La canciller alemana rompe la moratoria aprobada por su Gobierno en 2010 y recupera el plan del Ejecutivo anterior.
El Gobierno alemán ha decidido esta madrugada la desconexión de todas las
centrales nucleares del país antes de 2022. La coalición de centro-derecha que
preside la canciller Angela Merkel da así marcha atrás a la ampliación de la
vida útil de las nucleares alemanas que había aprobado hace solo ocho meses. El
ministro de Medio Ambiente Norbert Röttgen, democristiano como Merkel, ha
explicado hoy que las siete centrales más viejas permanecerán apagadas. Tampoco
volverá a funcionar nunca el "reactor de las averías" de Krümmel, cerca de
Hamburgo.
La Unión Demócrata Cristiana (CDU) y sus socios liberales del FDP se
presentaron a las elecciones de 2009 defendiendo la energía nuclear como
"tecnología de transición". A finales de 2010, CDU y FDP reformaron la ley de
desconexión nuclear de 2002, según la cual las 17 centrales dejarían el servicio
hacia 2021. El desastre nuclear de Fukushima llevó a Merkel a introducir
en marzo una moratoria de tres meses sobre esta ampliación. Esta noche,
el Consejo de Ministros ha restaurado el proyecto de desconexión de 2002.
Dice el ministro Röttgen que es una decisión "consistente y consecuente".
Consecuente, según se mire. La de ampliar la vida útil de las nucleares por una media de 12 años
fue una de las decisiones más polémicas de Merkel. La canciller chocó con el
escepticismo antinuclear de la mayoría de los alemanes, pero se ganó al tiempo
las simpatías de las grandes eléctricas y de la industria. Merkel, a menudo
tildada de indecisa y poco tajante, dio el puñetazo en la mesa para emprender
uno de sus escasos giros a la derecha desde que logró deshacerse de los
socialdemócratas del SPD para formar su segundo Gobierno, esta vez con sus
anhelados liberales.
El avance de Los Verdes
Pero Fukushima dio al traste con todas las ventajas que pudo haber obtenido
de esta decisión. La sonora derrota de marzo en el feudo democristiano de
Baden-Württemberg, donde la CDU gobernaba desde hacía 60 años, fue la
primera factura extendida por los votantes a su política energética. Un Verde
gobierna ahora en Stuttgart. Merkel, pragmática superviviente, quiere pintar de
verde sus esperanzas para las generales de 2013.
Ha vuelto para ello a poner en solfa la credibilidad de sus socios liberales,
que han sido los principales adalides de la ampliación de la vida útil de las
nucleares. Es posible que lo considere un mero daño colateral, puesto que el FDP
está hundido en todas las encuestas y ha cosechado una derrota tras otra en las
elecciones regionales celebradas desde que obtuvieron aquél excelente 14,6% que
les permitió pactar con Merkel en 2009.
La canciller se esfuerza ahora en alcanzar el consenso parlamentario. Intenta
ganarse para ello a Los Verdes y al SPD. Éstos decidieron el "apagón nuclear" en
el año 2002, cuando Gerhard Schröder (SPD) era canciller federal.