El párrafo modificado rezaría así: "Son derechos sociales, esenciales para la búsqueda de la felicidad, la educación, la salud, la alimentación, el trabajo, la habitación, el descanso, la seguridad social, la protección a la maternidad y a la infancia y la asistencia a los desamparados".
Según Juliana Peixoto, investigadora de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), para la mayoría de los brasileños la felicidad no está asociada con esos derechos sino que es una cualidad intrínseca, que va más allá de la posición social o económica.
"Es parte de la idiosincrasia: ser feliz en cualquier situación en la que estés", le explicó a BBC Mundo.
Es quizás por eso que el senador y ex ministro de Educación bajo el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva, Cristovam Buarque, -autor de la enmienda- consideró importante establecer ese vínculo, para ayudar a la población a tener una noción más concreta de sus derechos.
"Los derechos sociales son algo abstracto para el individuo. El derecho a la educación es un concepto abstracto, pero el derecho a buscar la felicidad por medio de la educación comienza a interiorizar el derecho social", aseguró.
Buarque, del Partido Democrático Laborista, aclaró que la enmienda no busca garantizar por ley la felicidad de los brasileños, porque eso sería imposible, pero propone "el derecho a buscar la felicidad por medio de la educación, la salud, la seguridad".
En su opinión, la propuesta además "compromete a los gobiernos y a los Estados a asegurar los derechos sociales del pueblo".
Cambios sociales
Según un sondeo realizado en 2008 por el Instituto Gallup World Poll y presentado por la Fundación Getulio Vargas (FGV), la felicidad de los brasileños es superior a su PIB.
La encuesta también mostró que los brasileños de entre 15 y 29 años tenían mayor esperanza de ser felices durante los próximos cinco años que los jóvenes del resto del mundo.
Para muchos observadores, el fuerte crecimiento económico que experimentó el país durante la última década ha aumentado los niveles de optimismo entre la población.
Erasto Almeida, analista brasileño de la consultora internacional Eurasia Group, le dijo a BBC Mundo que este crecimiento también generó una nueva clase media más consciente de sus derechos sociales.
"En la medida que más gente sale de la pobreza, cada vez hay más personas preocupadas por cuestiones menos inmediatas, como la salud, la educación y la seguridad", señaló.
No todos están de acuerdo
No obstante, algunos críticos de la propuesta para enmendar la Constitución consideran que si bien esos derechos sociales son importantes, es imposible aseverar que su obtención garantizará la felicidad.
El abogado Renato Pacca escribió en un blog en el sitio online del diario O Globo que la felicidad es individual y subjetiva, y por lo tanto su búsqueda no debería ser un derecho constitucional.
"Es evidente que el Estado brasileño debe cumplir con sus obligaciones, pero entretanto no necesita prometer el cielo y la tierra y podar la independencia del individuo en busca de su propia felicidad", consideró.