Los indicios de que algo estaba cambiando se empezaron a notar hace un año, en abril de 2013, durante las graves inundaciones que afectaron a la ciudad de La Plata, la capital provincial de Buenos Aires.
Como suele ocurrir durante desastres naturales, las Fuerzas Armadas
argentinas desplegaron un operativo de ayuda a los damnificados. Pero no lo
hicieron solos. Los uniformados trabajaron codo a codo con militantes de la
agrupación juvenil kirchnerista La Cámpora, algo que llamó la atención de muchos
medios locales.
Los nuevos lazos entre el gobierno y el Ejército se hicieron más explícitos
pocos meses después, durante la ceremonia de asunción del nuevo jefe del
Ejército nombrado por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
"Pretendo un Ejército maduro, mirando hacia el futuro, con clara esperanza y
renovadas ansias, para acompañar el proyecto nacional que hoy se encuentra vivo
e instalado en el corazón y la mente de los argentinos", dijo entonces el
general César Milani.
Era la primera vez, desde el regreso a la democracia, en 1983, que un líder
militar se subordinaba a un proyecto político, en este caso el kirchnerismo.
El acercamiento también representó un giro de 180 grados en la relación entre
el gobierno y las Fuerzas Armadas, muchos de cuyos miembros fueron llevados a
juicio por las autoridades por su actuación durante el último régimen militar de
1976-1983.
"Hoy se abre un nuevo ciclo de la vida del Ejército", advirtió Milani al
asumir en julio pasado, algo que ratificó la jefa de Estado en su discurso de
apertura del Congreso, en marzo, cuando dijo que su intención era lograr "una
integración de nuestras Fuerzas Armadas a la sociedad".
Esa integración se plasmó en dos proyectos sociales que actualmente realizan
miembros del Ejército junto con militantes de La Cámpora y representantes de la
Asociación Madres de Plaza de Mayo, una organización afín al gobierno.
En ambos proyectos -uno en la capital argentina y otro en el Gran Buenos
Aires- grupos de soldados se ocupan de urbanizar asentamientos precarios.
Obras sociales
Un vocero de las Madres de Plaza de Mayo dijo a BBC Mundo que los proyectos
surgieron por una propuesta que le realizó la líder de las Madres, Hebe de
Bonafini, a Milani, para trabajar en conjunto.
"Las Madres vieron que hoy hay otro Ejército y quieren un Ejército del pueblo
y para el pueblo", afirmó el portavoz.
Bonafini se convirtió en una inesperada defensora del jefe del Ejército,
quien está siendo investigado por presunto enriquecimiento ilícito y es
cuestionado por grupos de derechos humanos que lo acusan de haber cometido
abusos durante el último régimen militar, algo que Milani niega.
Muchos creen que las nuevas tareas sociales que realizan los soldados son
parte de una estrategia de "lavado de cara" de las Fuerzas Armadas, que buscan
mejorar su imagen ante la sociedad.
Adam Isacson, experto en temas militares de la Oficina en Washington para
Asuntos Latinoamericanos (WOLA) dijo a BBC Mundo que los uniformados en
Argentina tienen uno de los niveles más bajos de popularidad de toda la
región.
Sin embargo, otros expresaron su preocupación por las acciones que realizan
los soldados.
"No es nuevo que el Ejército trabaje en materia social. Lo ha hecho siempre,
frente a emergencias y necesidades de diverso tipo. Lo nuevo es que lo haga con
una definida identificación política", señaló el experto en asuntos de Defensa
argentino, Rosendo Fraga.
¿“Bolivarianización”
Según Fraga y otros críticos del gobierno, esta politización de las Fuerzas
Armadas es característica de los países que integran la Alianza Bolivariana de
las Américas (ALBA).
"En Cuba y Venezuela se tiene a los militares como un elemento central de la
coalición que está en el poder, mientras que en Ecuador, Bolivia y Nicaragua son
un elemento relevante", afirmó el especialista.
Mientras que expertos en Defensa coinciden en que Argentina está muy lejos de
tener un nivel similar de injerencia de los militares en la vida política,
algunos advierten que las tareas sociales que realizan los uniformados junto a
militantes son un mal precedente.
"La historia de América Latina ha mostrado lo peligroso que es la
politización de las Fuerzas Armadas", dijo a BBC Mundo Isacson, quien también
alertó sobre los riesgos de que los soldados realicen tareas sociales.
"Puede resultar una situación resbaladiza… Empieza con una serie de proyectos
sociales benignos, pero cuando hay problemas de inseguridad la gente reclama más
presencia militar porque la imagen de un soldado con una pala es muy amigable",
advirtió.
"Podría ser peligroso en el futuro", dijo, resaltando que la mitad de la
población argentina nació después del regreso a la democracia y no tiene tanta
conciencia sobre los abusos cometidos en el pasado.
Sin embargo, desde las Madres de Plaza de Mayo descartaron cualquier
peligro.
"El modelo histórico del Ejército solo sirvió para guerras infames y para dar
golpes de Estado cívico-militares. Si este nuevo Ejército -que está cerca del
pueblo- sirve para realizar tareas sociales, bienvenido sea", señaló el vocero
de la asociación.