, son la excepción, y que lo que podemos inventariar es un
reforzamiento progresivo del frente yihadista salafista aunque sólo sea por las
concesiones que se le hacen, tanto en términos de pagos de rescates como en el
de liberación de sus miembros supuestamente arrepentidos.
Carlos
Echeverría Jesús (Madrid, 26 de marzo de 1963) es Profesor de Relaciones
Internacionales de la UNED y responsable de la Sección Observatorio del Islam
de la revista mensual War Heat Internacional. Ha trabajado en diversas
organizaciones internacionales (UEO, UE y OTAN) y entre 2003 y 2004 fue Coordinador
en España del Proyecto "Undestanding Terrorism" financiado por el
Departamento de Defensa de los EEUU a través del Institute for Defense Analysis
(IDA). Como Analista del Grupo asume la dirección del área de Terrorismo
Yihadista Salafista.
Notas
[1] El
documento puede encontrarse dividido en capítulos geográficos y temáticos en la
dirección www.state.gov/s/ct/rls/crt/2009.htm.
[2] El
caso más reciente de individuo detenido por las fuerzas de seguridad, en este
caso por la Guardia Civil, es el de el marroquí residente en España Faiçal
Errari, capturado a principios de septiembre en la localidad alicantina de
Poble Nou de Benitatxell. Semanas antes había sido detenido en Tortosa por los
Mossos d’Esquadra un paquistaní buscado por INTERPOL por terrorismo y que a
buen seguro será extraditado a su país. Véase “Islamismo. España. Tierra del
Yihad guerrero” GEES en Libertad Digital 3 septiembre 2010, en www.gees.org.
[3] El
nombre de Tarik Ben Zyad está peligrosamente presente no sólo denominando a
“katibas” y “falanges” terroristas, antes del Grupo Islámico Armado (GIA) y del
Grupo Salafista para la Predicación y el Combate (GSPC) argelinos, y más
recientemente también en ese tipo de células de AQMI, sino también a lugares
aparentemente inocuos como mezquitas, oratorios, madrazas (escuelas coránicas)
o pastelerías y restaurantes por doquier, dentro del mundo islámico pero
también en nuestro suelo. Es curioso que a casi nadie le importe que se evoque
al líder de una invasión, aunque esta tuviera lugar en un año tan lejano como
el 711, y se vilipendie sin contemplaciones al ex Presidente del Gobierno José
María Aznar cuando este no hacía sino constatar esta realidad de la invasión en
el marco de una aproximación intelectual a nuestro marco histórico y geográfico
de contacto, interrelación y, en ocasiones de conflicto con el Islam, en una
conferencia pronunciada en la Universidad de Georgetown, en Washington DC.
[4] El
susodicho Informe del Departamento de Estado considera que la decisión de AQMI,
de octubre de 2009, de denominar a su pomposo “Instituto de Comunicación” Al
Ándalus, preocupó y mucho a nuestras autoridades.
[5] La
referencia específica a España aparece en el capítulo titulado “Chapter 2.
Country Reports: Europe and Eurasia Overview” y puede consultarse directamente
en la dirección www.state.gov/s/ct/rls/crt/2009/140885.htm.
[6]
Sobre el impacto mediático del Informe en la prensa española de esas fechas
destacaremos tanto el análisis de Bernabé GUTIÉRREZ: “Al-Qaeda sigue siendo la
principal amenaza a la seguridad nacional de EEUU” Periódico Atenea
Digital 11 agosto 2010, en
www.grupoateneasd.es como el publicado a triple página por J. M. ZULOAGA y
titulado “EEUU señala a España como objetivo prioritario de Al Qaida” La Razón
6 agosto 2010, pp. 18-19.
[7] La
célula paquistaní desarticulada por la Guardia Civil en enero de 2008 en
Barcelona planificaba nada menos que cometer atentados suicidas en el metro de
la ciudad, y cabe citar que esta emblemática urbe ya había sido fijada como
objetivo previamente por un francés de origen marroquí que meses antes era
detenido por los Mossos d’Esquadra cuando desde Francia se dirigía a la Ciudad
Condal a cometer un atentado presumiblemente también suicida.
[8] Buen
momento es precisamente este para recordar cómo en España la Ley de Partidos
entre otras herramientas jurídicas, supuso el principio del fin de la impunidad
con la que el entorno “civil” de ETA se había movido durante años aprovechando
dichas ventajas para alimentar, y mucho, la hidra terrorista.
[9]
Véanse las referencias a Argelia y a otros tres Estados magrebíes – de
Mauritania se hablará curiosamente más, y sólo de pasada, en el Capítulo 5
referido a Santuarios terroristas que en el Capítulo 2 referido a países – en
el “Chapter 2. Country Reports: Middle East and North Africa Overview”
en la dirección www.state.gov/s/ct/rls/crt/2009/140886.htm.
[10]
Sobre las liberaciones producidas en la Prisión de Abu Salim, en Trípoli, véase
el despacho de la agencia de noticias francesa AFP, titulado “Libya releases
Islamists including bin Laden driver”, y sobre la recuperación de la fórmula de
las discusiones sobre asuntos religiosos y su tergiversación por los yihadistas
salafistas véase el despacho de la agencia de noticias china Xinhua titulado
“Le dialogue avec les salafistes se poursuivra prochaimement” en
www.canalrim.info/spip.php?article1257. No olvidemos que es precisamente de la
Prisión Central de Nuakchott de donde fue enviado a Malí para liberarlo el
secuestrador de nuestros compatriotas cooperantes, y ello tras haber recibido
una condena de prisión de 12 años por dicho delito y por colaboración con AQMI.